Cuba, que supuestamente no coopera con Estados Unidos en el combate al terrorismo, hoy salva el 80 por ciento de los pacientes críticos y graves por la Covid-19, mientras esa misma cantidad fallece en el mundo.
Este viernes, en un encuentro con científicos y expertos en el combate a la pandemia en la isla caribeña, el presidente Miguel Díaz-Canel destacó el papel de la biotecnología cubana en ese logro, solo posible gracias al desarrollo alcanzado por la ciencia en el país.
La isla caribeña, incluida en la espuria lista del Departamento de Estado, es la misma que hoy tiene desplegados en 24 países dos mil 300 combatientes, que luchan contra la pandemia, organizados en 26 brigadas médicas, informa el Ministerio de Salud Pública cubano.
Armados de conocimientos y estetoscopios, estos profesionales de la salud de la mayor de las Antillas se unieron a otros 28 mil que en 59 naciones enfrentan los problemas médicos de esos pueblos. Ellos, también hoy, luchan contra el coronavirus SARS CoV-2.
No son mercenarios o militares, mucho menos contratistas que invaden naciones e intentan asesinar a presidentes elegidos democráticamente. Tampoco son soldados de la U.S. Army que sobre buques de guerra amenazan hoy a petroleros iraníes y a Venezuela.
Ese gesto solidario no lo ha podido impedir el bloqueo del Gobierno de Estados Unidos contra la isla, cruelmente recrudecido, ni los intentos de Washington para desacreditar y obstaculizar la cooperación médica cubana.
Formado por el Gobierno que ‘no coopera completamente’ en la lucha antiterrorista, según Washington, ese ‘ejército de batas blancas’, como lo calificara el líder Fidel Castro, es ejemplo de la solidaridad que el mundo requiere para hacer frente a la pandemia.
Se trata del mismo país que hace 20 años fundó la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), institución definida como ‘el sueño de los pueblos pobres del mundo’, por el Comandante en Jefe, como también lo llaman los cubanos.
En este centro de altos estudios, la isla graduó hasta 2019 un total de 29 mil 736 médicos de diversos países, fundamentalmente de América Latina, el Caribe y África, y hoy se forman jóvenes de más de 80 naciones.
Con tales culpas tiene que cargar Cuba para justificar el castigo de Washington, que con su bloqueo económico, comercial y financiero desde hace 60 años intenta doblegar y eliminar las conquistas alcanzadas por la Revolución iniciada en enero de 1959.
La misma Casa Blanca que ha sido cómplice de acciones terroristas contra la isla, lista que incluye infiltraciones de espías, ataques piratas a naves aéreas y marítimas, secuestros de aviones y embarcaciones, agresiones biológicas, radiales y televisivas.
El Gobierno que incluye a Cuba en su lista de países que no apoyan la lucha contra el terrorismo, es el mismo que alienta la emigración ilegal y violenta, los planes de asesinato a sus principales dirigentes; además de obstaculizar y sabotear el comercio contra la isla.
Según el coronel Juan Sánchez Rodríguez, primer investigador del Centro de Estudios Militares, con la complicidad del Gobierno de Estados Unidos la mayor de las Antillas ha sido víctima de 681 acciones terroristas, incluida la invasión mercenaria de Playa Girón.
En información publicada por el sitio web Cuba Defensa, Sánchez apuntó que como consecuencia de estos ataques, perdieron la vida tres mil 478 cubanos, entre ellos hombres, mujeres y niños, mientras otras dos mil 99 personas quedaron discapacitadas.
Como publicara recientemente en su cuenta de la red social Twitter, el canciller venezolano Jorge Arreaza, ‘con total cinismo, el gobierno supremacista de Trump trata de convertir la víctima en victimario’.
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