Nunca serán suficientes las muestras de amor y agradecimiento al Héroe Nacional de Cuba. Y si llegan desde el arte, el tributo cobra un mayor valor por ser él una de las expresiones más genuinas de la cultura cubana. Por ello, ni en tiempos de COVID-19, la filial espirituana de la Sociedad Cultural José Martí (SCJM) postergó un evento que nos devuelve cada año a ese ser humano con luces y sombras mediante la interpretación de los amantes de la creación en miniatura.
En esta ocasión, durante el XIV Salón José Martí, la ecología y las artes, debido a la situación epidemiológica, no se dieron cita en predios yayaberos los participantes y solo enviaron obras los residentes en esta provincia y en la ciudad de Morón.
Pinturas, collage, grabado, manualidades que convidan, lupa en mano, a disfrutar para comprender cada detalle se muestran en una de las paredes de la propia filial de la SCJM, materiales que abordan temas diversos como la misma obra legada por el autor de Nuestra América.
Tras la evaluación de cada una de las creaciones, el jurado integrado por especialistas en artes plásticas decidió conferir el primer lauro de esta edición al avileño Pedro Quiñones Triana, por Enigma, considerada como muy original y con gran riqueza visual. El segundo premio fue a las manos del espirituano Eduardo Nario Morell, por el conjunto Bogando por las ideas y El gran acto, avalado por la calidad con que trabajó el óleo sobre lienzo en un pequeño formato, y el tercer puesto lo conquistó Elena E. Arévalo Guevara por El Martí, confeccionado con la técnica de amigurumi.
“He participado en varias ocasiones en este salón porque soy una apasionada del arte en miniatura. Siempre me pongo como reto crear en pequeña escala mediante los hilos y las agujas. En esta ocasión logré un José Martí sentado sobre una piedra”, explicó la laureada.
Además, se otorgó una mención a la obra Punto de partida # 1, del artista Ángel Luis Alfaro Ramírez.
A fin de no olvidar el resto de las propuestas que cada año convoca a los miniaturistas a encontrarse en Sancti Spíritus, se exhibe además en la propia sede de la filial de la SCJM una treintena de piezas como resumen de la historia de ese evento.
“Surgieron en otras ediciones y son resultado de las pintadas, una de las particularidades de esta cita. Siempre nos vamos a un lugar como el Jardín Botánico o a una de las márgenes del río Yayabo para crear en contacto con la naturaleza, pero lamentablemente muchos artistas se quedaron con las obras en caja que no pudieron enviar por la compleja situación epidemiológica que vive el país”, dijo Nelson W. García Pérez, máximo gestor de este evento.
Desde ya se alistan en Sancti Spíritus las condiciones para en enero del 2022 volver desde el arte a escala menor a honrar a un Gigante. La convocatoria es siempre la misma: “Encontrarnos y crear inspirados en José Martí, la ecología y las artes”, acotó.
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