Año tras año, millones de ciudadanos han llenado las plazas de ciudades y poblados del país para demostrar al mundo que en Cuba existe un gobierno de los trabajadores.
La fecha inicial resultó en 1890, un año después del acuerdo adoptado en tal sentido por el Congreso de la II Internacional, efectuado en París, y en el cual participó el cubano Pablo Lafargue.
Los trabajadores de la mayor de Las Antillas acataron esa convocatoria debido fundamentalmente a la prédica del periódico obrero El Productor, dirigido por Enrique Roig San Martín, rotativo que denunció la ola represiva desatada contra el movimiento sindical en Chicago.
A pesar de que el movimiento obrero cubano era incipiente por entonces, aquella lucha tuvo eco cuando el anarquista Círculo de Trabajadores de La Habana organizó el primero de mayo con un desfile de unas tres mil personas, que recorrieron varias calles de la capital.
Se partió del antiguo Campo de Marte, (hoy Parque de la Fraternidad), pasando por Reina, Galiano, San Rafael y Consulado y se concluyó en el Skating Ring, un salón de entrenamiento de boxeo ubicado en la esquina de Virtudes y Consulado.
Los oradores, cerca de 15, denunciaron las condiciones de miseria y explotación en la que vivían los obreros cubanos, abogaron por las jornadas de ocho horas, la igualdad de blancos y negros y el cambio del orden social vigente.
Cuba se encontraba bajo el dominio de España, y después de aquel suceso no es de extrañar que las movilizaciones para conmemorar la efeméride transcurrieran en locales cerrados hasta quedar totalmente prohibidas.
Al terminar la primera intervención norteamericana y a medida que la clase obrera restablecía sus organizaciones gremiales, la fecha comienza adquirir mayor significación, incluso su conmemoración no se vincula solo a las principales demandas reivindicatorias del movimiento sindical, sino también a la solidaridad internacional.
Por ejemplo, en 1918 y en 1919 se patentizó el apoyo al nuevo estado soviético dirigido por Vladimir Ilich Lenin, y se exigió el fin de la intervención extranjera contra la naciente Revolución Bolchevique.
Muy relevantes fueron las celebraciones en la década del 20, caracterizadas por huelgas y actos para denunciar la explotación de los gobiernos de turno y la burguesía.
A partir de la fundación de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC), en enero de 1939 por Lázaro Peña, hasta 1947, cuando se produce la división forzosa del movimiento obrero cubano por elementos gansteriles, hubo grandes desfiles e incluso las manifestaciones por el Primero de Mayo ganaron en profundidad y extensión en todo el territorio nacional. Luego vino una etapa de falso sindicalismo y demagogia que se extendió hasta 1958. El asalto a los sindicatos por los gobiernos de turno, que seguían las indicaciones de Washington en el inicio de la llamada Guerra Fría, y después la bárbara represión de la tiranía de Fulgencio Batista, sumieron prácticamente en la clandestinidad las actividades públicas y masivas por ese día.
Es con la Revolución triunfante en 1959 que la celebración del Primero de Mayo adquiere una categoría nunca antes soñada. Millones de ciudadanos, año tras año, han llenado las plazas de ciudades y poblados del país para demostrar al mundo que en Cuba existe un gobierno de los trabajadores.
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