El primer vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, destacó este sábado el carácter revolucionario y útil del debate en el mayor congreso cultural del país, y llamó a darle continuidad.
El también miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba ratificó que existe voluntad política para darle seguimiento a los acuerdos de esta cita, y velar por su aplicación.
La presencia de varios ministros en esta sesión del VIII congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) evidencia el interés gubernamental en las propuestas de la intelectualidad.
Aquí se han abordado muchos temas importantes para el país desde una perspectiva muy revolucionaria, pero lo importante es encontrar las vías para mantener el diálogo constructivo, dijo.
En esa cuerda, señaló que él personalmente ha dado seguimiento a las propuestas de sendos congresos de los jóvenes creadores, los periodistas y los estudiantes universitarios de Cuba.
«Tenemos en cuenta estos congresos por lo que aportan al país, porque nos ayudan a encontrar soluciones inteligentes, pero es responsabilidad de ustedes velar por su seguimiento», emplazó.
También expresó su preocupación por lo dificultoso que se torna aplicar las propuestas de los congresos, a pesar de que existe un consenso creador entre los actores políticos y sociales.
Díaz-Canel recién intervino hoy en el congreso, aunque la víspera estuvo presente en los debates que terminaron entrada la noche.
Con la máxima de que «la cultura es lo primero que hay que salvar» esta cita reúne a 320 delegados, que abogan por el rescate de los mejores valores de la idiosincrasia y la espiritualidad cubana.
La Uneac fue fundada el 22 de agosto de 1961 con el objetivo de preservar el proyecto de justicia social e independencia nacional, y cuenta actualmente con más de nueve mil miembros.
Desterrar el racismo, prioridad de vanguardia artística de Cuba
La persistencia de rezagos de racismo en Cuba motivó la creación hace un lustro de la Comisión Aponte, cuya labor por recobrar la dignidad del negro y el mestizo salió a relucir en el mayor congreso cultural del país.
Uno de los informes circulados en el VIII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) reseñó la dinámica de dicha comisión, nombrada en honor de José Antonio Aponte, líder de una conspiración antiesclavista en 1812.
Varios delegados consultados por Prensa Latina coincidieron en la pertinencia de este grupo creado para incrementar la visualidad del tema racial tanto en la educación como en los medios cubanos.
Para el actor Alden Knight, más que por el color de la piel aquí se discrimina por prejuicios estéticos, que van desde la práctica del desriz de pelo hasta el hecho de que rara vez los negros tienen roles protagónicos en telenovelas, seriales o películas.
El anfitrión del espacio radial Hablando de Cuba reconoció que recobrar la dignidad de una raza traída como esclava «es delicado y no se logra de un día para otro, o tirando piedras: es un proceso que exige educar y mostrar nuestra herencia africana», señaló.
«Acabar con siglos de discriminación y complejos exige una lucha sutil por reivindicar los valores de todas las etnias, por enseñar tradiciones que trascienden lo religioso», enfatizó Knight.
A su vez, el ensayista Ramón Torres alertó sobre el antirracismo racista, «una defensa a ultranza del negro que sea tan excluyente como lo que se combate».
Torres, jefe de Redacción en la revista Somos Jóvenes y máster en temas afrocubanos, valoró el trabajo de la Comisión Aponte porque va más allá de la racialidad y busca rescatar tradiciones marginadas y reescribir la historia de los excluidos desde otra perspectiva.
El músico Arnaldo Rodríguez, un mulato descendiente de catalanes y haitianos, considera absurdo que haya racismo en un país tan mestizo como Cuba, «donde todos somos negros», concluyó.
Sin embargo, muchos no lo entienden así, y en los últimos años se han suscitado polémicas en medios intelectuales sobre la negritud, los estereotipos raciales y la desigualdad por el color de la piel.
Además, intelectuales negros como Esteban Morales consideran que el tema racial es usado actualmente como elemento quintacolumnista en la política anticubana del gobierno de Estados Unidos.
Tras el triunfo revolucionario de 1959, la situación comenzó a cambiar para los negros y mulatos en Cuba, donde comenzaron a tener las posibilidades largamente negadas de superación y empoderamiento, aunque aún persisten recelos y prejuicios.
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