En Sancti Spíritus se han ejecutado numerosas inversiones en fábricas, hoteles y entidades, en aras de evitar la contaminación por residuales líquidos
Al decir de Leonel Díaz Camero, delegado del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente espirituano, los principales contaminadores de la provincia acometen inversiones importantes desde hace varios años con el fin de resolver esta problemática que puede causar daños irreparables al ecosistema.
En ese sentido, puntualizó que gracias a estudios de laboratorios se logró que, sin afectar el rendimiento productivo y el suelo, unas 350 hectáreas de plantaciones cañeras se beneficien con un nuevo sistema de fértirriego móvil, a partir de lo generado por el central Melanio Hernández y la Destilería Tuinucú.
Dijo a la prensa que en la destilería se hizo, además, un mantenimiento al sistema lagunar, que duplicó su capacidad de almacenamiento; a la vez que se construyó un sistema por pipas para el riego cañero.
Mientras, añadió que en la Refinería Sergio Soto, de Cabaiguán, se han desarrollado varias acciones en pos de disminuir y mejorar la carga contaminante que se emite a la cuenca del río Zaza y cuya tercera etapa inversionista contempla una nueva trampa de residuales y una planta de tratamiento terciaria.
Especificó que actualmente, como resultado de las labores constructivas, de reparación y mantenimiento, la Refinería cabaiguanense ha reducido en un 60 por ciento la carga que disponía al medio.
El directivo acotó que en el Hospital General Camilo Cienfuegos también se trabajó en la reparación de la planta para el tratamiento de residuales, además de la construcción de otra nueva, pues aunque esta institución no sea de las que genera mayor carga contaminante al ambiente, los desechos que emite al medio son muy peligrosos.
Asimismo, Díaz Camero señaló que las inversiones realizadas en la provincia dedican un monto de más de 19 millones de pesos a la solución de problemas ambientales que afectan la gestión de aguas; de ellos, unos 14 millones de pesos fueron destinados a la reparación del canal magistral de la cuenca del río Zaza, las colectoras y conductoras del nuevo acueducto del municipio de Trinidad y la supresión de grandes salideros, entre otros.
¿Y qué hacen los generadores de ruido para mitigar tal contaminación ambiental? ¿Qué exigencia les entabla el CITMA? Creo que ninguna, y a mi modo de ver, por pusilanimidad. Tomo por caso que frente a la dependencia de la información científica del organismo, inmueble localizado en Avenida de los Mártires y Carretera Central, existe un establecimiento gastronómico de moneda dura o suave que machaca con sus altavoces y pésima música a los trabajadores de dicha institución, a lo largo del día, amén de perturbar el descanso de los niños de los círculos infantiles aledaños al centro expendedor de bebidas, y de la cercanía de un centro docente universitario pero las autoridades ambientalistas de la provincia no han logrado ni siquiera que mitiguen el ruido o se abstengan de emitirlo a lo largo de las horas hábiles del día. Creo que si se lograra tal propósito, se beneficiaría la comunidad del entorno, el CITMA impondría su valer, los niños disfrutarían más de sus ensueños infantiles y los estudiantes universitarios no serían atraídos por música tan repugnante. Si la medida prosperara no creo que tendría graves consecuencias económicas para el centro gastronómico.
¿Lo lograrán los funcionarios del CITMA que tanto se distinguen en el cuidado de otras esferas del ambiente?