Avanza la recuperación del Valle de los Ingenios, reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 1988.
Por Mary Luz Borrego
El Valle de los Ingenios, reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 1988, ha comenzado a mejorar su imagen a partir del restablecimiento de las plantaciones cañeras que lo identifican, así como de la restauración de la mayoría de sus casa-barracones y de algunas de las antiguas haciendas allí enclavadas.
Norberto Carpio, director de la Oficina del Conservador de Trinidad, comentó a la prensa que a partir de la depresión de la producción azucarera en el país y por ende de las áreas de caña, el lugar comenzó a perder algunos de los atractivos que lo distinguían a nivel internacional.
Entonces, se creó un programa de atención y recuperación del Valle de los Ingenios, rectorado por el Ministerio del Turismo (MINTUR), con un proyecto sustentable que permita su desarrollo turístico y a la vez la recuperación todos esos encantos culturales y naturales que lo convierten en un sitio único.
En este sentido, la Agricultura y la Empresa para la Protección de la Flora han avanzado en el desmonte del marabú primero y en la siembra de caña, kingrass y otros cultivos después, que hoy ya ocupan más de 4 000 hectáreas recobradas.
Carpio puntualizó que durante los últimos tiempos han laborado en el rescate y mejoramiento de las haciendas de Manaca Iznaga y Guachinango, en tanto el próximo año deben comenzar la de Buenavista. Asimismo han restablecido la mayoría de las 16 casa- barracones de esclavos, consideradas exponentes únicos en América Latina.
Además, precisó que han trabajado en la restauración del sitio San Isidro, como ruinas arqueológicas donde se están desarrollando los talleres nacionales de arqueología todos los años. Igualmente, han actuado en el rescate de viviendas con arquitectura vernácula en Condado y en algunas casas de San Pedro; y se han mejorado viales para facilitar el acceso de los visitantes a esos sitios.
Según los especialistas, el Valle de los Ingenios, situado entre las montañas y el mar, constituye un verdadero monumento arqueológico a la industria azucarera cubana. Su historia resulta tan antigua como la de la propia ciudad de Trinidad y puede considerarse como un sistema eco-cultural donde interactúan monumentos, naturaleza y sociedad, por lo cual constituye un objetivo de alto valor turístico.
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