Con la presentación de más de 30 ponencias se celebró en Sancti Spíritus, al centro de Cuba, el Taller Provincial de Formación en Valores, en el que participaron representantes de los diferentes organismos y entidades relacionados con la educación integral de las nuevas generaciones.
En tres comisiones, los asistentes reflexionaron en torno al quehacer dirigido a fomentar en niños, adolescentes y jóvenes cualidades y hábitos que se correspondan con la sociedad en que viven, donde el humanismo, la responsabilidad y la laboriosidad emergen como requisitos fundamentales para alcanzar resultados que ayuden al desarrollo de la nación.
Fueron objeto de análisis aspectos claves en el entorno escolar y familiar desde las primeras edades, como la cortesía, la honestidad y la educación jurídica. La interrelación entre escuela, familia y comunidad resultó un tema de especial interés, como también las maneras de utilizar la obra martiana en función del trabajo de formación con los niños. Sectores específicos como el Ministerio del Interior, representado por dos jóvenes oficiales, el INDER y Cultura, cuyos activistas expusieron sus experiencias concretas, ayudaron a matizar el encuentro, donde no faltó la presencia de los más pequeños en la persona de un niño, quien con solo 11 años funge como protagonista de la primera base campesina pioneril constituida en Cuba y aprovecha el apego a la tierra y al campo en función del afianzamiento del amor por el trabajo y del cuidado del medio ambiente.
Vivencias concretas en determinadas instituciones y barrios de los distintos municipios afloraron en el intercambio, donde se recalcó la necesidad de reforzar esta importante arista de la formación integral, toda vez que la realidad muestra, junto a los logros, deficiencias derivadas de la falta de sistematicidad o de comunión entre los intereses de los factores implicados.
A tres años de puesto en práctica el Programa Director de Formación en Valores, afloró el imperativo de dar respuestas concretas y eficaces a cada problema, sin burocratizar los intentos ni caer en la rutina perniciosa que lastra cualquier empeño creador.
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