Jueves, 13 de agosto, 9:45 am: en el ómnibus urbano de la ruta 2 que cubría el recorrido entre El Chambelón y Las Minas, una pasajera casi cae cuando trata de avanzar entre la multitud hacia la parte trasera del vehículo y choca con dos cajas plásticas repletas de aguacates que se encontraban en medio del pasillo.
“¿Estamos en un carro de carga o en un ómnibus? —preguntó la mujer— ¿Cómo es posible compartir el espacio para pasajeros con ese cargamento? ¿Por qué el conductor lo permite?”.
Mejora transporte en la ciudad de Sancti Spíritus
Indisciplinas sociales: ¿Puertas sin cerrojos?
Lanzadas tales interrogantes el vendedor de aguacates la colmó de insultos, en presencia de los pasajeros, quienes permanecieron impasibles. En la parada de Garaita, el individuo abandonó el carro con su carga a cuestas, no sin antes amenazar públicamente a la afectada: “Yo te cojo, tú me las vas a pagar”.
En las guaguas de transporte urbano en Sancti Spíritus el desorden es frecuente últimamente, pues en ellas pueden encontrarse desde un perro pastor alemán, un cerdo atado por las patas y defecándose sobre el piso, hasta pasajeros que llevan consigo sacos repletos de ajo y cebolla, tanques de combustible o latas de sancocho, como si estuvieran a bordo de un camión de carga.
Carlos Hernández Roque el subdirector de Operaciones en la Dirección Provincial de Transporte asegura que lo que sucede dentro de las guaguas no es más que el reflejo de las indisciplinas protagonizadas por las personas en los más disímiles contextos.
Antes, la dificultad estaba en la falta de medios para la transportación, pero ahora existen 32 carros en el parque del territorio, de los cuales unos 15 se emplean diariamente para cubrir las cinco rutas autorizadas en la ciudad cabecera provincial y, sin embargo, los pasajeros los maltratan a la vista del resto de la población, sin que encuentren el rechazo popular.
La indisciplina social se sube al ómnibus y deja su huella en los asientos picados, agarraderas partidas, luces arrancadas, pinturas rayadas y otras acciones negativas, algunas de las cuales por su magnitud tipifican como delito. Los ejemplos más recientes ocurrieron contra dos ómnibus en las rutas 7 y 3, a los que les lanzaron botellas en pleno parque Serafín Sánchez, y les provocaron roturas en sus parabrisas.
Directivos del sector del Transporte en la provincia siguen ocupados en la búsqueda de soluciones a problemas que afectan el desempeño del servicio público. La colocación de alcancías en casi todos los ómnibus urbanos del territorio es una medida que permite agilizar la entrada al vehículo y crea disciplina en las personas que, obligatoriamente, deben entrar por la puerta delantera para depositar el equivalente al pasaje.
Pero al término de cada jornada, cuando se abren las alcancías en las oficinas de recaudación, se descubren botones, arandelas, tuercas, monedas de otras nacionalidades, billetes de papel rotos…
De hecho, en los últimos tiempos, según confirman estadísticas del sector, disminuyen las cuantías recaudadas por las cuales se calcula, además, el número de personas transportadas, algo que a nuestro juicio no es un dato fidedigno, porque quienes viajamos en estos carros sabemos que casi siempre circulan llenos y que aún no satisfacen la demanda de la población.
Las estadísticas servirían, en todo caso, para alertar sobre el posible desvío de efectivo en algunos carros, pues según resultados de un estudio reciente no existe correspondencia entre el número de personas trasladadas y la recaudación. “Continuaremos colocando alcancías para evitar que el chofer tenga acceso al dinero del pasaje y con los que incurran en alguna violación se tomarán las medidas pertinentes”, aseguró Carlos Hernández.
No olvidemos que cuando se trata del cumplimiento del deber, la responsabilidad de los choferes determina. ¿Por qué permiten el traslado de animales, productos o sustancias inflamables en este medio de transporte? ¿Habrá algún soborno y están comprometidos con los revendedores? ¿Por qué la música alta en una guagua con pasajeros a bordo? ¿Dónde está la contrapartida a estas violaciones?
La reciente creación de dos plazas de inspectores del Transporte en la provincia para combatir dichas indisciplinas sociales y otras violaciones, a todas luces es insuficiente. Urge tomar mayor seriedad en el enfrentamiento a este fenómeno porque, de lo contrario, cajas de aguacates, cerdos, latas de sancocho, perros y las melodías exorbitantes continuarán viaje junto a las personas que pagan su pasaje.
el artículo está bien redactodo con buena claridad y coherencia para todas las personas, yo soy del criterio que deben de continuar con los inspectores en los ómnibus urbano, incluso reforzar más, a veces existen personas con verguenza que necesitan un trabao, si en realidad los inspectores no son suficiente entonces contraten más o hagan un plan de trabajo de tal manera que los ómnibus urbanos sean inpeccionados todas las semanas y que la población sienta esta inspección porque es cierto que viajar en la guagua como si fuéramos en un camión de acopio o de porcino es complicado.
Es verdad que existen indisciplinas sociales, pero no todos los choferes son irresponsables, no se pueden enjuiciar a todos por igual, pq sino de lo contrario digo que el periodismo en Cuba es a parte de censurado es mediocre, pienso que a la hora de hacer un análisis de este tipo se tiene que tener en cuenta que aún existen personas serias a las cuales se les debe respeto.
Por lo que veo el «cuartito esta igualito». con algunas aristas nuevas producto del «desarrollo» esta historia es la misma de los 70s y los 80s, epoca en que los onmibus TENIAN ALCANCIAS y el ICAIC le dedicaba noticieros completos a contarnos como el publico depositaba botonos, tuercas, arandelas,etc.
Hasta el extinto programa «Detras de la Fachada» dedico un capitulo a esta situacion donde un personaje pasaba mil peripecias limando la tapa de una olla de presion para ponerla del taman~o de un medio (si en aquel entonces el transporte costaba 5 centavos).
La «solucion al problema» fue «quitar las alcancias» y ahora la «solucion al problema» es «poner alcancias» y no nos damos cuentas que 40 an~os mas tarde y seguimos en las mismas.
Y por la descripcion del periodista, me llevo la impresion que un omnibus publico en Sancti Spiritus se parece mas a una granja que a un autobus. Lo cierto es que en ningun pais civilizado se le ocurre a nadie montar un cerdo en un autobus. Donde estan los inspectores de comunales, o que hace el centro de Higiene y Epidemiologia cabe preguntarse.
El mayor problema me da la impresion es que en nombre del «resolver, josear, ganarse los frijoles» la sociedad acepta que se violen hasta las mas elementales normas de sanidad y de higiene.
Preocupante y triste a la vez.
La historia es un poquito diferente:
El Señor estaba vendiendo pan con aguacate y camarones el la guagua. La mujer comprò uno ,pero ese no tenía camarones. Eso fuè la causa del conocido «recholete del aguacate».
Hola, soy contrario a las indisciplinas, leí el articulo y también el comentario que me antecede, si realmente esa fue la respuesta del hombre con sus aguacates, me ha llevado a sentir pena, si bien la señora puede tener razón, ojo con no hacer lena del árbol caído, todos sabemos la situación que vive nuestro país y lo mucho que hay que luchar para llevar el pan a la casa, con ello no pretendo desestimar la queja de la señora y legitimar a la persona de los aguacates, pero si reflexionar sobre las causas. Las causas son múltiples, y por demás difíciles de eliminar de un plumazo, por un mago quizás, se puede pensar por ejemplo en el mismo ómnibus habilitar maleteros si es que no los tiene, que el chófer se baje y coloque estas cosas salidas del plato para que no molesten y que el ciudadano de a pie pueda resolver, esto sin convertir a la guaga en un camión de carga, estoy pensando en una bolsa de mango, de guayaba, de aguacates, un racimo de plátano, una arroba de frijoles comprado en el agro etc, etc., la clase media, el trabajador de toda la vida que conocemos donde lo va a transportar si no es en la guagua o en la bicicleta, el chófer debiera tener la ayuda de un conductor para estos menesteres.
Saludossss, amo mi pueblo.
Yo entiendo que los cubanos necesitamos resolver los problemas cotidianos, pero Imaginemonos por un instante que un dia cada pasajero de decida llevar una arroba de malanga en el autobus, o un racimo de platanos.
Con maletero o sin maletero, los amortiguadores del autobus se irian a bolina.
Tambien, imaginemos por instante, cuanto tardaria un viaje del hospital provincial al parque Serafin si en cada parada el conductor se tiene que bajar a abrir y cerrar maleteros.
Y sobre todo imaginemos la que se arma cuando Cheo el Guapeton se baje en el Kilo 12 y se de cuenta que el racimo de platanos ya no esta en el maletero porque se lo bajo alguien en la parada de Garaita.
Yo creo que esto da para novela de realismo magico. 🙂
Probablemente el sistema economico actual sea mas equitativo,pero la mayoria me concedera que las guagua privadas eran mas eficientes y saben que?Tenian conductor..El propietario preferia pagar un salario extra a que le robaran en la alcancia y le desbarataran la guagua,como ocurre ahora con el transporte estatal.Por otra parte ese eufemismo de indisciplina social mete en un mismo saco a la Sra que se quejo de los aguacates en el pasillo y al «guapo: -gamberro de mi antiguo barrio, que demuestra su valentia amenazando a una mujer por exigir su derecho a viajar en un omnibus de pasajero y no en un camion de acopio,pues ella no pago para eso.Llamen las cosas por su nombre: Ese que le tira una botella a una guagua es un delincunte de alta peligrosidad con inclinaciones homicida..El parque esta rodeado de camaras de circuito cerrado,revisen el video,capturen al bandido y haganale un jucio publico ejemplar..Por cosas mucho menos peligrosas lo han hecho anteriormente
El articulo está bien bueno, yo estaba ese día en el ómnibus, y la historia está mal contada, el señor de las cajas de aguacate solo recibió oprobios y amenazas de una señora que al parecer es la que narra lo sucedido, el señor solo dijo no es fácil, tengo dos hijos y los tengo que mantener y la vida está bien dura lo cual no es secreto para nadie, el curso escolar está por comenzar y le tengo que comprar zapatos medias etc. que requieren mis niños y el salario no me alcanza.
Nada es una indisciplina llevar ese tipo de artículos en los transportes públicos, pero eso no les da derecho a nadie a ofender a esas personas y menos tergiversar los hechos.
Si es como UD cuenta le pido excusa a la persona que llame gamberro aunque confio en la profesionalidad de la periodista y que verifica sus historias..No obstante transportar otra cosa en los omnibus que no sea pasajeros es ilegal y los choferes que lo permiten,complices de la ilegalidad.Imagine que ocurre si todo el que tiene necesidad le permiten transportar lo que quiera en los omnibus..El respeto al derecho ajeno es la paz..escribia Benito Juarez..Disculpe el teque..Yo no viajo en guagua,mi hija y nietos si.
que pena que Jose esté interpretando mal lo sucedido en el ómnibus, el vendedor de aguacates no habló de sus necesidades, ni del curso escolar, ni de los zapatos de los hijos, esas son las aristas que le cuelgan a esta historia para justificar lo injustificable, al parecer Jose no sabe que ese vendedor a la vista de todos bajó sus cajas y se puso a pregonar para vender cada aguacate a 10 y 12 pesos, el equivalente a cualquier salario del día de un trabajador común, casi nada, pobrecito, ¿Porqué no pagó yn carretón u otro vehículo para trasladar su carga?
El punto no creo que es analizar los detalles especificos de una situacion. El punto es preguntarse porque a estas alturas en el siglo XXI todavia como sociedad aceptamos primero que no se pague el transporte publico y segundo que individuos violen reglas elementales de convivencia y de sanidad en nombre de «ganarse la vida». Ese es el punto.
El transporte publico de personas no es para transportar animales ni cantidades industriales de productos agricolas y mucho menos es un autobus publico un lugar de venta de ninguna cosa. Los animales transmiten enfermedades y las cantidades industriales de cualquier cosa son un potencial peligro en caso de accidente.
Y de paso, la solucion a este problema es sencilla. Establezcanse reglas claras y luego imponganse multas, MULTAS DE VERDAD a los violadores y despues se crea un cuerpo de inspectores que gana un salario minimo pero con generosas comisiones basado en la cantidad de multas que impongan.