Antes de que pudiera salir a la calle con aquel cuerpo de papel grandísimo y su alma de tinta, habría de sortear no pocas escaramuzas: la escasez de periodistas, de formatistas, linotipistas…; el anonimato de aquellos partos en seco durante más de un año; las desavenencias para endilgarle un nombre que lo haría trascender por siempre.
Nacía prematuramente. Había bastado una tarde para decidir su destino. “Si no hay periódico no hay provincia”, dijo con cierta vehemencia Joaquín Bernal Camero, entonces secretario de la región de Sancti Spíritus y miembro del Buró Provincial del Partido de Villa Clara, durante una de las reuniones del buró mientras se decidía, entre otros asuntos, la “independencia” espirituana de Las Villas.
Y aquella certeza lo trajo al mundo. Pero bien lo sabían quienes acogieron esa cuerda locura: no hay nacimiento posible sin nombre. Por eso comenzaron a husmear ora en la identidad de la región, ora en la historia, ora en la voz del pueblo.
Cuentan los protagonistas de entonces que a la comisión creada por el Partido para llevar las riendas de aquel proceso se le agotaron las propuestas y pusieron oídos en las sugerencias del bodeguero, la ama de casa, los estudiantes, el médico, la maestra…, de los espirituanos todos.
“Nosotros teníamos varios nombres —recuerda Raúl García, fundador y hoy corresponsal de Prensa Latina en la provincia— El espirituano; Yayabo, por el río emblemático de la ciudad; Sancti Spíritus, uno de los que más se defendía debido a que así se llamaba un boletín que circuló durante la estancia aquí de Faustino Pérez; Siga la marcha, por la frase pronunciada por Serafín Sánchez y era una propuesta con mucha fuerza en la comisión de Historia; Escambray… Pero en una de las reuniones de la comisión se decidió lanzar una convocatoria en Radio Sancti Spíritus para que la población pudiera hacerse partícipe también de la fundación del periódico”.
Cada cual comenzó a llamarlo según su antojo. Las listas se multiplicaban de la noche al día. Algunos coincidían, otros proponían nuevos como Columna 8 para honrar la estancia del Che en las lomas espirituanas, como recuerda ahora, línea telefónica mediante, Joaquín Bernal Camero.
Con todos aquellos calificativos delante y sin ponerse nadie de acuerdo, el entonces secretario decidió incluirlo en el orden del día de una de las reuniones del primer Comité Provincial del Partido. Una a una se analizaron las propuestas durante varias horas. Algunos apostaban por El espirituano; otros, por Yayabo; un grupo por Escambray y los taguasquenses abogaban, casi en masa, por Siga la marcha.
Cuando los acalorados argumentos bajaron de temperatura, una orden silenció otra vez las discusiones: “Sometamos a votación cada una de las propuestas. Quienes estén de acuerdo con una u otra que lo expresen levantando la mano”, volvió a decir Joaquín con la misma vehemencia de antes. Los brazos subieron y bajaron desafinadamente. Luego, Joaquín miró por encima de los espejuelos al plenario todo y varias manos avalaron la decisión: “Se llamará Escambray, por mayoría”, sentenció.
No era un nombre fortuito. De acuerdo con las revelaciones de Raúl García, “se escoge por la trascendencia histórica que tuvo el Escambray en las luchas revolucionarias y porque así se nombró un boletín que comenzó a editarse en Caballete de Casa con la llegada de la Columna No. 8 allí”.
Mas, solo hoy cuando han pasado 35 años de aquel suceso Joaquín Bernal se atreve a confesar: “A mí ese no era el nombre que más me gustaba, aunque no dejaba de comprender lo interesante de sus vínculos con las luchas antes y después del triunfo revolucionario. Si me preguntas cuál era el nombre que más defendía no me acuerdo, pero sí estoy seguro de que no era Escambray”.
Y bajo esa advocación nació sin más atuendo que unas letras tiesas y verdes —un color especial que se fabricó solo para él y que por tal exclusividad se llamó tinta Escambray; pero esa es otra historia—. Hace 35 años despabiló a los espirituanos una mañana de jueves con las cartas credenciales de unos trazos vírgenes, el rústico molde del plomo y los mordiscos de la rotativa. Desde entonces y hasta hoy, pese a mutaciones estéticas, le ronda el mismo desvelo: retratar la realidad a imagen y semejanza.
Fué con extrema avidez que procuré las paginas 4 e 5, del Escambray de 3 de enero de 2014.El motivo : el cumpleaños de mi periodico, el Escambray.Fué con mucha alegria que he visto novamente a Pedro Riodriguez Diaz (Mono), dirigente del PCC Provincial que fué quién me ha buscado en Habana, donde hacia un estagio en el periodico Juvebtud Rebelde, para qui yo volviera rapidamente a Sancti Spíritus,pués el periodico saldria a la calle en el 4 de enero (yo era el Formatista,) .Pero, yo creo que falta una cosa : la entrevista del «Mono»,esta pérfecta, principalmente cuando habla de la importancia del periodico hecho a seco por casi 3 meses, – pero faltan los nombres de aquellos que lidaban con la maquinaria,de la rotativa, de los linotipos,pués cuando habia apagón, la cosa se ponia mala, y teníamos trabajo de mas de 14 horas, para que el periodico saliera a la calle.Pero quedé muy feliz por las palabras del compañero Pedro Rodriguez Dias.Um abrazo a Raul,al hijo de Camellón,a Rafael Daniel y A P.Guzman.Un abrazo desde BRASIL.(Gustaria de recibir el primero ejemplar)
Mi saludo a Carlos.
Seguramente no me recuerda, pero en aquel entonces era yo un joven que finalizaba la enseñanza preuniversitaria e iniciaba mi carrera y con gran vocación por el periodismo al que me dedicaba de manera voluntaria como corresponsal deportivo y de la UJC y en esa etapa del «periódico en seco» laboré y escribí la página deportiva cubriendo las vacaciones de los entonces encargados de la misma )Arnaldo Prado y Alberto Aguila). Y allí con Carlos y Fausto iba a que ellos le dieran formato. Somos unos cuantos que un poco hemos quedado en el olvido de los orígenes del querido periódico Escambray.