El candil que nos acompaña
Juana Rivero lo cuenta como nadie: “Yo estaba en la cocina, de espaldas, preparando la comida, cuando sentí unos pasos y me volví. Entró el escolta y detrás él. Enseguida solté el cuchillo con que estaba pelando las viandas porque es un arma. Me dio un beso, saludó a los demás y preguntó que qué cocinaba. Cuando le fui a destapar el caldero dice: ‘Así no que te quemas’, pero yo tengo las manos duras.
“Al otro día, en el almuerzo, la mesa estaba llena y me llaman. Lage se levanta y me siento a su lado. Él estaba tomando yogur y empezó a preguntar todos los detalles de cómo lo hacía. Le expliqué que era de leche de búfala, que la hiervo, la enfrío y la desgraso. Fidel dijo que ese era el yogur más sabroso que se había encontrado en el mundo, se tomó tres copas. Cada vez que iba a retirarme -yo tenía carcomilla allí, miedo de meter la pata, de no saber responder- me agarraba por la mano para que no me fuera.
“Luego probó el queso, lo celebró mucho también, me dio un pedazo del suyo y dijo que este era el mejor que había probado en su vida, que le iba a decir al cocinero de ellos que se llevara estas dos recetas para que se las hicieran igualito. Él conversaba con todo el mundo y al mucho rato pude escapar de allí. Luego fue a despedirse. Fidel es muy pausado y educado, habla tan bajito que me daba miedo no entender. Estaba tranquilo, despejado, contento”.
Juana Rivero trabaja hace más de 45 años en las instalaciones del Partido y ahora regala para la lectura pública, bajo el cristal de la naturalidad, esta preciada anécdota, el privilegio de haber compartido personalmente con uno de los hombres más interesantes del pasado y el presente siglo, durante su última visita a la provincia en mayo del 2002 para la Tribuna Abierta de la Revolución.
EL ANDARIEGO DE LOS VIEJOS TIEMPOS
Aunque la información apenas se encuentra a retazos y de seguro se escapan detalles de su tránsito por estos lares, los pasos del Comandante en Jefe por el territorio espirituano dejaron no pocos rastros con sus elogios oportunos, indicaciones y críticas merecidas.
El 6 de enero del 59 se produce el bautismo y quizás el más conocido de los encuentros de Fidel con los coterráneos. Aquella madrugada de lloviznas invernales, desde el balcón de la hoy biblioteca provincial, entre aplausos delirantes, nació la ya emblemática definición: “Si las ciudades valen por lo que valen sus hijos (…), Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más”. Ese mismo año, en la tarde del 12 de agosto, llega a Trinidad con Camilo, Celia y otros oficiales para echar por tierra el intento del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo de derrocar la Revolución.
El 14 de diciembre de 1959 los periódicos reseñaban su primera visita a la zona de Jatibonico, donde a la sazón se encontraba el yacimiento petrolero con mayor rendimiento del país. Allí conversa a diestra y siniestra con obreros y directivos, saluda a los lugareños, pregunta, sugiere, se preocupa por las condiciones de labor, calcula con su instinto de estadista y promete que el Gobierno apoyará con recursos para una investigación. Fidel vino a donde probablemente surgía el embrión de la actual producción petrolera de la nación.
Los espirituanos también almacenan en su memoria otros encuentros notables: el 28 de julio de 1968, en la comunidad Dalia, cerca de Venegas, en Yaguajay, Fidel se suma al team pelotero del pueblo, juega un partido donde parte el bate y después les envía un traje nuevo a ambos equipos; y el 17 de septiembre de 1971 deja inaugurado el seminternado de primaria Héroe de Yaguajay, en Meneses, para hacer realidad un viejo anhelo de Camilo.
En los archivos del PCC provincial se encuentran algunas notas del continuo bregar por estas tierras; de la mano impetuosa de su juventud subía al Escambray una y otra vez: unos nueve recorridos sólo entre el 23 de junio de 1969 y el 16 de septiembre de 1972. Los anales populares recogen también sistemáticos periplos por el naciente Plan Banao y sus desvelos por los derroteros de la mujer en la sociedad nueva.
Las ideas, proposiciones, los análisis y razonamientos de entonces con la lucidez de hoy: el desarrollo del macizo montañoso a partir de ambiciosos programas lecheros y forestales, el nacimiento de nuevos pueblos en las lomas, con garantías de servicios médicos, transporte, talleres y hasta cines; preocupación por el mal estado de los caminos y creación de brigadas para su mantenimiento. Con su humanidad al costado, el jefe de la naciente Revolución atiende los pedidos de los alumnos de los seminternados de El Algarrobo y Pitajones y les critica la desvinculación con el trabajo; regala un radio al campesino Julio Peñate; sugiere estudiar el cauce de los ríos de la región para su uso en el regadío, lograr 10 horas de trabajo en la construcción; bosqueja el futuro desarrollo turístico, incluido el hotel Ancón, cuya playa “debía convertirse en nuestro Varadero del Sur”; asigna plantas eléctricas y hasta bicicletas para los pescadores.
Francisco García (Panchito) todavía guarda un recuerdo de entonces, el viejo y desteñido jacket de mezclilla que el Comandante obsequió a los constructores de la presa Zaza: “Yo era el jefe de la margen derecha, vino unas cuantas veces allí, recuerdo una reunión en Las Yayas donde también nos dio enguatadas, completó el equipamiento, entregó una ambulancia y un alfa para cualquier problema e indicó una merienda para las doce de la noche con café con leche y queso amarillo y todo.
“Me acuerdo que ya por el camino Tina lo paró para plantearle que ellos eran de los afectados por la presa, que estaban trabajando y por no sé qué cuestión no habían cobrado hacía casi un año. Fidel le dijo a Arnaldo Milián que lo anotara y al otro día le pagaron a aquella gente. He estado cerca de él como 20 veces y no es fácil, pienso que pasarán 500 años sin que surjan hombres así”.
OTROS SENDEROS PARA EL CAMINANTE
Aunque con la nueva división política Sancti Spíritus queda reducida a una pequeña provincia, los pasos del eterno caminante vuelven a acompañarnos el 30 de junio de 1980 para comprobar la marcha constructiva del Combinado de Pulpa y Papel de Jatibonico.
Julio 26 de 1986: una parada obligada en el calendario espirituano, la musa de las celebraciones por el Día de la Rebeldía Nacional. Fidel llegó a la tribuna a las seis de la tarde. En Sancti Spíritus se han invertido ya en tiempos revolucionarios 2 000 millones de pesos. Sólo una estadística: la mortalidad infantil decreció de 60 por cada 1 000 nacidos vivos a apenas 11,2.
No todo es perfecto: censura varios viales y presas pendientes o nacidos en plazos exagerados y sin calidad. Definición que reconforta: “Hoy esta provincia es un ejemplo de espíritu, de avance y de progreso”. Al otro día deja inaugurado el hospital provincial, recorre la Facultad de Ciencias Médicas, áreas del tanque apoyado y la planta potabilizadora, la pista del aeropuerto y la EIDE, el paso superior sobre el río Yayabo y el hospital materno.
Fidel siempre regresa. Apenas se estrena mayo de 1989 y desanda los municipios de Fomento, Cabaiguán, Jatibonico, Taguasco, Yaguajay y Sancti Spíritus. Intercambia con médicos de la familia; recorre obras de la Salud en Fomento, la Autopista y la carretera de Tres Palmas, fábricas de sirope y baldosas, línea de cemento blanco en Siguaney, presa La Felicidad; se encuentra con el central Uruguay, donde tres vasos de guarapo parecen pocos; Centro de Referencia de las Abejas, Lagos de Mayajigua. La Sala Polivalente y la EIDE en construcción vuelven a recibir críticas por las demoras. El día 6 comparte con el pueblo en la Plaza de Los Olivos.
Apenas siete años después y ya está de vuelta, en lo que algunos consideraron un desagravio por la reñida competencia para obtener la sede del 26 de Julio: “Sancti Spíritus no tuvo el ‘26’, pero ha tenido el ‘28’…”. En la celebración por el aniversario de los CDR no escatima elogios: “Sancti Spíritus se convirtió en un foco de inspiración y en un centro de experiencias para otros territorios”.
A pesar de sus achaques el veterano Arturo Sánchez invoca sus recuerdos: “A finales de los años 60 yo dirigía en el plan de arroz y él vino a ver un experimento que estábamos haciendo con una nueva variedad, hizo varias preguntas, sabía mucho de aquello. Cuando se iba vio mi yipe ponchado y me preguntó si necesitaba ayuda. Faustino Pérez le dijo que yo le había entregado una lista con algunas necesidades que teníamos, incluidos 12 yipes; entonces respondió que no podía dar tantos y asignó 11, fueron los primeros que entraron a la provincia. En el camino de regreso llegó adonde estaban unos carboneros, conversó y se tiró fotos con ellos”.
La distancia del calendario emborrona episodios. La imaginación magnifica palabras. La objetividad se empequeñece ante las leyendas. Para los espirituanos de todos los tiempos, Fidel sigue siendo el candil que nos acompaña.
Bastante más contemporáneo, Rafael Daniel, el periodista local a quien posiblemente el Comandante en Jefe más entrevistas ha concedido (cuatro), recuerda sus aprietos aquel día de 1996 en Banao, cuando su destartalada cámara no quería grabar y él empezó a golpear “aquel tareco” hasta que por fin arrancó.
Luego Fidel le comentó el incidente, se preocupó por el hecho de que Sancti Spíritus no tuviera telecentro y solicitó una propuesta al respecto, que constituyó el germen de Centro Visión Yayabo.