Cuando decimos, por ejemplo, «Paso por tu casa en la tarde noche», hacemos referencia a un momento impreciso entre el final de la tarde y el comienzo de la noche. En Cuba, en la actual época del año, ese momento se ubica, más o menos, entre las 5 y las 6 p. m. El lapso varía con el cambio de estación y de hora en el país ―en verano sería entre las 6 y las 7 p. m.―, y también con la percepción de cada hablante.
No hallaremos tarde noche en ningún diccionario. Pero en el Corpus del español del siglo XXI (CORPES) —conjunto de textos reunido por la Real Academia Española (RAE)—, sí aparece. Se la documenta en obras literarias y periodísticas de Cuba, España y una decena de países latinoamericanos. También en el Corpus del Nuevo diccionario histórico del español (CNDHE) hay pruebas de su empleo, al menos desde la última década del siglo XX. En estos textos la forma de escritura es tarde noche, con ambos miembros separados, tal como en otros compuestos sintagmáticos de sustantivos en aposición: ciencia ficción, sofá cama, café teatro, coche bomba, hombre rana, etcétera.
La Fundación del Español Urgente (Fundéu) también considera válida la opción tarde-noche, que para la RAE resulta preferible, según ha respondido por Twitter a la consulta de un hablante.
Pienso, sin embargo, que esta variante no se ajusta cabalmente a ninguna de las tres clases de unidades léxicas complejas integradas por sustantivos para las cuales las normas académicas estipulan el uso del guion intermedio. En primer lugar, la secuencia tarde noche difiere de los compuestos «meramente ocasionales, fruto de creaciones particulares» a que alude la Ortografía de la lengua española (OLE). En segundo término, y conforme al CNDHE, que atestigua su presencia en la lengua escrita desde hace casi treinta años, tampoco encaja dentro de las «creaciones neológicas recientes». Por último, tarde noche no es una combinación del tipo director-presentador, cuyos componentes «están al mismo nivel» y resultan equiparables a la construcción coordinada (director y presentador).
Estimo, en cambio, que cabría la posibilidad de escribir tardenoche, como un compuesto univerbal. No solo por la estabilidad formal y el significado unitario de la expresión, sino porque en la pronunciación el primer miembro, tarde, tiende a perder su acento, y el conjunto pasa a constituir un solo grupo acentual, [tardenóche], a semejanza de puercoespín, arcoíris, medioambiente…, vocablos de origen pluriverbal y que todavía, minoritariamente, se les puede hallar escritos así: puerco espín, arco iris, medio ambiente…
Algo semejante ocurre con la unidad verde olivo. Ni ella ni verde oliva ―variante de mayor arraigo en el español peninsular― se lematizan en los diccionarios de nuestra lengua. Esta ausencia es consistente con la interpretación que las expresiones complejas designadoras de color han tenido en la gramática hispánica, que no las considera, de manera general, entidades léxicas, sino combinaciones libres de la sintaxis. Hablo, por ejemplo, de agrupamientos en que al nombre básico de color se une un sustantivo que precisa el matiz: negro azabache, blanco hueso, verde limón, rojo vino, amarillo pollito y otras muchas.
Si bien en la prensa en lengua española a la que se tiene acceso vía digital la tendencia mayoritaria es la escritura de la secuencia en dos palabras gráficas, verde olivo, también se verifica un número apreciable de realizaciones, en Cuba y en varios países, donde los términos se sueldan: verdeolivo.
En unos casos la voz funciona como sustantivo («El verdeolivo de su uniforme…», «había vestido por primera vez el verdeolivo»), a veces apuesto, inmovilizado en singular, modificando a otro nombre que se halla en plural («los uniformes verdeolivo», «sus pequeños trajes verdeolivo»). En varias naciones de Centro y Suramérica, además de color, el sustantivo verdeolivo denota los cuerpos de la Policía ―en Bolivia― o del Ejército ―en Honduras, Paraguay, etc.― («los verdeolivos no dudaron en disparar», «el pelotón de los verdeolivos»).
En otros casos verdeolivo hace de adjetivo, concordante en singular («su traje verdeolivo»; «la esperanza verdeolivo de una Cuba más justa») o en plural («uniformes kakis y verdeolivos confundidos»; «pantalón y camisa verdeolivos»; «su típico traje y gorra verdeolivos»).
Amén de la articulación monoacentual de verdeolivo, [ber.de.o.lí.bo], y de que su significado no se deriva de la simple suma del significado de verde y de olivo, en los últimos ejemplos la fusión gráfica encuentra una razón adicional en la marca de plural tras el segundo constituyente, hecho que refuerza la cohesión morfológica del conjunto.
Las secuencias tarde noche y verde olivo cumplen las condiciones a partir de las cuales OLE recomienda la escritura de una expresión pluriverbal en una sola palabra, aunque esa forma «pueda no ser aún la más extendida en el uso»: tardenoche y verdeolivo. No es un fenómeno frecuente, pero si Ud. se fija bien, en el diccionario académico hallará estas y otras alternancias: talvez ~ tal vez, hierbabuena ~ hierba buena, cielorraso ~ cielo raso, malcriado ~ mal criado, malmandado ~ mal mandado, malhablado ~ mal hablado, malpensado ~ mal pensado…
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