La fábrica de cemento Siguaney permanece anquilosada como un fósil antediluviano. Atrás, bien atrás, quedaron sus tiempos de gloria. Durante el 2017 la planta tocó fondo con los hornos casi congelados por una paralización que se extendió buena parte del año. La materia prima, acarreada en su mayoría desde Cienfuegos, apenas permitió fabricar unas 73 000 toneladas, la más baja producción registrada desde la época de las vacas gordas.
¿Por qué se ha desbarrancado esta industria donde sentaron cátedra en Cuba en cuanto a eficiencia y calidad?, ¿cómo se esfumaron aquellos ímpetus creadores que la convirtieron en pionera para el empleo del crudo cubano, en la obtención del cemento blanco o de cementos especiales exclusivos en la isla?, ¿cuáles caminos quedan allí para salir a flote como pieza clave en los procesos inversionistas del centro del país? Escambray se acerca a los destinos presentes y futuros de Cemento Siguaney.
DIVIDE Y PERDERÁS
Los expertos aseguran sin ambages que la mejor materia prima para fabricar cemento en la isla pertenece a esta empresa. Ya en 1950 la firma Kennedy-Van Saun MFG reconocía su existencia en la comarca. Pero solo en 1965 comenzó la construcción de esta planta, a cuatro manos con la antigua Checoslovaquia socialista.
“Fue diseñada para trabajar con cuatro hornos que producían 500 toneladas diarias de clinker gris cada uno. En 1977 se rompió la marca de diseño. En los últimos años hemos venido sufriendo la famosa descapitalización de toda la industria del cemento. Hoy las fábricas como esta no se construyen en el mundo. Tenemos una tecnología muy antigua”, comenta el ingeniero Salvador Damas, a quien muchos reconocen como una autoridad en el tema en Cuba.
¿Acaso hoy Siguaney vive el peor momento desde su fundación?, ¿por qué la planta ha llegado a este punto crítico?
“Está en un momento muy difícil desde el punto de vista productivo porque cuenta nada más con dos hornos, el de cemento blanco y el de clinker gris. Este proceso ha venido caminando hace mucho, una planta no se deteriora de un día para otro. Comenzó desde el momento en que empezó a dividirse en Unidades Empresariales, cuando la tercerización. Se apartaron los trabajos de mantenimiento de la producción. Luego se dividieron las canteras, los servicios, el transporte. Aquella gran unidad que existía, donde los trabajadores tenían un alto sentido de pertenencia y todo el mundo veía por la fábrica, comenzó a deteriorarse. También nos han afectado los cambios de organismo, la falta de piezas. Son muchos detallitos”.
¿Y usted considera que Cemento Siguaney tiene alguna luz al final del túnel o sigue esperando el tiro de gracia?
“Creo que Siguaney tiene una luz muy larga en ese túnel, tiene muchas fortalezas. considero que la fábrica puede recuperarse y volver a ser lo que fue con un buen proceso de mejora para recuperar su eficiencia integral y haciendo algunos cambios de estructura. Para mí la unidad completa de la planta es fundamental”.
Ubicada en el ombligo de Cuba, la antigua fábrica ahora se encuentra fragmentada en la empresa productora, las unidades de mantenimiento y comercialización, así como otra entidad dedicada a la protección, todos geográficamente juntos, pero no revueltos.
“La industria ha sufrido falta de inversiones, de equipos y mantenimiento por años. El Ministerio de la Construcción, al cual pertenecemos hace un tiempo, no tiene conocimiento de lo que es la industria del cemento, en la Industria Básica adelantamos más. En el 2017 entraron algunas piezas que habíamos solicitado hacía mucho. Lo que ha entrado es un alivio, resuelve, aunque no es suficiente”, considera la ingeniera química Belkis Delgado, quien asumió las riendas de la Dirección Técnica desde el 2016.
La última gota que colmó la copa llegó con la intensa sequía que impuso una parada obligatoria durante varios meses del pasado año. Entonces, por una estrategia nacional, comenzaron a moler clinker —la principal materia prima de la que se obtiene el cemento— traído de Cienfuegos, una solución que podría parecer descabellada por los costos del traslado, pero que, a la postre, resulta más económica por la eficiencia del proceso seco existente en aquella fábrica.
Los resultados energéticos también se fueron por la borda aquí como consecuencia, al decir de los especialistas, de los bajos rendimientos y la inestabilidad productiva, evidente en el incumplimiento de sus programas durante los últimos ocho años. Ni siquiera los cementos especiales, una exclusividad en Cuba que muchas veces sacó las castañas del fuego a la hora de sumar utilidades, han podido dar la cara últimamente porque su elaboración depende del escaso clinker propio.
Asimismo, las limitaciones tecnológicas junto a la fluctuación laboral que provoca falta de capacitación, han estampado huella en la calidad de los surtidos, los cuales aún mantienen las exigencias establecidas, pero con cierta inestabilidad en algunos parámetros.
¿Cómo perdió el liderazgo en Cuba cemento Siguaney?, ¿podrá esta planta alguna vez volver a ser lo que fue?, provoca Escambray a Roberto Hernández, el tecnólogo principal más veterano en las lides de la industria del cemento en Cuba.
“Yo digo que no hay fábrica vieja, sino mal cuidada, la descuidamos nosotros, la descuidó el gobierno, todo el mundo. No se hicieron inversiones, ni gestiones suficientes y paramos en este punto. También tenemos una crisis de cuadros muy grande, algunos son improvisados y para dirigir una industria tiene que haber cierta experiencia y conocimiento. Volver a ser lo que éramos va a ser muy difícil, pero sí pudiéramos mejorar mucho con el apoyo de los organismos superiores, solos no podemos hacer nada”.
CAMPO MINADO
En los últimos tiempos aquí el mundo del mantenimiento y las inversiones parece un campo minado, con incumplimientos reiterados en sus proyecciones anuales y un actuar emergente apenas enfilado a resolver lo más grave. Sin embargo, algunas opiniones sobre los horizontes de Siguaney disienten hacia el otro extremo, como la de Saúl Rodríguez, inversionista de la planta y con cuatro décadas de desvelo entre estas polvorientas paredes: “Más que el peor año, el 2017 fue de recuperación aquí”.
¿Por qué usted aprecia la realidad con prisma tan diferente?
“Porque estamos saliendo del bache, nos han entrado recursos con los cuales hemos podido paliar un poco lo vital de la planta que teníamos prácticamente fuera de servicio.
El mayor problema ha sido que no logramos mantener el equipamiento tecnológico en un mínimo indispensable para producir. En el proceso hay mucho desgaste de piezas y de equipamiento. No teníamos los recursos, la tecnología se fue degradando hasta que llegó a un punto en que para trabajar el horno blanco teníamos que sacar lo del gris y cuando acabábamos la campaña del blanco pasábamos todo de nuevo para el gris y llegó un momento en que ni el blanco, ni el gris. Ya tenemos los dos hornos y no hay que parar uno para arrancar el otro”.
¿Qué les ha faltado: el financiamiento, el recurso para comprarlo o la gestión para importar?
“El tema de la importación, el ciclo de importación, las cosas llegan con atraso y muchas compras se cancelan por la deuda que tiene el país con proveedores extranjeros o por las formas de pago que se proponen. Tenemos el dinero, se asigna un presupuesto. Los planes de mantenimiento y las inversiones fundamentalmente se incumplen porque dependen de importaciones. No entiendo por qué la comida que me voy a comer la tiene que comprar alguien en La Habana, que no sabe ni dónde queda mi mesa. Nadie sabe en Cuba mejor que nosotros lo que esta fábrica necesita, solo hay que controlarlo”.
Durante años lidiaron infructuosamente con la Empresa Exportadora e Importadora de la Construcción, que pocas veces pudo hacer realidad los contratos establecidos por desconocimiento o burocracia, y últimamente han probado mejor suerte con la importadora de la industria azucarera, pero aún sufren la fragmentación estructural que parceló el itinerario del cemento.
¿Acaso resulta cierta esa opinión de que al área de mantenimiento le convienen las roturas de la fábrica para aumentar sus ingresos?
“Fríamente es así”.
¿Entonces corren el riesgo de que sus soluciones no resulten óptimas para que en corto tiempo vuelvan las averías?
“No, hay un grupo de supervisores por parte de la productora que revisa el trabajo y lo rechaza. Pero hay que lograr que todos los trabajadores estén en función de la producción de cemento”.
¿Con qué fórmula podría salir Siguaney del fondo del pozo?
“Invirtiendo y manteniendo anualmente. La fábrica está allá abajo todavía, pero ya no se está hundiendo, tiene intenciones de salir, nos faltan miles de cosas, aunque lo vital ya se ha ido resolviendo”.
Sin embargo, la mira de todos aquí continúa en un proyecto mucho más ambicioso, con capital chino, para levantar una industria nueva a un costado de esta: “Se van a utilizar algunas instalaciones de aquí, por ejemplo la casa de entrega, donde se empaca y distribuye; los silos de cemento; la misma molienda primaria; el comedor y los almacenes. Es decir, se van a utilizar algunos objetos de obra de esta planta que por supuesto se van a modernizar, pero van a ser mucho más baratos que si los hiciéramos de nuevo”.
¿De qué tecnología dispondrá la planta y cuáles niveles productivos podría alcanzar?
“Va a contar con un solo horno híbrido, es una tecnología que disminuye el costo de la inversión, no es lo mismo tener dos hornos que con uno solo hacer las dos funciones. Tiene la capacidad de 2 500 toneladas diarias de clinker gris y 2 000 toneladas diarias de clinker blanco, pero se pueden hacer 30 000 toneladas de blanco que es la demanda que tiene hoy el país y 500 000 de gris, porque produce más gris que blanco. Es un proceso seco, con un sistema automático de dirección del proceso tecnológico, todo moderno”.
La nueva planta, considerada una fábrica limpia, también resultará más eficiente energéticamente y muy conservadora del medio ambiente. La inversión, cuyo monto supera los 140 millones de USD, prevé además la continuidad de suministro de las piezas de repuesto necesarias para los próximos años.
¿Y ya resulta segura la ejecución de la nueva fábrica?
“Creo que hay un 90 por ciento de seguridad de que la inversión va, pero hasta que no se firme completamente el contrato no estamos seguros porque este mundo es muy convulso y variable. No hay una fecha definida. Estamos en la fase de preinversión. Ellos van a ser responsables del proyecto, del suministro, del montaje y la construcción. Estimo que la ejecución de la obra podría comenzar a final del tercer trimestre o principios del cuarto de este año”.
DISGUSTO POR EL QUINTO HORNO
El declive de Siguaney incluye varios ángulos. Aunque cuenta con 350 trabajadores y le faltan menos de 20 puestos por ocupar, la fluctuación laboral y la escasa capacitación campean por su respeto aquí. En casi una década únicamente les han asignado cuatro ingenieros o técnicos de los alrededor de 40 solicitados, con algunas consecuencias inconcebibles: hoy un abogado se desempeña allí como supervisor mecánico. Algunos cuadros tampoco cuentan con los conocimientos ni la experiencia ideales.
¿Por qué se van los trabajadores de Siguaney?, inquiere Escambray a Yoandys Cabrera, director de Recursos Humanos.
“Fundamentalmente porque los salarios no se corresponden con el nivel de actividad, de esfuerzo que se realiza en la empresa, que tiene un nivel de riesgo elevado, condiciones difíciles, aunque se garantizan los medios de protección. Aquí se trabaja 24 horas los 365 días del año y el salario medio en el 2017 fue de alrededor de 490 pesos, aunque también pagamos 10 CUC de estimulación”.
La Dirección Técnica grafica desde otro ángulo la inconformidad con el pago: “No estoy de acuerdo con que la Unidad de Mantenimiento me cobre, por ejemplo, ciento y pico mil pesos por sus servicios en un mes debido al estado técnico de la planta. También tenemos que vender el cemento a la comercializadora a los precios bajos que decide el país. Al bolsillo de nosotros no va nada. Quiero que ellos ganen, pero que se valore el salario de los productores porque todo depende del cementico nuestro”.
Las organizaciones políticas y sindical de la fábrica comparten las anteriores tribulaciones de sus compañeros y abordan otras inquietudes que hacen mella en su desempeño, como un tema que llega recurrente en boca de absolutamente todos los entrevistados: “También disgustó muchísimo que nos quitaran el descanso en la villa de La Boca, escribimos a varios lugares y nunca hubo respuesta. Yo digo que fue el quinto horno que nos cerraron porque hacía que la gente trabajara 10 veces más. A pesar de eso, aquí sí se trabaja, pero las condiciones son muy duras”, valora Oscar Hernández, secretario del Buró Sindical.
Al ingeniero Gonzalo Reina Aguilar le soltaron casi literalmente una papa caliente en la mano cuando lo nombraron hace ya tres años como el cuarto director de Cemento Siguaney en la última década. De poco le ha valido su experiencia en esta rama: la fábrica no acaba de levantar cabeza.
En su entrevista con Escambray , no exenta de algún rifirrafe, dejó claras algunas discrepancias y un optimismo contra viento y marea: “Ha habido un deterioro en varios puntos, pero no ha habido un deterioro ni moral ni político. En el 2018 pensamos, a raíz de algunos recursos que nos han entrado, aún insuficientes, enfrentar el plan de producción con el espíritu de cumplirlo. Tenemos toda la confianza en que seguirán mejorando las inversiones planificadas y se irá mejorando la planta. Aún en las condiciones difíciles de hoy vamos a seguir trabajando, con una nueva inversión o sin ella”.
Existe preocupación por la seguridad en algunas áreas como la de envasado, ¿si se desprende el cemento fraguado de los silos puede ocurrir un accidente mortal?, ¿qué perspectivas existen de resolver esas condiciones extremas?
“Como cualquier cosa que se desprenda, te puede matar. Es algo peligroso, pero se hace en el cemento con toda la supervisión y la seguridad y se puede hacer como cualquier trabajo riesgoso. Usted crea todas las condiciones para hacerlo y no hay peligro para la vida. Aquí se trabaja en condiciones extremas en muchos lugares. Eso sucede en todos los silos, hay una planificación para este año de darles mantenimiento a dos de nuestros cinco silos”.
Demasiadas distancias separan las incertidumbres de las certezas en esta industria otrora de puntería y reputación. Minutos cruciales caminan hace días y años en el reloj de Cemento Siguaney. Un deseo inconfesado sobrevuela el polvillo neblinoso y los espasmos de sus hornos: que no sea infinita la espera para recuperar la autoestima y dejar por fin atrás este ya prolongado tiempo muerto.
LA EMPRESA CEMENTO SIGUANEY ESTA EN EL FONDO DEL POSO POR LA DIRECCION DEL PAIS QUE DESIDIO DESARMAU EL SISTEMA UNIDO QUE TENIA PARA CREAR EL ¨PERFECCIONAMIENTO EMPRESARIAL¨ QUE DEBERIA LLAMARLO DESARMAMIENTO EMPRESARIAL QUE DESPUES QUE SE APLICO EN UNA EMPRESA COMO ESA CON UNOS RESULTADOS A NIVEL DE PAIS NO HA LEVANTADO LOS PIES DEL PISO EN CUANTO A LA PRODUCCION DE CEMENTO EN LA REGION CENTRAL. DONDE HAY UCHOS DIRIGENTES Y POCOS HACEN SU TRABAJO AQUI QUEDAN BIEN EL DICHO QUE DECE QUE MIENTAS MAS GALLINAS EN UN GALLINERO MAS MIERDA Y MENOS HUEVOS. MIS RESPETOS A TODOS LOS TRABAJADORES DE LA EMPRESA DE CEMENTO SIGUANEY ESPECIALMENTE A LOS QUE ESTAN DIRECTOS A LA PRODUCCION QUE SON LOS QUE SE ESTAN PARTIENDO EL LOMO PARA SACAR LA EMPRESAS ADELANTE
Entre los problemas internos, los de inversión y el descontento de sus trabajadores al final la fabrica quedo en tierra de nadie. Espero realmente que finalmente se concrete el proyecto de inversión y se ejecute lo antes posible.
Que logren una unidad y estimulación de sus trabajadores, para que vuelva a ser lo que fue algún día la fabrica porque al final el platos rotos los estamos pagado la población con la escases del producto. aquí en Trinidad el saco de cemento se cotiza a 10 CUC en la bolsa negra.
cuando alguien recibe una explicacion de como funcionan las estructuras empresariales en esta fabrica de Cemento le parece estar oyendo algo surrealista, no hay forma de entenderlo, el mantenimiento industrial, el automotriz, las ventas, comedores y servicios, canteras, transporte, son empresas con sus directores, vices, recursos humanos, economicos, transporte, carros ligeros,todas le facturan a la productora que es como le llaman al resto de la planta, para que seguir, todos saben que no funciona, pero los ministerios, que son varios, a los cuales ha estado subordinada no lo entienden y no aceptan la estructura con la cual durante varias decadas, y con mas de mil trabajadores, esta empresa fue ejemplo en produccion y eficiencia, estas industrias, de varias ramas, siempre necesitaron de contratos directo con proveedores, casi siempre con el pais que suministró la planta, Planta Mecanica de Santa Clara, los talleres del niquel y otros grandes talleres del pais suministraban muchas de las piezas fundamentales, pero no hace falta explicar la recesion general de la economia por el Periodo Especial, a lo cual esta planta no fue ajena. No se puede pasar por alto algo, la presencia de una alta concentracion de polvo en el ambiente, la hacen altamente contaminante y nociva, uno de los alicientes de los trabajadores era un motel de descanso en La Boca, construido y mantenido constantemente con el esfuerzo de los trabajadores, en los meses de junio a septiembre en periodos de 5 dias mas de 200 familias disfrutaban de un bien ganado descanso, no se entendio o no se explico muy bien aquella medida que los privó de esta posiblidad. En general, este colectivo siempre fue ejemplo de eficiencia, laboriosidad y constante superacion, desde hace algunos años hay un relevo generacional, y muchos trabajadores hoy son hijos o nietos de aquellos pioneros que en 1971 la pusieron en produccion, confiemos en ellos, tienen un legado y esa planta de China que pudiera hacerse realidad, sera la oportunidad que tendran para demostrarlo.
Después de tanto triunfalismo o de escribir sobre las dificultades en pasado , tanto,que a veces pienso si los de la prensa viven en un mundo diferente al que vivo, este tipo de artículos se acerca más a la realidad y resulta promisorio
Un verdadero desastre. Lei el articulo integramente. Que acaben de llegar los chinos, pongan a un lados los
cubanos y que produzcan, que eso es lo que hace falta.