A sólo un día de llegar a su epílogo, en Durban, Suráfrica, la XVII conferencia ambiental de Naciones Unidas, en la mesa de negociaciones permanecen insoluble un arcoíris de temas, varios de ellos clave para salvar al planeta.
Casi dos semanas de pláticas no fueron suficientes para hallar el equilibrio necesario en asuntos de discusión, como la aprobación del segundo período de compromisos del Protocolo de Kioto, la puesta en operación del Fondo Verde del Clima y otros tópicos, como la transferencia de tecnología y el Comité de Adaptación.
Los rostros de muchos delegados, visiblemente exhaustos, revelan las agotadoras jornadas de cabildeo en grupos de contacto, bloques regionales y otros espacios de negociación, que ayer también extendieron sus sesiones hasta cerca de la medianoche.
La conferencia continúa hoy con el segmento de alto nivel iniciado el martes, jornada en la que comparecerán alrededor de 90 oradores, entre ellos los cancilleres de Ecuador, Ricardo Patiño, y de Brasil, Antonio Patriota.
Además, hablarán representantes de Nicaragua, Estados Unidos, El Salvador, Cuba, Venezuela y Kiribati, archipiélago de unos 100 habitantes que, según los científicos, será el primer país en desaparecer como consecuencia del cambio climático y la consiguiente elevación del nivel de los mares.
La víspera, Canadá reafirmó su voluntad de seguir la postura de Estados Unidos en no reconocer al Protocolo de Kioto como el único instrumento jurídicamente vinculante que tiene la comunidad internacional para regular las emisiones de gases de efecto invernadero.
«Kioto pasó a la historia, hemos dicho que no nos embarcaremos en un segundo período de compromisos», exclamó en el plenario el ministro canadiense de Medio Ambiente, Peter Kent.
El titular le recordó a la audiencia que Estados Unidos es su vecino y socio comercial más importante, y alegó que Canadá tiene deseos de encontrar «soluciones constructivas», en función de un nuevo acuerdo internacional, pero que no sea el pacto de Kioto.
Japón, cuyo país paradójicamente fue la cuna del Protocolo, también dijo que no participará en un segundo período de compromisos u otros arreglos equivalentes a ese documento, porque «no contribuye a establecer un marco exhaustivo para le futuro».
Sin embargo, se pronunció por seguir disfrutando de instrumentos de flexibilidad existentes en el Protocolo, como el mecanismo de desarrollo limpio, que concede facilidades a los países desarrollados para disfrutar del mercado de carbono.
El Protocolo de Kioto fue suscrito en 1997, ratificado por 156 países y luego rechazado por dos de los principales contaminantes del mundo, Estados Unidos y Australia.
En esencia establece el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en una media del 5,2 por ciento con respecto a los niveles de 1990, aunque en su anexo B precisa metas cuantificadas de mitigación por cada país. Dicho capítulo expira en diciembre del venidero año.
El vicepresidente de Bolivia, Alvaro García, en la sesión plenaria de ayer responsabilizó al capitalismo y los países industrializados de los daños climáticos irreversibles causados al planeta y los instó a asumir las consecuencias de sus actos.
García aseguró que solo un segundo período de compromisos de reducción de emisiones bajo Kioto y la defensa de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático pueden iluminar una ruta que salve a la humanidad del desastre medioambiental.
Además, en las negociaciones de Durban permanece atascada la puesta en operación del Fondo Verde del Clima, ya que -según indican algunas delegaciones- no están claras las fuentes de financiamiento que nutrirán la bolsa, entre otras debilidades del proyecto.
«En un organismo internacional se está presentando una propuesta sin identificar las fuentes, sin ninguna idea de cómo se va a financiar, o sea que se está presentando una cáscara vacía. Un fondo sin fondo», declaró a Prensa Latina el ministro nicaragüense para Políticas Nacionales, Paul Oquist.
También existe incertidumbre en el papel que jugará el Banco Mundial como entidad de fideicomiso de este mecanismo, cuya creación fue aprobada en Cancún hace un año.
La conferencia de Durban, a la cual asisten representantes de 194 países y bloques regionales, debe concluir mañana en horas de la tarde según la agenda, sin embargo no pocos delegados vaticinan que las controversias existentes podrían extender las sesiones hasta la madrugada del sábado, tal como ocurrió en la cita de Cancún en 2010. (Prensa Latina)
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