¿Quién abastece al turismo?: Una plaza por conquistar
Una plaza por conquistar
Decenas de empresas, cooperativas agropecuarias y unidades productoras de Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y de otras provincias pugnan por llevarse la mejor tajada de un pastel que crece por años y que al menos en el centro de Cuba hoy se reconoce mal abastecido. La sustitución de importaciones, que pudiera representar muchos millones para el país, no es un asunto resuelto en los territorios del turismo
Él siempre ha dicho que el alias de Pillo le llegó de muchacho, pero José Azcanio Ruiz muy bien podría haber ganado el mote por el que hoy lo conocen en media Cuba gracias a las peripecias, los movimientos de timón, la habilidad y la astucia con que ha venido conduciendo durante los últimos 22 años la Empresa Cárnica de Sancti Spíritus, una organización innovadora que crece, se moderniza y que suele adelantarse a los problemas –proactiva, dirían los expertos en dirección–, incluso hasta en las circunstancias más adversas.
Pillo dice que el crecimiento del Cárnico, como popularmente llaman a la entidad que dirige, habría sido imposible si durante estas dos décadas la empresa no hubiera sido literalmente halada por la locomotora del turismo, que le ha asegurado, año tras año, los ingresos imprescindibles para su desarrollo, justamente la relación inteligente que viene exigiendo el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez para despertar reservas en nuestra economía, lograr procesos de encadenamiento y hacer más eficiente la gestión.
Si en 1998 la Empresa Cárnica de Sancti Spíritus creyó haber tocado el cielo con las manos cuando ingresó 500 000 pesos por concepto de ventas al turismo, hoy esa cifra se ha multiplicado casi por 20 –en 2018 logró ventas de 9,8 millones (CUC)– gracias a sus incursiones comerciales en sitios tan distantes como Trinidad, La Habana, Cayo Santa María, Varadero y «algunas tiraditas» a Cayo Coco.
El crecimiento, según el director, puede mirarse también con el prisma de la diversificación, ya que si en aquellos tiempos iniciáticos se comercializaban apenas nueve productos, hoy esa cifra se ha elevado hasta 35 y ahora mismo están por estrenar su nueva línea de perros calientes, con una tecnología de punta, única en Cuba, diseñada para vender el 60 % de sus producciones al turismo.
«Para montarte en el carro del turismo estás obligado a tres cosas –dice Pillo–: la primera, ganarte la confianza del mercado, quedar bien con los hoteles, que te respeten; la segunda, crecer tanto o más que el propio turismo, es decir, si ellos crecen un 3 %, tú tienes que crecer un 3 % o un 4 % porque si no te vas quedando atrás, y la tercera, desarrollarte, invertir, porque si no lo haces, entonces, ¿cómo vas a crecer?».
Con esa filosofía como bandera y con unos recursos humanos estables y bien capacitados; con control y cultura de la calidad, el cárnico espirituano en los últimos años se «armó» con neveras, túneles de congelación, cámaras nuevas, centros de deshuese y empaque, un moderno matadero porcino, máquinas de conformado y camiones refrigerados, todo lo cual le permite hoy responder a las exigencias del turismo, aunque según su director «sin creer que por ello nos estamos comiendo el mundo».
EN LA CAPITAL DE LOS HOSTALEROS
Que en el empeño por abastecer al turismo muchas veces ocurre un cruceteo tan insensato y absurdo como aquel que criticara Raúl en su discurso del 26 de julio de 2007 en Camagüey, referido al acopio de leche, es algo tan evidente que pudiera incluso graficarse con los mismos modelos de facturación de las entidades o con los datos recogidos en las hojas de ruta de los medios de transporte, algunos de los cuales «parecen hormigas locas de una provincia para otra».
«Esto no es cosa de cuerdos», dice el presidente de una importante cooperativa consultado por Escambray, quien enseguida rectifica su punto de vista: «También ocurre que si a lo mejor nos ponemos a fijar límites y prohibiciones, trancamos el dominó, matamos la gallina de los huevos de oro y la flexibilización que se aprobó en 2013 se va a pique».
«Flexibilización es flexibilización», defiende Ana María Martínez, una hostalera trinitaria que exige su derecho a comprar los huevos que necesita en el Merca hostal –abierto en la ciudad en mayo de 2017 para aliviar el desabastecimiento al sector cuentapropista– «en vez de tener que pagar el file a cinco o a seis CUC».
«Con el Merca hostal hemos mejorado, no lo niego –dice ella–, por lo general se consiguen algunas frutas, los frijoles, las papas, el ajo en pote, el jugo de limón, pero ¿por qué razón no me venden también los huevos que necesito para mi negocio?».
Ángel Mursulí Fernández, al frente de la Empresa Avícola de Sancti Spíritus, asegura que el pasado año se le dejaron de vender al turismo más de 800 000 huevos «no porque no los tuviéramos, sino porque como el polo es pequeño, muchas veces no asimila la producción asignada y entonces hay que transferirlo a otra provincia», una contradicción que en buena medida permitiría corresponder a las aspiraciones de Ana María, pero que no puede ser decidida por Mursulí Fernández.
Al margen de la disquisición sobre si el huevo tiene o no tiene cabida en el Merca hostal trinitario, la UEB Frutas Selectas Sancti Spíritus se siente responsable de abastecer lo mismo a esta unidad que a los diferentes hoteles de la provincia espirituana e incluso de llegar hasta otras siete instalaciones de Cayo Santa María, en Villa Clara.
La entidad realiza compras actualmente a diez empresas estatales, 32 CCS, seis CPA, nueve UBPC, tiene contratos con 75 productores especializados y con 36 casas de cultivo y ha venido incrementando sus ofertas a tal punto que hoy día es la segunda del país que más ventas reporta, lo cual no quiere decir que con su gestión cubra la demanda y las exigencias del sector del turismo, tal y como reconocen sus principales directivos.
RUTA CRÍTICA EN LA CAYERÍA AVILEÑA
«De un tiempo acá crecen las producciones de factura nacional, pero no satisfacen la demanda», declara Yuddiel Guzmán Perdigón, quien debe ingeniársela para sortear las trampas del no hay como jefe de Compra en el Iberostar Daiquirí, con prácticamente los mismos proveedores y los mismos (des)abastecimientos que el resto de los hoteles de la cayería avileña.
La propia delegada del Ministerio de Turismo (Mintur) en la provincia, Iyolexis Correa Lorenzo, reconoce que la situación con los abastos de las producciones agrícolas al turismo ha mejorado, aunque no deja de constituir un reto la satisfacción de la demanda de los 23 hoteles de la provincia, incluidos los 20 de Jardines del Rey, sobre todo fuera de las épocas de cosecha. «Hoy la ruta crítica está en el abastecimiento de naranja, toronja, limón y con la entrega de carne de ganado menor».
La opinión la comparten Antonio Conde Pérez, especialista comercial en la Delegación Provincial de la Agricultura, y Walberto Torres González, el director de Frutas Selectas, quienes aclaran que, en el caso del ganado menor, estaba previsto el envío de cinco toneladas de carne desde Las Tunas y Sancti Spíritus, sin que todavía hayan reportado el primer kilogramo.
Del lado de acá –en tierra firme–, muchos eslabones deben engrasarse para que los camiones de abastecimientos de factura nacional, sobre todo de producciones agrícolas, puedan cruzar el pedraplén; muchos eslabones porque, como expresa Martín Alonso Gómez, de la cooperativa de créditos y servicios (CCS) avileña Reinaldo Manen, nadie puede llegarle a esto solo. Son como mínimo 110 kilómetros para allá e igual cantidad para acá. Y si vas a Cayo Guillermo, el ciclo de ida y vuelta se monta en 300 kilómetros.
Y no solo la distancia. Los planes de desarrollo de la agricultura de cara al turismo no crecen al mismo ritmo que lo hace la construcción de los hoteles, al margen de que todavía quedan producciones no contratadas, fundamentalmente en el sector cooperativo y campesino, en franca desigualdad con las poderosas Agroindustrial Ceballos y Agropecuaria La Cuba, pioneras en el envío de alimentos hacia Jardines del Rey, un destino dinámico, que dispone de más de 9 000 habitaciones.
En tierra firme quedan muchas interrogantes, lo mismo en el sector cooperativo y campesino que en las empresas estatales, en tanto mientras unos piensan en grande, otros ni siquiera han comenzado a caminar cuando de abastecimientos al turismo se trata.
Camioncito a camioncito, sin carros refrigerados, con la poca cantidad de limón, naranja y toronja que se produce después de la tristeza de los cítricos, con el incumplimiento de los lácteos (el pasado marzo la industria avileña cumplió solo al 43,5 %), los cárnicos y de las propias empresas del sistema de la agricultura; con el aporte ínfimo de los mameyes de Héctor, los limones de Pucho y hasta la gama de productos de Martincito y su gente… es imposible que el turismo y la agricultura se quieran mucho, al menos por ahora.