Las intervenciones constructivas tienen lugar, fundamentalmente, en los antiguos barracones de esclavos —hoy viviendas— en Manaca Iznaga y en las casa-haciendas Guáimaro y San Isidro de los Destiladeros.
Un ambicioso proyecto de la Oficina del Conservador de la ciudad de Trinidad —que suma más de 200 000 CUC— intenta salvaguardar del paso del tiempo y de otros demonios los valores patrimoniales del Valle de los Ingenios con vistas al medio milenio de la villa.
De acuerdo con Norberto Carpio Calzada, director general de dicha Oficina, estas acciones de rehabilitación persiguen lograr la sustentabilidad del Valle como destino turístico y mejorar las condiciones de vida de los pobladores de esa zona sin soslayar el rescate del patrimonio.
“Una de las intervenciones fundamentales se realizó en los antiguos barracones de esclavos, que son viviendas, en pos de armonizarlas con el sitio donde están enclavadas y se cambiaron las cubiertas en la mayoría de las casas que se hallan en distintos puntos del Valle, en las que se sustituyó el techo de zinc —que fue una solución ante la afectación de los ciclones— por tejas y las ventanas de aluminio por madera”.
Según la propia fuente, otros trabajos de envergadura se han acometido en la casa-hacienda Guáimaro, donde se ha reparado la carpintería, incluso la cubierta; se consolidó y se pintó el edificio y se han rescatado las pinturas murales.
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