En el Escambray


Una aventura por el lomo del Escambray

Juan Antonio Borrego<


A más de 800 metros sobre el nivel del mar, en condiciones de difícil acceso y lluvia casi permanente, fuerzas del MICONS en Sancti Spíritus terminaron la reconstrucción de un importante tramo en la carretera a Topes de Collantes

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La carretera a Topes de Collantes constituye un enlace estratégico para la región.
La carretera a Topes de Collantes constituye un enlace estratégico para la región.
Las fuerzas de la ECOI-30 colocaron más de 13 000 toneladas de asfalto en el tramo reparado.
Las fuerzas de la ECOI-30 colocaron más de 13 000 toneladas de asfalto en el tramo reparado.
Luego de más de dos horas y media de viaje, se comprueba la temperatura del asfalto.
Luego de más de dos horas y media de viaje, se comprueba la temperatura del asfalto.
Con 18 toneladas de asfalto a cuestas, la carretera resbaladiza como un jabón húmedo y la Loma del Sijú de por medio, Lauro Ortiz dice que para subir a Topes de Collantes lo primero que se necesita es mentalidad de zapador.“No puedes confundirte ni una vez –advierte el camionero de la Empresa Constructora de Obras de Ingeniería (ECOI-30)-, la loma que lleva tercera es con tercera y la que lleva cuarta es con cuarta, porque si te equivocas no haces el cuento”.Más que una reparación de rutina, los especialistas concuerdan en que los trabajos de reconstrucción que hoy se acometen en la carretera a Topes de Collantes, específicamente entre esta comunidad y los límites con la provincia de Villa Clara en dirección a Jibacoa, equivalen a construir un nuevo vial.

“Hubo sitios donde apenas existía el trazado original –ilustra Fidel Martín Pérez, director de Vialidad en Sancti Spíritus-, la penetración invertida de los años 70 se encontraba muy deteriorada y en varios kilómetros ya no había ni terraplén”.

Concluidos el movimiento de tierra, el perfilado de las cunetas y la colocación de una base de mejor calidad con material de la zona, todo a cargo de la Empresa Constructora de Obras de Arquitectura (ECOA-50), de Trinidad, el pasado 19 de septiembre se inició la pavimentación, un operativo que ha hecho recordar a muchos la construcción original de la vía a mediados del siglo pasado.

RUMBO AL ESCORIAL DE TOPES

El Escorial de Topes o la obra “musolinesca” de Batista fueron algunos de los calificativos que ganó la construcción del sanatorio antituberculoso, edificado a 850 metros de altura en las montañas del Escambray, e inaugurado oficialmente el 9 de mayo de 1954.

Tal empeño implicó otro similar: la construcción de la escabrosa carretera intramontana desde los predios de Trinidad, que con el tiempo se alargaría por el macizo montañoso de Guamuhaya hasta entroncarse con Manicaragua.

Desde entonces la vía se ha mantenido como una suerte de vaso comunicante en la región, por donde circula lo mismo un arria de mulos, que un auto de turismo, un camión cargado de café o una rastra con maderas preciosas.

A lo largo de su trayecto la carretera enlaza a Trinidad con el Gran Parque Natural de Topes de Collantes, una reserva de 110 kilómetros cuadrados altamente valorada por el turismo, la Facultad Agropecuaria de Montaña (FAME) y varias comunidades de interés socioeconómico como Tres Palmas, La Felicidad, y Jibacoa, entre otras, donde, según dicen, se produce el mejor café de Cuba.

CARRETERA CON OBSTÁCULOS

Además de los impedimentos conocidos (altura desacostumbrada, pendientes abruptas, curvas peligrosas y lluvia sucesiva durante ocho meses del año), los constructores que rescatan la carretera a Topes de Collantes han chocado contra una muralla hasta ahora infranqueable: las roderas aparecidas en el ascenso desde Trinidad.

Los especialistas las definen como olas de asfalto surgidas ante el desplazamiento del material por el peso de los vehículos de mayor porte, específicamente los madereros, que por el momento impiden el paso de los carros del MICONS por esa ruta y están a punto, incluso, de provocar males mayores.

La circunstancia ha obligado en todo este tiempo a navegar a contracorriente, o sea trasladar la mayor parte del asfalto desde Sancti Spíritus, vía Autopista Nacional hasta la carretera de Manicaragua, en un recorrido fatigoso que en ida y vuelta suma 270 kilómetros y más de cinco horas, casi diez veces mayor que si se hiciera desde Trinidad, lo que obviamente dispara los costos de la obra y la complica todavía más.

“A las dos de la madrugada arrancábamos la planta en Sancti Spíritus y sobre las diez de la mañana salía el último camión de la jornada –dice Miguel Valdés, director de la ECOI-30-, porque no podíamos arriesgarnos a trabajar hasta muy tarde, el agua y el asfalto son como el aceite y el vinagre y en Topes llueve casi todas las tardes”.

A ese paso se concluyó el primer tramo de la reparación, de unos diez kilómetros de longitud entre Topes y los límites con Villa Clara, en el cual fueron colocadas más de 13 000 toneladas del material, al tiempo que otras fuerzas ya iniciaron la construcción de paseos, el revestimiento de cunetas y la fundición de muros de contención en aquellos lugares que lo requieren.

ENTRE LA CASA DE JUANA Y EL MIRADOR

De todo el itinerario que deben vencer los conductores para coronar Topes de Collantes, sin dudas uno de los tramos más espinosos se localiza entre la Casa de Juana y la Loma del Mirador -del kilómetro cuatro al diez-, donde, al decir de un cronista amigo, cada ascenso o descenso significa un verdadero duelo contra la fuerza de gravedad.
Para mitigar los efectos de las roderas formadas en ese segmento y en otros, los especialistas de Vialidad están proponiendo el empleo de una técnica de subsanación denominada refuerzo con hormigón de pavimento flexible.
Conocido como whitetoping, el procedimiento en cuestión consiste en retirar las protuberancias de asfalto en los tramos dañados y fundir in situ, sin dejar de prestar servicios en una de las dos sendas, una losa de concreto variable de entre 12 y 18 centímetros de espesor, según los requerimientos de cada lugar.
Aunque el asunto no sería una novedad para esta vía, que ya cuenta en las proximidades de Topes con varios kilómetros de losas de hormigón fundido, Fidel Martín Pérez, el director provincial de Vialidad, lo considera “una operación necesaria, pero complicada”, donde será preciso equipamiento específico, mucha coordinación y también cierta dosis de equilibrio para, como él mismo dice, no terminar en el vacío.