Tal vez la costumbre de producir alimentos casi siempre bajo la presión de las contingencias y las limitaciones de recursos, haga pensar a muchos que en el contexto del enfrentamiento a la COVID-19 las cuentas en materia de agricultura no se modifican porque las misiones son harto conocidas; es cierto que la tierra está fuera del aislamiento laboral, pero las circunstancias le suman un pesquisaje productivo que sitúa al surco en el otro epicentro de la pandemia.
Eso explica por qué el Sistema de la Agricultura en Sancti Spíritus encarrila un laboreo inmediato y perspectivo en respuesta a las necesidades de comida de estos días y para los meses posteriores, pues basta otear el horizonte local y mundial para entender que la mayor seguridad alimentaria para la Cuba bloqueada y cerrada también ahora a uno de sus principales ingresos financieros, se asienta en las reservas productivas del campo.
A juzgar por lo visto en los linderos de Banao, los productores se han tapado la boca, pero no le han quitado las manos a la tierra y una mujer como Dulce María Barea Salabarría, vicepresidenta de la UBPC Serafín Sánchez, despeja las dudas: “Esto no puede ser un plan más ni el entusiasmo de unos meses, porque es algo muy serio, somos responsables y disciplinados, aquí no caben las equivocaciones ni escudarnos en lo que falta, hay que respetar y cumplir con lo que tengamos a mano este sagrado compromiso de sembrar y producir en medio de una situación tan difícil”.
ALISTAR SUELOS, LA PRIORIDAD
Más que casualidad, para los cubanos es una suerte que esta emergencia sanitaria con aislamiento social incluido coincida con la época de la papa porque representa un respiro en la mesa familiar. Sin embargo, la realidad obliga a mirar adelante y sin espantar el asombro ante tan aguda sequía, no quedan más caminos alimentarios que los que conducen a la tierra.
Puede que sea también una casualidad que el replanteo de la Agricultura ante el nuevo escenario ocurra en la antesala de la primavera y la preparación de suelos en este período es algo habitual, aunque su alcance es una incógnita ante la carencia de combustible, más es de esperar que la paralización de otras actividades permita avivar el empleo de la maquinaria agrícola.
Al decir de Juan José González Nazco, delegado de la Agricultura en Sancti Spíritus, el nuevo reclamo no sorprende ni coge movidos a los productores que desde septiembre pasado trabajan casi a pulmón; de lo que se trata ahora es de ir a cada unidad productora y finca a “pactar un compromiso de qué más puede aportar cada uno aparte de su plan y de lo que tiene contratado con los recursos que tenemos, ese es el desafío”, señaló.
Subrayó González Nazco que la esencia es aumentar la siembra, la producción y el acopio para corresponder al contexto actual y “podemos decir —afirmó— que hay una respuesta muy positiva por parte de los productores que se expresa en la disposición de aportar unas 6 000 toneladas más a lo que estaba previsto, compromiso reafirmado días atrás en una reunión territorial ante la dirección del Partido y el Gobierno a nivel de país”.
Explicó que el paso clave ahora es incrementar los niveles de preparación y alistamiento de tierra para desde que exista humedad acometer una campaña de siembra grande porque predominan las áreas de secano; la estrategia dará prioridad a los cultivos de ciclo corto, sin descuidar plantaciones como la yuca y el plátano que asegurarían comida más adelante.
La vida enseña que en esta y en otras circunstancias derivadas de eventos meteorológicos no basta con hacer planes, siembras y obtener cosechas. “Estamos discutiendo con los productores para recoger la mayor parte de las producciones que hoy tenemos en los campos y las que llegarán después, de manera que podamos asegurar la distribución ordenada y a los precios establecidos por los diferentes mecanismos de comercialización”, declaró.
NASOBUCO EN LAS SITIERÍAS
Luis Pentón Ramírez, integrante de la Cooperativa Julio Calviño, no ha querido perder tiempo, esperar los recursos o porque la lluvia regrese a Banao, por eso en los últimos días ha estado ocupado en la siembra de una hectárea de yuca, sin descuidar las vacas en ordeño ni la ceba de toros.
“Compré el combustible, preparé la tierra, ahora con la turbina la mojé para que el cultivo se prenda, cuando complete la siembra le daré otro riego. Es muy delicado el momento que estamos viviendo y la situación que se ha creado con esta enfermedad, sabemos que no hay recursos, pero no queda otra que producir y entregar la comida; usted no se imagina lo incomodo que es trabajar la tierra con un nasobuco, pero nos tenemos que proteger”.
Isidro Hernández Toledo, director de producción en la Empresa Agropecuaria Banao, destacó el rol productivo de ese polo que agrupa a más de 1 000 campesinos, de los cuales unos 900 trabajan los cultivos varios y donde pese a la severa sequía quedan reservas de agua subterránea, una bendición en estos tiempos.
Identificar en Banao —expresó— un compromiso individual de siembra, producción y entrega de comida rompe cualquier tradicionalismo que pudiera existir en la zona; a la vez agruparon el mayor potencial en los productores de avanzada, en las áreas de las cinco máquinas de riego y sin abandonar las plantaciones de ciclo corto, dan especial atención a los cultivos de plátano y yuca por lo que van a representar más adelante.
“Hay que decir — señaló— que en la mayoría de los campesinos hay un entendimiento del esfuerzo que está pidiendo el país y este compromiso por productor, y no a nivel de Cooperativa, permitirá un mejor control de la siembra y la cosecha. Estamos en un momento donde no cabe un plan de entusiasmo y nadie en toda la cadena de la agricultura puede fallar ante este reclamo de dar más comida”
Los terrenos de Cuchara, Pojabo, San Pablo o Pozo Colorado son algunos de esos escenarios donde la emergencia sanitaria ha llevado a los productores a no quitarles las manos al surco; tampoco a un jornalero como Eugenio Díaz se le escapa la singularidad del momento: “Hay que producir, protegerse y ayudar al país en todo lo que podamos, con recursos o sin recursos vamos a sembrar y echar pa’lante, es lo que nos toca a los que trabajamos en la tierra”.
¡! PUDIERON SER CINCO AñOS ¡!
(Décimas en denuncia al caso de robo de 283 lbs papa en Villa Clara en medio del Covid 19)
-1-
El robo de esos recursos
en medio de la pandemia
lleva una sanción muy seria
a esos farsantes intrusos
afecta a la población incluso
que enfermos y contagiados
se les tiene garantizado
el per cápita establecido
para que estos atrevidos
actúen con desagrado.
-2-
Hasta el propio carretonero
por ser cómplice directo
lleva el mismo tratamiento
no fue el hombre sincero
pudo negarse primero
para así evitar el daño
pienso que lo más extraño
con permiso del Tribunal
a ambos,… para ser ejemplar
¡! pudieron ser cinco años ¡!.
—000—
EL POETA YUMURINO
7 de Abril de 2020