Un hermoso mar de pañoletas vistió de azul la tierra cubana, al ingresar este martes en la Organización de Pioneros José Martí cerca de 130 mil escolares de primer grado.
Fue el homenaje de los “pinos nuevos” de la Revolución al Comandante Ernesto Guevara, en el aniversario 52 de su caída en combate, y otra clara muestra del constante renuevo y la continuidad histórica de un proceso, que tiene al Guerrillero Heroico entre sus principales íconos y referentes.
Plazas, parques, escuelas, históricos parajes y calles atestiguan el feliz suceso, ese momento irrepetible e inolvidable, en que de sus padres y maestros recibieron niñas y niños la pañoleta de color azul que identifica a los “moncadistas” y ha de acompañarlos durante la etapa inicial de su vida de pioneros.
“Seremos como el Che” dijeron por vez primera, felices, orgullosos y seguros de haberse empinado muy alto, y al ver anudado en el pecho el más importante atributo pioneril, soñarán despiertos ser protagonistas de hazañas dignas del legendario combatiente.
Cantos y vibrantes palabras en verso y en prosa reafirmaron en cada acto de bienvenida el compromiso de los más jóvenes con el presente y el futuro de la Patria, y honraron la gloriosa historia de luchas del pueblo cubano y a sus héroes y mártires.
Rosa María Ramírez Montero, miembro del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas y presidenta de la “José Martí”, confirmó a la ACN que las provincias de Camagüey y La Habana compartirton esta vez la sede mayor de la iniciación pioneril.
En el caso de la capital del país, la cita fue en la Plaza Vieja, en el Centro Histórico de la ciudad, como regalo anticipado a la Villa de San Cristóbal de La Habana por sus 500 años.
Allí, en solemne ceremonia, alumnos de cuatro colectivos de primaria cercanos ingresaron esta mañana en la organización que agrupa y representa a los niños y adolescentes cubanos y, desde hace mucho, consagra cada ocho de octubre al sabio empeño de renovarse y crecer.
Significó que en todas partes, la bienvenida hoy a la “José Martí” fue un acto de reafirmación patriótica, de fe en la extraordinaria capacidad de este pueblo de resistir, luchar y vencer, y un rotundo SÍ por Cuba, agredida con saña por el bárbaro Imperio, pero que no se amedrenta ni claudica y, a pesar del bloqueo genocida, seguirá adelante, siempre en Revolución.
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