Con la impronta de Fidel, el electorado de la provincia dio muestras de madurez cívica
En la vida y, por extensión, en el Periodismo, los hechos constituyen la mejor evidencia; lo demás es hojarasca. Y aunque me confiese detractor de los adjetivos, hoy no tengo razones para proscribirlos, al referirme a la celebración de las elecciones a delegados a la Asamblea Municipal de este domingo.
Más que masivos, dichos comicios resultaron memorables en Sancti Spíritus, donde acudieron 334 402 electores a los colegios, cifra equivalente al 89.45 por ciento de los inscritos. La calidad del voto se comportó al 92.8 por ciento.
Memorables, sí; porque cuando colocamos nuestras boletas en las urnas, sabíamos de la ausencia, apenas física, del líder que echó de los colegios electorales a los guardias rurales y puso a los pioneros a custodiar las urnas.
La improvisación no abona ningún éxito. Los resultados de las elecciones de este domingo se corresponden con la calidad de su preparación, incluida la capacitación de las autoridades electorales y del resto del personal.
No minimizo, tampoco, el aporte al desarrollo del proceso electoral de los supervisores, colaboradores, personal de apoyo, grupos de cómputo y de las organizaciones de masas, que contribuyeron con la movilización de los electores desde los barrios.
En Cuba el ejercicio del sufragio es un acto voluntario, a diferencia de Bélgica, Chipre, Grecia e Italia, donde los ciudadanos están obligados a votar. Digo más, en países, como Luxemburgo, imponen sanciones de hasta 1 000 euros a quienes infringen esta norma de modo reincidente.
Por voluntad de los electores, 328 delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular fueron ratificados; otro porcentaje asumirá estas funciones a partir de ahora.
En 39 circunscripciones habrá segunda vuelta el venidero domingo 3 de diciembre, por cuanto ninguno de los postulados obtuvo más de la mitad de los votos válidos emitidos por los electores.
De cualquier forma, dentro de una semana Sancti Spíritus dispondrá de los representantes del pueblo en la comunidad.
En lo adelante, a nosotros, como electores, nos quedará apoyarlos y participar de tú a tú junto con ellos en la solución de los problemas del barrio. A las direcciones administrativas les corresponderá escuchar atentamente sus inquietudes y asistir a las rendiciones de cuenta para no dejarlos solos en ese contacto con el pueblo. Porque un delegado solo no hace milagros.
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