En todo el país, candidatos a diputados y a delegados a la Asamblea Provincial llegan hasta las comunidades para intercambiar con sus electores
Dicen que Taguasco ha nacido tres veces: una, cuando sembraron las primeras casas en aquel realengo de la comarca espirituana; otra, cuando llegó la bendición del Ferrocarril Central que lo conectó con el resto de la isla –allá por 1910– y la tercera, cuando lo descubrió la locomotora de la Revolución, acaso mucho más vigorosa que todas las que han desandado el camino de hierro a lo largo de más de un siglo.
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«Hoy puede haber 20 deficiencias y las hay», sostiene Nelson Barrios –un cronista del pueblo que conoció los suburbios de Las Yaguas y El Humo, el desalojo de los abusados y la miseria en Pozo Colorado, Tres Guanos y Ojo de Agua–, pero la realidad no la puede tapar nadie: «En este pueblo había solo cuatro casas de placa».
Los taguasquenses se precian lo mismo de haber tenido a Máximo Gómez más de cien días dando machete en sus predios, que de su vocación tabacalera y ganadera, de sus raíces canarias, de la humildad de su gente y del linaje de las parrandas de Zaza del Medio, las fiestas que no pueden faltar año tras año.
De eso y de mucho más hablaron el historiador y los candidatos a delegados a la Asamblea Provincial del Poder Popular y a diputados al Parlamento nacional en su primer día de intercambio con la sociedad en este territorio.
En un municipio que huele a tabaco desde una esquina a la otra, los nominados iniciaron su recorrido por dos centros emblemáticos: la fábrica de torcido Alberto Mansito, capaz de producir en una campaña millón y medio de puros de las marcas más reconocidas en el país y vanguardia nacional por 21 años, y la escogida de la cabecera municipal, donde la materia prima se pone a punto para la elaboración de las vitolas.
El «milagro» de crecer sucesivamente en la producción tabacalera durante los últimos años, primero en medio de una sequía agónica y luego al borde del diluvio; el mejoramiento de las condiciones y de los ingresos del sector y la garantía de una fuerza de trabajo estable, heredera de aquellos isleños fundadores del pueblo, fueron solo algunos de los temas esbozados en un diálogo sincero y desalmidonado, donde la Comisión de Candidaturas aprovechó para presentar a los candidatos, incluido uno muy conocido en el gremio, el joven Yoán Carmona, tabaquero de Zaza del Medio.
Los torcedores, que según dicen hablan con las manos, respondieron con el sonido de las chavetas sobre la mesa, en una suerte de asentimiento que no necesitaba traducción.
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