Durante dos décadas se han realizado cuatro intervenciones de niños intersexuales en Sancti Spíritus. Es necesario seguir insertando el tema en todo debate para elevar la comprensión hacia estos niños con esa variante biológica, explica el doctor Jorge Luis Losada Guerra.
Por Dayamis Sotolongo Rojas
El dilema de los sexos comienza desde mucho antes de la concepción. Antes de salir embarazada, la familia -aun calladamente- siempre tiene una preferencia de antemano: niño o niña. Mas, en algunos casos la genética convierte al nacimiento en un verdadero dolor de cabeza.
Pero, la intersexualidad es mucho más que una indefinición de sexos y acarrea, por lo general, un conflicto familiar insuperado pese al paso de los años y a la reciente apertura mundial en el ámbito sexual.
En nuestra provincia cuatro intervenciones quirúrgicas se han efectuado en las últimas dos décadas a pacientes que han nacido con estas variantes anatómicas. A propósito señala el doctor Jorge Luis Losada Guerra, especialista de primer y segundo grados en Urología: “El tratamiento quirúrgico se realiza luego de varios exámenes y después de que se ha arribado a una conclusión en cuanto al sexo más apropiado para asumir una función sexual futura, pero el problema fundamental radica en el diagnóstico.
“No obstante, entre las nuevas tendencias que se abren en la polémica internacional está la posición de los intersexuales adultos que esgrimen la necesidad de involucrar al niño en la toma de decisiones; es decir, no realizar la operación -mutilante de cierta forma- en la niñez, sino esperar a la adolescencia para que de acuerdo con su orientación sexual decida qué sexo tener”.
Mas, tampoco constituye esta una práctica acatada al pie de la letra. Aunque se reconoce la necesidad del apoyo psicológico a la familia para sobrellevar un conflicto inconfesado que puede provocar futuras consecuencias para el individuo y los resquebrajamientos a la ética y a la autonomía del paciente, en Cuba, como en otros lugares del mundo, se sigue el protocolo de operar antes de los 18 meses de vida.
Las estadísticas no dan estimados con toda certeza, pero a juicio de Losada Guerra “la prevalencia de esta patología es de uno en 500 nacimientos, en el caso de las consideraciones que incluyen la hipospadia, y las que no la consideran, de 1 a 2 por 1 000 nacidos”.
Aclara el especialista que la intersexualidad es un síndrome, pues en ella se incluye el hermafrodita, que es aquella persona que tiene elementos de los dos sexos: gónadas, ovarios y testículos; el seudohermafrodita femenino, el cual es una hembra, que tiene ovarios, pero que tiene un clítoris hipertrófico y al nacer se confunde con un pene; y en el seudohermafrodita masculino ocurre lo contrario, porque es un varón genéticamente, tiene testículos, pero su desarrollo viril es muy insuficiente y los genitales parecen de una mujer; no tiene pene prácticamente, lo que tiene es clítoris.
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