La ONAT en Sancti Spíritu sobrepasó en el 2014 la cifra prevista de ingresos y, en general, tanto las personas naturales como las jurídicas honraron sus compromisos
Difícil encontrar un contribuyente en Cuba que comprenda la importancia, la utilidad, la justeza de pagar los impuestos. No pocos los esquivan y unos cuantos los adulteran. Esta no constituye una realidad exclusiva de la isla, pero aquí quizás se acentúa porque durante años tales prácticas resultaban ajenas a la mayoría.
Todo comenzó a mediados de la década del 90, cuando los escenarios habían cambiado para el país con la desaparición del campo socialista de un plumazo y el acrecentamiento del bloqueo. El período especial llegaba para quedarse por largo tiempo, la nación se abría como nunca antes a la inversión extranjera, el déficit presupuestario y la inflación asfixiaban todo sueño de progreso.
Entonces comenzó la implantación de un nuevo sistema tributario con una base indispensable de justicia social para proteger a los ciudadanos de más bajos ingresos, estimular el trabajo, la producción y contribuir a la disminución del exceso de liquidez monetaria.
Superados los traumas iniciales, hoy ya el tema forma parte de la vida cotidiana y constituye una prioridad en el modelo económico cubano, a tal punto que en su reciente discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Presidente Raúl Castro lo abordaba desde los primeros minutos: “Se han adoptado diferentes medidas para reforzar el control fiscal ante indisciplinas y la evasión de impuestos por las personas jurídicas y naturales”.
Agregaba que en esta materia debe sancionarse a quienes incumplen porque la impunidad alentaría la transgresión de las normas legales vigentes. Además, puntualizaba que resulta necesario fomentar en las instituciones, empresas, cooperativas y trabajadores por cuenta propia una cultura de civismo fiscal, en aras de comprender que los tributos constituyen la fórmula principal para redistribuir la renta nacional en interés de todos los ciudadanos.
Con semejantes preceptos a mano la Oficina Nacional de la Administración Tributaria (ONAT) en Sancti Spíritus culminó el 2014 entre satisfacciones y retos. El territorio sobrepasó la cifra prevista de ingresos con unos 1 300 millones de pesos recaudados y, en general, tanto las personas naturales como las jurídicas honraron sus compromisos, entre otras razones por la efectividad de las acciones de control y la actuación ante los incumplimientos.
La principal afectación al fisco se presentó con el impuesto de circulación y venta, sobre todo en el sector del Comercio el cual, a pesar de honrar sus deudas con el presupuesto, presentó considerable desabastecimiento de productos de alta demanda con notable incidencia en la recaudación. Por su parte, el gravamen sobre el transporte terrestre cerró apenas al 63 por ciento y para el 2015 se aspiran reembolsos superiores.
En el año que concluye la ONAT considera favorables los comportamientos de otros indicadores como la presentación de la declaración jurada, que cerró a más del 98 por ciento y con menos niveles de subdeclaración; el respeto de los términos establecidos para los pagos de tributos, el desempeño de las auditorías, las renegociaciones y nuevos convenios de pago de los deudores pendientes.
Por otra parte, durante el año, un proceso de mantenimiento constructivo mejoró considerablemente los locales en cinco municipios y en la oficina de la provincia y con ese beneficio en las condiciones de trabajo aspiran brindar un servicio con más calidad.
Justo en la atención a los contribuyentes (aunque solo se presentaron tres quejas) se mantienen insatisfacciones y planteamientos de las personas naturales sobre la forma de tributación en las actividades del régimen general en lo concerniente al pago del diez por ciento; además discrepan de los procesos de fiscalización y presentan no pocas dudas sobre los actos traslativos de la propiedad de autos y viviendas.
Otras debilidades inciden en el desenvolvimiento de la ONAT: la falta de financiamiento para lograr altos niveles de informatización y la preparación del personal, que precisa actualización constante para ejecutar cada normativa que el país ponga en vigor.
“Ahora nos alistamos para enfrentar la campaña de declaración jurada y pago de tributos en el 2015, estamos distribuyendo 22 000 paquetes de documentos con ese fin. También debemos estar a tono con la continuidad del proceso de actualización del modelo económico en lo concerniente a las obligaciones fiscales, sobre todo en el sector del Comercio y la Gastronomía, donde se constituirán cooperativas no agropecuarias cuya atención debemos priorizar. En general debemos trabajar para elevar la cultura tributaria, profundizar las acciones de control y la actuación ante los incumplimientos”, puntualizó a Escambray Roberto Gutiérrez, director de la ONAT en el territorio.
Y a los tantos contribuyentes que siguen sin comprender la importancia, la utilidad y la justeza de pagar los impuestos, que siguen viendo a la ONAT como un mal necesario solo faltaría recordarles aquella frase martiana llegada desde el siglo XIX con olor a tinta fresca: “Contribución es retribución del pueblo al gobierno por los cuidados que con el pueblo tiene el gobierno”.
He planteado en numerosas ocasiones la siguiente duda ¿ De donde obtubo la ONAT o quien sea, la idea de que a los cuenta propias solo se le aceptan como gastos hasta el 40%, se sabe que este porciento está muy por debajo de la realidad. Ejemplifico con lo siguiente: un cuenta propia que haya tenido ventas por 100000.00 y cuyos costos reales sean de 70000.00 tiene una utilidad real de 30000.00 sin embargo tiene que pagar un impuesto en base a 60000.00 siendo este irreal.¿ Quien roba en este caso?. Al no existir mercado mayorista los TCP compran el la red minorista y por eso tienen precios más altos, pero estos tienen un límite por lo que sus costos nunca serán los que alguién les impuso en una ley pues al parece los inventó. E es posible costos bajos cuando el estado subsidia como 25% en gastronomía(productos subsidiados) pero para la autogestión era de 60% (primeros años de los 2000). Quisiera que alguien me respondiera pues mis estudiantes universitarios y yo no conocemos la respuesta. Quizas si se aceptara el costo verdadero los contribuyentes fueran más honestos.