De gran valor estético y documental, la exposición de Raúl Abreu constituye un singular homenaje fotográfico al medio milenio de Trinidad.
Raúl Abreu Acuña vuelve a Sancti Spíritus. Tras una exitosa exposición dedicada al comandante Hugo Rafael Chávez Frías, que cientos de yayaberos disfrutaron en la antigua casa solariega de los Fernández Morera, ahora se ha apropiado de la galería Tristá, perteneciente a la Oficina del Conservador de la Ciudad de Trinidad y el Valle de los Ingenios, para regalarnos otra muestra fotográfica de alto rigor estético y valor documental.
Miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y de la Organización Internacional de Periodistas, Raúl Abreu ha protagonizado hasta el momento más de 35 exposiciones personales, exhibidas dentro y fuera del país en diversas galerías, espacios patrimoniales y pedagógicos, entre ellos el Museo de la Revolución, la Ciudad Escolar 26 de Julio, el Memorial Vilma Espín y la Sala Universal de las FAR. Además, ha sido galardonado con la medalla de Combatiente internacionalista de Primera clase, la distinción Félix Elmuza, en 1998, y la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez, recibida dos años después.
En esta ocasión, Raúl nos agasaja con Cerca del mar y del monte, una muestra que agrupa 50 instantáneas a través de las cuales ha inmortalizado los avatares cotidianos de Trinidad. El título de la exposición está inspirado en la célebre canción interpretada por el dúo Escambray, que ha devenido himno entre los trinitarios de varias generaciones, pues sintetiza sus formas de ser y pensar, su identidad cultural.
Las líneas temáticas de Cerca del mar y del monte muestran una ciudad efervescente y alegre que, si bien está en constante crecimiento económico y espiritual, resulta fiel defensora de su patrimonio cultural. Así, prácticas artesanales defendidas por familias con amplia experiencia en tales menesteres, paisajes arquitectónicos y campestres, religiosidad popular, y escritores, trovadores y artistas de la plástica dibujan líneas argumentales que nos ofrecen un amplio recorrido por 500 años de autenticidad, modernidad y tradición.
El lente del artista, sin despreciar los motivos iconográficos más conocidos del lugar, refleja con acierto y sin estereotipos al trinitario de hoy, que ama y respeta el espacio donde vive. Muchos de esos rostros, ya sean conocidos o anónimos, que podremos encontrar a la vuelta de una esquina empedrada o tras el tropical colorido de un edificio recién remozado, nos convidan hoy, en virtud de la pericia fotográfica de Raúl Abreu, a vivir de cerca la leyenda de una villa que no detiene su paso en el tiempo y celebra ya cinco siglos de noviazgo con la historia.
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