El Mayor General Serafín Sánchez marcó huellas profundas en la historia de la nación cubana
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Pocos, muy pocos entre los grandes luchadores por la independencia de Cuba, acumularon tan grande hoja de méritos ante la Patria como el Mayor General Serafín Sánchez Valdivia, cuyo excepcional aporte a la causa de la independencia abarcó tanto los campos de batalla como el escenario de la política, factor catalizador que hizo posible la unidad de los viejos luchadores del 68, liderados por Máximo Gómez, con los que Martí llamó los pinos nuevos.
La fructífera existencia del adalid espirituano siguió una trayectoria ascendente, matizada por su honradez a toda prueba, su carácter, su valentía, su don de gentes, su inteligencia, su patriotismo, su nobleza innata, que hicieron de él un natural conductor de hombres, un jefe victorioso que jamás cayó en poder del enemigo —ni siquiera después de su heroica muerte en combate— y que, como Gómez y Maceo, sobresalió en las acciones militares por imponerle al adversario su plan de lucha.
Nótese y valórese como, siendo un joven exponente de la clase adinerada procedente de una familia de terratenientes, Serafín no escogió la vida muelle de los ricos, sino que se unió a la brega libertaria al frente de un grupo de bisoños guerreros desde el mismo 6 de febrero de 1869, día en que principió la Guerra del 68 en la comarca espirituana, para combatir toda la década tremenda, soportando junto a sus soldados incontables privaciones y peligros.
Aleccionador resulta tener en cuenta que ante la guerra y las dificultades, Serafín Sánchez no hurtó el cuerpo a riesgos y carencias huyendo al extranjero, y que, llegado el momento, emigró por necesidad con el objetivo de preparar condiciones y esperar el instante propicio para volver con más fuerzas a continuar la lucha.
Valga recordar también que no vivió en su exilio del dinero de sus padres ni de dádivas públicas, mucho menos de lo recaudado para la Revolución, sino de su labor abnegada como tabaquero, y que los recursos aportados por su chaveta inexperta fueron menos al propio peculio que a la causa por la cual ofrendaría su vida.
Hombre imprescindible para la independencia de Cuba, fue íntimo camarada de Gómez y Martí, a quienes ayudó a unir con sus buenos oficios, articulándose con ellos los factores revolucionarios que harían decisivo el proyecto supremo de la Guerra Necesaria.
Sobre esta base, más que la opinión forzosamente subjetiva de un redactor de la pasada centuria que escribe en este siglo XXI, valen los testimonios de algunos de sus contemporáneos y compañeros de armas e ideales, testigos fidedignos de los méritos singulares de este espirituano ejemplar.
CRITERIOS QUE ENALTECEN
“El Brigadier Serafín Sánchez tiene cara de jefe; es muy simpático a pesar de ser serio; es culto y fino. Es el autor de Héroes humildes. Sus soldados, que es a quien más hay que creer en este sentido, dicen que es muy valiente”. (Brigadier Bernabé Boza).
“De sólidos méritos y limpio corazón (…), el valiente y sensato cubano Serafín Sánchez. De soldado se anduvo toda Cuba, y adquirió gloria justa y grande. Es persona de discreción y de manejo de hombres, de honradez absoluta y de reserva, y como usted lo ve tiene de columna hasta la estatura”. (José Martí sobre Serafín en carta a Eduardo Hidalgo Gato)
“Uno de los hombres de más dignidad y entereza que conozco, más sano y generoso y de utilidad verdadera para Cuba, es nuestro general Serafín Sánchez (…) Su virtud y valor son una garantía para su patria y su consejo de orden será útil donde quiera que él esté”. (José Martí).
“En este momento en que escribo mis rudezas en este Álbum, recuerdo —como en todos los actos— al hombre sin tacha, al patriota ejemplar, al militar pundonoroso y honrado, a mi leal amigo, a nuestro malogrado Mayor General Serafín Sánchez”. (General colombiano José Rogelio Castillo).
“Serafín Sánchez fue uno de los más activos, perseverantes y decididos defensores de la independencia patria; nunca desesperó de la victoria; su fe en la justicia de nuestra causa se sobrepuso siempre al desaliento que pudieran inspirar los parciales fracasos del ideal redentor”. (Juan Gualberto Gómez).
“Una vida de trabajo y heroísmo consagrada a la defensa de la patria, coronada por una muerte gloriosa, esa es tu historia”. (General Alejandro Rodríguez).
“Serafín Sánchez, luchador infatigable por Cuba durante su vida, nos dejó al morir el mismo deber, pero con el camino ya recorrido por él”. (General Lacret Morlot).
“La constancia fue la característica de su vida entera para luchar por las libertades patrias. Si la idea de aquella virtud pudiera encarnar en una forma humana, Serafín Sánchez con su simpática figura, con su perseverancia a prueba de contrariedades, hubiera podido representarla dignamente”. (Domingo Méndez Capote).
“Serafín Sánchez era un hombre bueno, patriota sincero y sin desmayos. Murió como había vivido: por la libertad y para la libertad. Si hay otra vida, su espíritu sonreirá al ver a Cuba libre e independiente, que fue su sueño y su aspiración”. (Enrique Collazo).
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