La polémica sobre la construcción en el parque Serafín Sánchez de una escultura con la imagen ecuestre del héroe de las tres guerras aún revolotea la ciudad
Con su largo gabán y la mano extendida hacia los otros, Judas Martínez-Moles quedó definitivamente detenido en su tiempo con el primer monumento escultórico de la villa, apenas dos años después de morir en un duelo inútil. La frialdad del mármol de Carrara no consiguió distanciar el asombro de aquellos espirituanos que transitaban por la Plazoleta Diego Dorado el 18 de noviembre de 1917, quienes seguramente la rondaron perplejos una y otra vez por la semejanza increíble de aquella figura esculpida a tamaño natural, que parecía traer de regreso al reconocido político y periodista.
La escultura, conocida durante mucho tiempo como la Cenicienta de las artes en Cuba por sus escasas muestras públicas y pobres estudios sobre el tema, llegó a Sancti Spíritus en la primera mitad del siglo XX de la mano fundamentalmente de artistas italianos, en particular de Ugo Luisi, quien legó las primeras cinco obras de esta naturaleza a la ciudad: además de la estatua de Judas, la figura del Doctor Antonio Rudesindo García Rijo en la antigua Plaza Mayor y los bustos de José Martí, emplazado en el parque Serafín Sánchez; del destacado folclorista e historiador Manuel Martínez-Moles, que se exhibe en el Museo Provincial de Historia; y de Marcos García, el cual se retiró de la Avenida de los Mártires en los primeros años de la Revolución y hasta hoy permanece desaparecido.
ORÍGENES: ENTRE CUBA E ITALIA
En su libro en preparación sobre los monumentos en Sancti Spíritus —cuya primicia mucho agradece Vitrales—, el investigador Mariano Flores escribe además que en esta etapa la Academia trazaba las pautas artísticas en todo el país, donde se mantenía un estancamiento cultural aún más agudo en los pueblos de provincia.
“En las dos primeras obras erigidas aquí la lectura resulta fácil gracias al empleo de alegorías y símbolos con sencilla estética. Algunos consideran que no poseen méritos artísticos porque son una reiteración de otras piezas. Pero, en estos conjuntos también se reconoce la excelente ejecutoria, el dominio técnico-material, las proporciones clásicas, así como la belleza estatuaria. Las consideramos de suma importancia porque representan valores socioculturales e históricos de la localidad”, comenta el estudioso.
La impronta italiana en Sancti Spíritus aún se reconoce también en el vestíbulo de la Biblioteca Provincial, donde se conservan dos estatuas en forma de desnudos femeninos; en las imágenes exteriores de la propia Iglesia Mayor, incluida la majestuosa representación del Sagrado Corazón de Jesús; y en el monumento a José Martí, con 4 metros y 80 centímetros de altura, ahora expuesto en la universidad que lleva su nombre.
“Aquí tuvimos una obra de la importante escultora cubana Rita Longa en la antigua Clínica del Niño, hoy Banco de Sangre. Era un relieve en yeso y cemento de tamaño natural que representaba la figura de un Ángel de la Guarda. En el año 2000 esa representación, que se conservaba en buen estado, se demolió y fue sustituida por un mural de cerámica. A esta autora posiblemente también se deba el busto en bronce dedicado a Martí en el Paseo Norte, aunque no se ha encontrado documento que lo demuestre”, pormenoriza Mariano.
Entre los creadores nacionales de mayor renombre en esta expresión plástica con obras emplazadas en la villa menciona además a algunos que integraron la vanguardia artística cubana de su tiempo: Florencio Gelabert y Osneldo García; mientras que entre espirituanos más reconocidos enumera a Thelvia Marín, Manuel Carbonell, Osvaldo Mursulí, Félix Madrigal y Julio Neira.
“Hubo momentos, a inicios de la etapa revolucionaria, en que se propuso quitar algunas esculturas, pero eso es un error porque los monumentos aunque sean de un personaje negativo constituyen una obra de arte, representan una época y son parte de la Historia. Se explica todo eso y no se destruyen. En aquel tiempo había mucha ignorancia, después comenzaron a llegar los graduados de las escuelas de arte y los criterios fueron cambiando”, complementa Paula Betancourt, reconocida defensora del patrimonio espirituano.
NUEVOS CAMINOS
La escultura en Sancti Spíritus no se detuvo en el tiempo. De ello dan fe las estatuas que hoy se eternizan en bulevar y otros espacios; los murales con relieve esparcidos por tantas paredes; las muestras y exposiciones de piezas en pequeño formato.
Por fortuna, según directivos y especialistas vinculados a esta manifestación de las artes, aquí no hubo que lamentar intrusismo o falta de profesionalidad que obligaran, como en algún territorio del país, a eliminar seudo obras carentes de valores y calidad artística.
“El procedimiento para hacer un monumento, busto o tarja consiste en presentar una solicitud a la Comisión Municipal de Monumentos, que debe incluir proyecto, materiales, inversionista, constructor, etcétera. La propuesta debe ser valorados por el Consejo para el desarrollo de la escultura monumentaria y ambiental (Codema). Las comisiones provinciales y nacional actúan cuando existe duda, en un caso relevante, Monumento Nacional o Patrimonio de la Humanidad”, acota Anait Gómez, directora del Centro Provincial de Patrimonio.
En estos momentos —asegura la ejecutiva— la legislación de Codema se encuentra en revisión con la propuesta de que solo el Consejo de Ministros apruebe estos proyectos y, aunque no se prohíbe la realización de obras, todas deben ser consultadas.
Pese a que no abundan los monumentos emplazados en espacios públicos y estos se conservan en aceptable estado, algunos especialistas reconocen debilidades en ciertas esculturas: “Por ejemplo, el Serafín de la Plaza y el Camilo de Yaguajay. La desproporción debilita esas monumentales obras hechas por una mujer, lo cual es muy meritorio porque ese trabajo es muy difícil”, considera Luis Rey Yero, crítico de arte.
Y como experto, ¿qué piensa sobre la polémica decisión alrededor de la escultura ecuestre de Serafín?
Eso es un capítulo bochornoso para la Historia de las artes en Sancti Spíritus porque desde la República Neocolonial se está solicitando un monumento a Serafín en un lugar privilegiado. Por suerte tenemos el de la Plaza, pero ese no es un espacio público para frecuentarlo. Antes de la Revolución el escultor Osvaldo Mursulí lo había propuesto y se quedó en maqueta. Ahora sucedió lo mismo porque no se pusieron de acuerdo. No lo puedo entender.
POLÉMICA IRRESUELTA
Cuando los hombres erigen un monumento revalorizan su propia historia. La piedra, el mármol, el bronce atrapan para siempre el cuerpo y el alma, la palabra y el ideal. A veces, algunos merecen semejante ofrenda pero esta se dilata en el tiempo: Honorato del Castillo aún espera su hora y el propio Serafín Sánchez debió aguardar más de medio siglo para inmortalizarse en un primer busto.
El tema del Mayor General regresa controversial una y otra vez. Mariano Flores, con casi 40 años dedicados a la protección monumental en el territorio, conserva los documentos que dan fe de los reclamos populares para perpetuar al más grande de los espirituanos: desde la carta de Máximo Gómez a Raimundo Sánchez para solidarizarse con esta idea, hasta convocatorias y actas capitulares en busca de un monumento al héroe en el parque.
“La escultura ecuestre de Serafín que propuso Félix Madrigal la aprobó todo el mundo, el argumento de que el busto de Martí queda más chiquito no me preocupa porque no existía rivalidad entre ellos, sino una gran amistad y a Martí no lo minimiza ninguna estatua por grande que sea. La escala no se iba por encima de los edificios circundantes. La Comisión Nacional dijo una cosa primero y luego otra. El artista expresó que podía rebajar la escala. Después pasó el 500 aniversario y no se habló más de eso”, concluye Mariano Flores.
Después de tanto debate y reunión, encuentro y desencuentro, el proyecto se quedó paralizado en el limbo del olvido. Vitrales, siempre inconforme con los silencios, intercambia con Roberto Vitlloch, quien preside Codema y la Comisión Provincial de Monumentos: “El proyecto lo desaprobó la Comisión Nacional de Monumentos.
¿Con qué argumentos?
Por la escala. Recomendó hacer un busto más artístico.
¿Pero Mariano Flores, entonces al frente de la Comisión municipal, asegura que se aprobó y luego se desaprobó?
No, en ningún momento se aprobó.
¿Y por fin, entre tanta polémica, la ciudad se quedará sin el Serafín ecuestre?
No. ¿Por qué no hacerlo en la intercepción entre Avenida de los Mártires y la Circunvalante, en la Rotonda, en un acceso a la ciudad?, ¿por qué se empecinan en el Parque?
Muchas ciudades levantaron esculturas a su principal ídolo en sus parques.
“Todos los espacios no son iguales. Yo digo que bienvenido Serafín, vamos a mejorar su busto. Lo que tengo en contra de la escultura es la escala y si le bajan el tamaño la van a demeritar”.
Argumentos de un lado, evidencias del otro. Aferramientos, porfías inútiles. Definitivamente, a las páginas de la escultura en Sancti Spíritus le falta su ala más sentimental. La deuda afectiva con Serafín sigue lacerando el espíritu de la ciudad. El Mayor General aún espera intachable sobre su caballo por una decisión sabia.
Es evidente la importacia del tema, con tanto debate por la estatua (o las estatuas) esperamos que los decisores se reunan una vez más y consideren este tema. Se pueden apoyar en una encuesta bien grande a los espirituanos.
Estimado Panchito, le diré lo que yo creo. Creo que yo le puedo explicar lo que yo pienso y no lo que piensan los demás. Creo, como Martí, que honrar honra. Y creo que si la disputa es porque la estatua de Serafín sobrepasa la de Martí, dos grandes de la historia, no debería hablarse de disminuir escala sino de aumentarlas, porque empequeñecer de algún modo deshonra. De tal modo creo que dos estatuas ecuestres, de igual tamaño, del mayor tamaño posible, son la solución.
Mis saludos, Salvador. Respeto su opinión y creo que José Martí merece un monumento en cada cuadra de este país, pero creo que para honrar a Serafín Sánchez en Sancti Spíritus no tenemos que construirle en frente un monumento a nuestro Apóstol simplemente porque en ese parque haya un busto suyo. De todas maneras si esa fuera la fórmula o solución salomónica que se encontara para salir del debate estéril que ha suscitado el asunto tampoco me opondría, pero en este caso me quedo con el criterio de Luis Rey Yero: «Eso es un capítulo bochornoso para la Historia de las artes en Sancti Spíritus porque desde la República Neocolonial se está solicitando un monumento a Serafín en un lugar privilegiado. Por suerte tenemos el de la Plaza, pero ese no es un espacio público para frecuentarlo. Antes de la Revolución el escultor Osvaldo Mursulí lo había propuesto y se quedó en maqueta. Ahora sucedió lo mismo porque no se pusieron de acuerdo. No lo puedo entender».
Imagino las dos estatuas, una en cada extremo. No solo sería una solución, sino que el parque estaría más bello con esos dos grandes, esos dos amigos, esos dos buenos cubanos que merecen toda nuestra admiración y respeto. Con todos y para el bien de todo, incluyendo las normas existentes en materia de monumentos.
En este punto creo que usted y yo demoraríamos mucho menos en ponernos de acuerdo que los que hasta ahora no han encontrado la solución en más de un siglo de intentos. Mis saludos y espero por sus novelas. Me gusta mucho más como escritor que como árbitro de intelectuales o proyectista.
Porque no me has visto cocinando espaguetis. Espero que no seas una mujer.
Creo que al tema hubiera podido dársele una solución salomónica: colocar también una estatua ecuestre de Martí en el mismo parque. No sé por qué nos empeñamos en mostrar una imagen de Martí que se corresponda solo con la del pensador, mientras icónicamente se soslaya que organizó la guerra del 95, fue ascendido al grado de Mayor General y, además, murió en combate. Dada estas circunstancias, le correspondería una escultura ecuestre, con el caballo apoyado en sus patas traseras. Este tema lo he conversado con las partes en conflicto y no hacen objeción a la idea. De hecho, es increíble que no haya una estatua ecuestre de Martí en Cuba (hay una en Nueva York) A Santi Spíritus le cabría el honor de tener la primera, y así vindicar esa omisión.
Señor Salvador: Y usted cree de verdad que van a aprobar la de Martí si llevan un siglo debatiendo donde poner a Serafín. Por Dios ojalá no resucite Gómez que quería hacerle una en La Habana y los espirituanos dijeron que mejor acá. Un año después todavía estamos discutiendo…
Por qué Vitlloch tiene qué decidir, sí seguimos haciendole caso a sus teorías obsoletas acabaremos con la ciudad, y Sancti-Sspíritus como siempre enredada en los dilemas se queda atrás con respecto a todas las provincias, aquí hasta para realizarle un homenaje a un héroe de la talla de Serafín es un problema, por favor no seamos tan complicados y caprichosos que por eso somos la peor provincia del país
De esto se ha hablado mucho, creo que debe hacerse una buena encuesta a los espirirtuanos, claro que sí.
Bueno para mí tiene que ser en el parque central si lleva su nombre porque no puede ser, no me parece correcto que sea en la Avenida de los Mártires al final como se dice, porque no se le pregunta al pueblo espirituano que piensa.
Yo entiendo al igual que otras personas que han escrito que la estatua del Mayor General Serafín Sánches debe estar en un lugar de la ciudad que esté a la vista de todos los que visiten nuestras calles y además donde todos los que queremos cuidar y conservar las estatuas, monumentos y otros podamos·» custudiarlas» por lo que NO debe estar en la periferia,si ha existido espacio para Serapio,Francisquito y otros que No lograron la celebridad del Mayor General, porque no se BUSCA teniendo en cuenta lo anterior un espacio IDEAL,pudiera ser en la plaza de la ciudad frente a la Colononia Española
Y el Sr Roberto Vitlloch,pregunta:¿por qué se empecinan en el Parque?..Permitenme contestarle:Porque el parque es el centro de la vida social de la ciudad y lleva su nombra.Porque Serafin es nuetro heroe cimero y por ultimo estoy seguro que es el deseo de la enorme mayoria de los espirituanos…..Cuando politicos y burocratas se inmiscuyen en el arte,nada bueno sale de ahi
MAGNIFICA LA IDEA DE UN MONUMENTO A SERAFIN EN LA CONFLUENCIA DE LA AVE DE LOS MARTIRES Y LA CIRCUNVALANTE EN LA ROTONDA, ES LA ZONA DE ENTRADA EN LA CIUDAD DESDE LA CAPITAL…ALLI ES UN LUGAR ADECUADO, VISIBLE, HONORABLE PARA HOMENAJEAR AL MAYOR DE LOS ESPIRITUANOS….
Es una lastima que todavia no se decidan donde colocar la estatua de Mayor General Serafin Sanches Valdivia, por ejemplo en Camaguey la de Imnacio Agramonte esta en el parque de la ciudad como en muchos lugares de Cuba y el mundo, poque aqui en Sancti Spiritus no, yo Propongo que se realice una encuesta y que el pueblo espirituano sea el que decida donde se coloque la estatua como dignos hijos de Serafin y darle ese recocimiento a nuestro General de las tres gurras.