La resurrección de Mathisa (+fotos)

La única fábrica de almohadillas sanitarias del centro de Cuba cambió totalmente su imagen. Lista está él área donde se instalará la nueva
máquina con la cual se completaría la inversión en la industria espirituana

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El proceso inversionista desarrollado desde el 2019 en Mathisa le devolvió el confort a esta industria espirituana. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)
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El proceso inversionista desarrollado desde el 2019 en Mathisa le devolvió el confort a esta industria espirituana. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Quien recorre la Unidad Empresarial de Base (UEB) Mathisa Sancti Spíritus y se remonta en el tiempo a lo que fue esa industria desde su surgimiento hace más de una década a la fecha comprueba que el cambio ha sido radical. Llamativas áreas exteriores con plantas ornamentales, garitas y carteles, una recepción de lujo, oficinas con el confort requerido, baños y taquillas impecables y un comedor que semeja al mejor de los restaurantes denotan la cultura del detalle que quedó impregnada en cada parte renovada y que al cierre de la jornada obliga a los responsables a revisar rincón por rincón para mantener el orden con el cual reciben el siguiente día.

Al decir del propio colectivo, protagonista de muchas acciones, nada de esto ha sido posible sin la certera dirección de la UEB, que en los últimos años ha dado una lección de laboriosidad y entrega para asegurar que los más de 120 trabajadores sigan embelleciendo y conservando cada parte remodelada, porque de ello depende la mejora en la calidad de vida de los obreros, esos que, al sentirse bien, defienden y cuidan, con un alto sentido de pertenencia, la inversión iniciada desde el 2018.

Para Mireya Gómez Saya, directora de la UEB, ni la COVID-19 ni los efectos del bloqueo impuesto por los Estados Unidos a la isla han sido limitantes para que en Mathisa la actividad productiva marche a la par de las acciones constructivas. “En el año 2020 parecía que no se podía terminar la obra civil —explica—, primero por la aparición de la pandemia y luego por las restricciones con algunos recursos, pero la realidad fue otra y ya está lista toda la industria, incluso el área donde será instalada la moderna máquina que el país importará con vistas a incrementar los niveles productivos, diversificar surtidos y generar nuevas fuentes de empleo para los espirituanos”.

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Gracias a la labor de mecánicos y operarios, las máquinas de fabricación de almohadillas sanitarias continúan activas. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

DE LA ACADEMIA LO APROVECHAMOS TODO

Ángel Pozo González, el jefe técnico-productivo de Mathisa, comenta que el vínculo con la Universidad y las escuelas politécnicas del territorio ha sido determinante en el proceso de capacitación del personal de esta fábrica, una de las tres existentes en el país, la cual abastece de almohadillas sanitarias, a través de la comercializadora de Emcomed, a la red de farmacias de las provincias de Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey, aunque en ocasiones cubre envíos para otros territorios.

“Sin el empleo de la ciencia y la técnica nada de esto habría sido posible, pues no existen en Cuba carreras que formen a técnicos o profesionales para trabajar en fábricas como estas, por eso aquí se han impartido cursos por áreas y actividades, a fin de que los obreros aprendan todo lo relacionado con la actividad que realizan, incluso, se han dado casos en los que hemos trasmitido conocimientos a personal de otras industrias similares.

“Todo este proceso de preparación de la fuerza —continúa diciendo Pozo— permite, además, el funcionamiento de las tres máquinas, a pesar de que ya superan los 10 años de labor ininterrumpida, pues nuestros operarios son también mecánicos y conocen cada parte de su equipo. Aunque contamos con una fuerza especializada, en el área de mantenimiento industrial, que la encabeza un joven ingeniero y otros técnicos de más experiencia”.

Bien lo sabe Luis Alberto Cancio, un operador con 22 años de labor, al frente de una máquina, quien, además de responder por el funcionamiento eficiente de la misma, imparte sus conocimientos a los jóvenes relevos que recién se inician. “Lo primero que hago es enseñarles cómo funciona el equipo, las piezas y partes, para cuando pasen de ayudante a operario sepan qué hacer en caso de una rotura. Conozco de memoria hasta los ruidos y cuando siento algo, por insignificante que parezca, paro de inmediato y reviso, así deben ser mis aprendices”.

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En la fábrica espirituana se realizan como promedio cada mes alrededor de 72 000 paquetes de almohadillas sanitarias. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

LA RAZÓN DE SER DE MATHISA

Si bien es cierto que durante el año Mathisa ha tenido paradas breves por falta de alguna materia prima, hoy eso no constituye un problema. Para Mireya, la directora, tan importante es la culminación de la parte inversionista y el mejoramiento de las condiciones en cada puesto de labor, como el desempeño productivo y el cumplimiento de los planes. “Una cosa conduce a la otra —asegura—, porque cuando el obrero está bien atendido su rendimiento es mayor, pero para materializar los 72 000 paquetes de almohadillas sanitarias que como promedio hacemos cada mes es necesario tener cierta estabilidad en todos los indicadores.

“Eso lo logramos en Mathisa, a pesar de las medidas de movilidad aprobadas en el territorio, a causa de la COVID-19, y del reajuste que tuvimos que hacer en el horario, comenzando a las cinco de la mañana hasta las cinco de la tarde, para dejar fuera los picos eléctricos. Esa es la razón por la que concentramos el personal en un turno corrido, en lugar de hacerlo de forma rotativa”.

Pero en Mathisa hay un inconveniente y es que a pesar del esfuerzo del colectivo para cumplir con el encargo estatal, hoy se hace muy compleja la actividad de extracción del producto terminado, labor que corre a cargo de la Unidad Empresarial de Base Comercializadora de Emcomed, responsable de sacar de Mathisa la almohadilla sanitaria acumulada para distribuirla por el centro del país.

“Hoy en los almacenes reposan más de 432 000 paquetes, pero hasta tanto no se retiren por parte del cliente, resultará imposible continuar el ritmo productivo y, por tanto, se nos afectan los procedimientos económicos, como son el pago de adeudos a proveedores y la liquidación de nuestras cuentas, entre otros”, aclara Gómez Saya.

De cualquier forma, la fábrica de almohadillas sanitarias de Sancti Spíritus sigue en marcha con surtidos, en varios formatos, del producto Pétalo y Mariposa, los cuales muestran parámetros de eficiencia y calidad; pero, más que eso, está la labor del colectivo que lleva al unísono la capacitación y el perfeccionamiento productivo para enfrentarse a la nueva tecnología que está por llegar.

Xiomara Alsina

Texto de Xiomara Alsina
Reportera de Escambray por más de dos décadas. Especializada en temas socioeconómicos.

2 comentarios

  1. Y porque no contratan al transporte privado para su distribucion, o esperan que la necesidad se agudice, y las feminas recuran a las tortas de vaca?
    La gention economica comienza con la atencion a las consumidoras, y el contratar al transporte privado para su distribucion no afectara la gestion de la fabrica.

  2. Omar Fernandez

    Bueno, para completar el reportaje hace falta averiguar por que la UEB Comercializadora no acaba de extraer los mas de cuatrocientos mil paquetes de los almacenes de Mathisa… y si fuera por negligencias, pues a cortar por lo sano.

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