A mediados del siglo XIX el geólogo Abraham Pine Gesner registró en Estados Unidos la marca comercial Kerosene, que luego, de nombre propio, se convirtió en sustantivo común y pasó a nuestra lengua.
Probablemente no haya palabra en español con mayor cantidad de variantes. Las más antiguas, según la documentación atesorada en el Corpus del Diccionario histórico del español (CDHE), son las que, bajo influjo del inglés (o del francés, según el Diccionario panhispánico de dudas), emplean la letra <k>: kerosene se verifica por vez primera en 1870; kerosén, en 1892; keroseno, en 1914; kerosín, en 1944; kerosina, en 1996. Esta última, sin embargo, no es tan reciente: la descubro en un glosario mexicano de 1930, preparado por el Departamento de Petróleo de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo de ese país.
En el CDHE se atestigua la escritura alternante con el dígrafo <qu> de casi todas las formas: querosene comienza a aparecer en 1908; querosén, en 1926; queroseno, en 1979; querosina, en 1996. La que falta en este corpus, querosín, se encuentra en el Corpus del español del siglo XXI.
Suman diez variantes; y la mayoría solo se usa en países americanos. La que aparece sin marca geográfica en el Diccionario de la lengua española (DLE) es queroseno ~ keroseno, utilizada en España y, presumiblemente, en el resto de las comunidades hispanohablantes. Aun cuando todas son válidas, la Ortografía de la lengua española recomienda las formas con <qu>, más «acomodadas» a las pautas gráficas tradicionales de nuestro idioma que las escritas con <k>.
Las variantes queroseno ~ keroseno y el par querosina ~ kerosina, no incluido en el DLE, presentan los sufijos -eno e -ina, en probable correlato con los sufijos -ene e -ine de las voces inglesas kerosene y kerosine (preferida en el sector petrolero angloparlante).
Por otra parte, querosén ~ kerosén y querosín ~ kerosín parecieran corresponder a adaptaciones gráficas que intentan reflejar la pronunciación española apegada a los patrones fonéticos del francés kérosène /ke.ro.sén/ y el inglés kerosene /ke.ro.sín/, respectivamente. Pero esto es solo conjetura.
El Diccionario ejemplificado del español de Cuba (DEEC) registra que el ‘subproducto del petróleo, translúcido y de color amarillento, que se emplea como combustible para quinqués, faroles y cocinas’ se conoce en el archipiélago bajo las formas kerosene ~ querosene y kerosén ~ querosén, además de las unidades léxicas aceite de carbón, brillantina, gas y luz brillante, dos de las cuales constituyen regionalismos: brillantina, propia de oriente y centro; gas, exclusiva de la zona oriental.
Fernando Ortiz, Manuel Martínez-Moles y Esteban Rodríguez Herrera dieron fe de aceite de carbón en sus repertorios lexicográficos, gestados durante el periodo republicano. Este compuesto sintagmático —cuyo uso Argelio Santiesteban circunscribió en los años ochenta a Camagüey— es calco del inglés coal oil; así se llamó también al querosene en los Estados Unidos, en virtud de que la primera fuente de donde se obtuvo, antes que el petróleo, fue el carbón.
En relación con gas como equivalente de querosene, según Francisco Santamaría, fue nombre popular en varios países de Centroamérica, las Antillas y sureste de México hasta la segunda década del XX; Rodríguez Herrera, a fines de los cincuenta, lo da como vigente todavía en tales lugares, y aun en Murcia.
En Léxico mayor de Cuba (1958), Rodríguez Herrera sostiene que aceite de carbón y gas eran dicciones propias de los campesinos en esa época. Sin embargo, el DEEC, que recoge información hasta 1991, no los marca como ruralismos. ¿Se habrán extendido a zonas urbanas? ¿Seguirán vitales? Lo cierto es que el único gas que conozco es el manufacturado o de la calle y el licuado o de balita.
En cuanto a luz brillante, cabe señalar que proviene del nombre de una marca comercial, Luz Brillante, creada en Cuba por el empresario estadounidense John D. Rockefeller. Luz Brillante, al igual que antes Kerosene, devino un nombre común.
Nuestros diccionarios debieran contemplar el compuesto ortográfico luzbrillante como alternativa para la escritura de luz brillante, toda vez que esta dicción se articula en un solo grupo fónico, donde luz pierde la tonicidad. Y cabría añadir la forma coloquial lubrillante, con pérdida de la sibilante en el primer constituyente, de conformidad con la propuesta del lingüista Ariel Laurencio Tacoronte.
Convendría, asimismo, incluir entre los sinónimos de querosene ~ querosén el sustantivo petróleo; al menos en la provincia de Sancti Spíritus es el más común. Pero, como petróleo equivale en el español de Cuba a petróleo crudo,a diésel y a querosene, para referirse al último combustible de manera inequívoca, los espirituanos suelen apelar a las expresiones petróleo de la bodega, de la cuota o de cocina(r).
Entre espirituanos la voz querosene ~ querosén, aunque se conoce, parece reservada para el habla administrativa, de la prensa y de quienes laboran en los sectores petrolero y del comercio. Acaso sea este un comportamiento generalizado entre los hablantes de nuestra variedad nacional de lengua.
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