Escambray Periódico de Sancti Spíritus
Las dos instalaciones porcinas ubicadas en esa zona cercana al litoral norte, en Yaguajay, fueron casi devastadas por el huracán.
Lo de Irma en Carbó fue como ver, en vivo, la segunda parte del espacio televisivo La película del sábado. Allí, en la pantalla de la noche las escenas fueron de terror: un viento embravecido despedazaba los techos de zinc, arrancaba sechas, tiraba columnas al piso, destrozaba canelones, impactaba al rebaño. Junto a los animales de ambas unidades, una veintena de espectadores en calidad de guardianes de las dos instalaciones, vio el filme más tenso y largo que jamás imaginaron, incluso, aguantaron despiertos hasta el final de la película cuando en la pantalla diurna apareció otra imagen: la de la destrucción.
“Sentí miedo, la cosa se puso fea, la pared del almacén no se cayó, pero tembló, está cuarteada. Fue ahí cuando nos metimos los nueve en una oficinita de 2 metros, ese fue el refugio, teníamos que tunarnos para sentarnos. Allí ni se hablaba, estaba loco por que amaneciera; oiga, qué noche tan interminable, esto es peor que una guerra”, narra el custodio José Antonio Rosa Rodríguez, como recordando una escena que no quisiera volver a ver.
Para Alexis Bravo Suárez, dependiente de almacén, la parte que nunca van a olvidar es esa en que “el viento se llevó una esquina del techo, levantó el toldo que cubría el pienso y cayeron dos planchas de zinc clavadas en los sacos. Fue ahí cuando con la soga y unos ganchos, alumbrando con linternas, amarramos el techo que quedaba a la carreta que teníamos dentro del almacén”.
LA JOYA DEL PORCINO
El Centro Integral Porcino Carbó II, construido durante cuatro años a un costo cercano a los 10 millones de pesos e inaugurado en julio pasado como parte del desarrollo del programa de cría y ceba de cerdos en el territorio espirituano, está literalmente destruido por los vientos del huracán Irma a su paso por el norte de Yaguajay.
Lázaro León Cordero, director de la entidad, perteneciente a la Empresa Provincial Porcina, declaró a Escambray que de las 20 naves que componen la instalación, 16 sufrieron afectaciones severas en las cubiertas y estructuras de techo (sechas), a la vez que 10 columnas fueron derribadas, entre otros daños.
“A los cerdos —634— los agrupamos al conocer la fase informativa hacia naves interiores, esa fue la suerte, como se dice, porque si no tomamos la medida hubiésemos tenido muertes de animales, pero Irma desbarató la joya del Porcino en Cuba, levantada hasta con el sacrificio de los trabajadores”, señaló.
Aunque, las lágrimas y los rostros consternados dicen más que las palabras, en Carbó II no hay que mandar a nadie a trabajar; unos recogen planchas de zinc o los ripios que quedaron de ellas; otros retiran escombros y varios atienden a los animales, todavía agrupados, “pero ya comen y toman agua”, expresó el director.
Mientras, Migdalia León Rodríguez no parece en estos días la especialista de Recursos Humanos; lo mismo lleva guantes a las naves, que avisa de la merienda a los que rescatan del techo o del suelo cuanto pedazo de cubierta pueda reutilizarse.
“Perdí el techo de mi casa, en Vitoria, tengo los niños en la casa de mi hermana, en Yaguajay, pero vine para hacer lo que haga falta. Cuando vi esto el lunes, sentí ganas de llorar, es que las mujeres también pintamos y ayudamos a construir el centro”, dijo.
Por su parte, Lázaro León enunció que, con la ayuda de fuerzas de la Empresa Porcina y de otras entidades previstas para la reconstrucción, la estrategia inmediata es recuperar todo el techo posible, trabajar en las cuatro naves menos dañadas y mantener los animales y el ciclo reproductivo. La recuperación total requerirá montar otra vez las estructuras, según puntualizó el directivo.
LA OTRA MITAD DE CARBO
En explotación desde décadas anteriores, la Unidad Integral Carbó, aledaña a la anterior instalación y con las funciones de reproducción, maternidad, preceba y desarrollo, es otra viva imagen de la furia que descargó Irma sobre esta porción norte de la geografía espirituana.
“La afectación aquí fue total, excepto los filtros y áreas de oficina y comedor, se destruyó prácticamente toda la cubierta, son techos de canelones muy antiguos, una pérdida como esta nunca había pasado”, relató Alexander Mencías Pentón, el director.
En esta unidad de 22 naves y más de 5 000 cabezas el rebaño no corrió igual suerte y, hasta el martes, las muertes superaban los 300 animales, en tanto se afectó un nivel de pienso que estaba protegido, “pero el viento se llevó la puerta del almacén y la lona que lo cubría, esto se puso que te daban ganas de salir corriendo, pero, ¿para dónde?”, relató Mencías Pentón.
“Después de tres días ya los animales están comiendo y tomando agua, estamos retirando los escombros y poniendo cobertores a las naves para protegerlos del sol, tenemos que recuperarnos y seguir con la producción y el desarrollo porcino”, concluyó la fuente.
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Escambray / ISSN 9664-1277
Soy un Yaguagagense que aunque ausente desde el 1969 siento por mi pueblo y lo que ha ocurrido el alms se me ha entristecido y siento inmensa solidaridad con todos Los afectados. Que Dios os protega a todos..