El río Yayabo recibe labores paulatinas de saneamiento con el fin de menguar la contaminación a la que ha sido sometido por años.
Una ciudad de tradición que conserva los resquicios de la España colonial en sus fachadas, en sus calles y en su patrimonio intangible; eso es Sancti Spíritus, la villa que ha visto pasar la historia a la vera de su río más emblemático: el Yayabo.
A cinco siglos de que sus orillas devinieran punto de asentamiento definitivo para los espirituanos, el afluente recibe labores paulatinas de saneamiento con el fin de menguar la contaminación a la que ha sido sometido por años.
Escambray sigue de cerca el quehacer de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Mantenimiento Constructivo, perteneciente a la Empresa Provincial de Acueducto y Alcantarillado, ejecutora del proyecto para revitalizar las aguas que han concedido renombre a Sancti Spíritus.
EL INICIO DE LA RECUPERACIÓN
Un estado de suciedad alarmante degradó por años la imagen del Yayabo, debido al vertimiento indiscriminado de residuales a su caudal y a la falta de cultura ambiental de quienes hicieron de él un basurero acuático.
Ante una vista disminuida por el robo de arena, la tala de árboles, la aparición de desechos y restos de animales, el río surcaba la ciudad en un intento fallido de retomar su vigor, pero la desidia e irresponsabilidad devinieron invasión de vasijas y envoltorios al surtidor identitario de la villa.
“Resultaba deprimente una visita al lugar, a veces hasta me avergonzaba que tantos cubanos y extranjeros lo escogieran como destino turístico, pues en espera de encontrarse con un espejo de agua a la sombra de un puente casi milenario, otra imagen estaba disponible; por suerte el paisaje ha cambiado sobremanera”, comenta Lisandra, una joven lugareña asidua a la zona más frecuentada del río por estos días: el malecón espirituano.
De manera simultánea a la desobstrucción de sifones, limpieza de escombros y subsanación de conductos dañados, la Empresa Provincial de Acueducto y Alcantarillado en Sancti Spíritus ha destinado recursos al embellecimiento del escenario enmarcado en la franja que fluye delante de la Quinta Santa Elena.
Así, una pequeña imitación del malecón habanero ambienta la ribera del río en una mixtura de lo colonial, con el empedrado de las calles, y lo cosmopolita, con la afluencia de personas procedentes de los más disímiles lugares.
LOS EFECTOS
Más allá de las acciones materializadas para conferir coherencia entre el paisaje patrimonial de la zona y el río que baña a la ciudad desde su fundación, reparaciones estructurales fueron aplicadas para descontaminar las aguas en la medida de lo posible. A casi dos años de iniciada la depuración y con un presupuesto de 500 mil pesos, los ejecutores exponen a este semanario los efectos positivos:
“Las márgenes del río en el tramo que va del puente peatonal al de Colón están saneadas totalmente, además instalamos 280 metros de tuberías de 200 milímetros, recuperamos otros 200 metros de colectores, colocamos entronques en conductos que lo requerían y logramos retirar a 108 viviendas que vertían residuales directamente al agua”, informa el ingeniero Vicente Pérez González-Llorente, especialista en inversiones de la UEB.
Si bien los ciudadanos contribuyeron al agravamiento de las condiciones del Yayabo, en la etapa de purificación asumieron actividades de limpieza en sus respectivas zonas y corresponderá a ellos la preservación de los tramos saneados hasta el momento.
La disciplina social deberá convertirse en premisa para los pobladores, no solo porque el Yayabo deviene símbolo de la ciudad desde antaño, sino porque la afectación ambiental llegará, a la larga o la corta, a degradar su salud y la del planeta en el que habitan; un problema que pocos reconocen como cercano, pero está presente.
Aunque la descontaminación total de las aguas representa una inversión millonaria, cuya aprobación depende de instancias nacionales, las autoridades y organismos pertinentes han desplegado una serie de acciones que atenúan los problemas ecológicos de la zona.
“Falta mucho para purificar el río de una vez, pero las acciones enfocadas a higienizar algunos de sus tramos tienen un peso importante en la preservación del lugar, de las especies de peces que allí habitan; además, la construcción de la conductora al otro lado del malecón propicia que los residuales corran aguas abajo del balneario”, asegura Néstor Álvarez, especialista principal de Gestión Ambiental en la provincia.
El rescate del Yayabo supone la preservación de la esencia misma de Sancti Spíritus; es una alternativa de oxígeno para el ambiente y para la supervivencia de quienes insisten en descubrir, en el recorrido de sus aguas, todos los secretos que ha guardado desde hace siglos.
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