Los Gallos deben luchar contra su propio fantasma

Relacionados

Yunior Ibarra: Mi aspiración es estar otra vez en el Cuba

Eriel Sánchez: Siempre voy por lo más grande

La fidelidad de Andrade

A los Gallos les llegó otra vez su hora. Está por comenzar la “guerra” de los play off, una guerra que enfrentan hace 10 años, sin que hayan podido lograr el botín principal.

A esta hora ni siquiera Matanzas, el contrario que enfrentará este martes a partir de las ocho y treinta de la noche, es lo más importante. El rival más fuerte que vuelve a enfrentar el elenco que ahora dirige Ruperto Zamora es el propio equipo espirituano.

En predios espirituanos se exacerba la polémica y crece la expectativa en torno a la suerte de una selección que ha llegado pero no se ha pasado y no ha logrado convencer de sus reales potencialidades.

En la disquisición de pronósticos, muy pocos apuestan por Sancti Spíritus, no tanto por ser el elenco que con menor cantidad de victorias avanzó entre los ocho clasificados, sino, sobre todo, por las interrogantes que ha dejado en cada temporada.

Esta vez algunos se arriesgan a predecir una victoria ante Matanzas en cuartos de final, a partir del hecho de que el equipo yumurino no está adaptado a la presión adicional que se vive en esta fase y porque, a fin de cuentas, no hay mal que dure 100 años, ni equipo que lo resista.

Pero a esta hora ni siquiera el contrario que enfrentará este martes a partir de las ocho y treinta de la noche es lo más importante. El rival más fuerte que vuelve a enfrentar el elenco que ahora dirige Ruperto Zamora es el propio equipo.

Temporada tras temporada diferentes conjuntos se han “atravesado” en el camino hacia el podio: Pinar del Río, Industriales, La Habana, Holguín. Ello  confirma la teoría de que no ha existido mayor contrario que su propia incapacidad para imponer el respeto que como equipo debía.

Cuajado de figuras de renombre, varias de ellas incluidas en las principales selecciones cubanas a eventos internacionales de calibre a lo largo de estos años, a los Gallos cuando no se les han silenciado los bates, les ha faltado el batazo clave, se ha caído la bola que no debía o el lanzador principal no ha logrado plantarse.

Aunque parezca contradictorio, el hecho de que pocos le concedan crédito a sus opciones al título puede ser un tanto a favor si se tiene en cuenta que Sancti Spíritus no reacciona bien ante las presiones: las del público, el escenario, la prensa…

Con un accionar inestable en la fase regular, los espirituanos deben enfrentarse a sus propias flaquezas. Muchos sustentan su esperanza en la posible entrada de un estelar como Frederich Cepeda, alejado en los últimos partidos por una dolencia en su hombro derecho.

No es tan simple. Una sola golondrina no hace verano. Al margen de cómo pueda responder, la asignatura pendiente a resolver por los espirituanos es el juego colectivo que hasta hoy no ha funcionado con el engranaje que se precisa para obtener un título. Habrá que ver cómo responden las figuras noveles que, si bien contribuyeron a que su elenco no decayera en momentos en que confluyeron lesiones importantes de varios atletas regulares, también lo es que son inexpertos en este tipo de juego decisivo.

A los Gallos también les han faltado ganas y garras en esta fase, a veces los mejores ingredientes para que cada departamento del juego responda.

Estas debilidades son fácilmente detectadas por sus adversarios que basan muchas veces su estrategia en la provocación -en el sentido más sano de la palabra- a fin de desestabilizar a un equipo que ha carecido de mentalidad ganadora y ha estado marcado por cierto conformismo de llegar hasta un punto y basta.

De cómo hayan sido capaces de superar tales obstáculos dependerá que puedan superar a un Matanzas que ha sido la noticia de la serie, sobre todo por su actitud en el terreno y la explotación a plenitud de las posibilidades de todos sus peloteros. Los Gallos deben luchar contra su propio fantasma si quieren granjearse el respeto definitivo de su afición que, tal vez por esa suerte de arraigo dependiente, sigue soñando en lo posible tras años de pesadillas.

Corresponde al bateo demostrar el protagonismo que le ha faltado en postemporada; al pitcheo, aprender a imponerse en el juego clave y a la defensa, compactar su accionar para cerrar brechas, más que en los errores, en las imprecisiones que han costado más de un juego y un play off.

Habrá que estar preparado para buscar variantes ofensivas por si los bates no responden, pero sobre todo echarle mano a  la combatividad que ha faltado por años en una fase donde muchas veces este elemento es el decisivo por encima de estadísticas y favoritismos.

Si los Gallos son capaces de superarse a sí mismos como el rival más peligroso, tendremos razones para soñar con algo grande como lo ha anunciado su mánager, aunque parezca que naveguemos contra la corriente.