En una experiencia inaugurada dos años atrás, pero que comenzó a tomar fuerza en el pasado período académico, las aulas anexas se convierten en la vía fundamental para la formación profesional del alumnado de la Enseñanza Politécnica.
Por Delia Proenza Barzaga
De acuerdo con las declaraciones de Yaneisy León Concepción, al frente de la Subdirección Técnica y Profesional y de Adultos en la Dirección Provincial de Educación, es allí donde el estudiante adquiere las habilidades necesarias en el aprendizaje de su oficio o especialidad y, aunque existen ejemplos más o menos loables, puede hablarse de una favorable acogida por las entidades del territorio, principales interesadas en que la fuerza calificada que se incorpore a sus predios esté convenientemente preparada.
“Se está otorgando a la clase práctica el papel que le corresponde en la formación del alumnado, los profesores son nuestros, o especialistas de las empresas correspondientes. Tenemos algunas con un trabajo muy destacado, como el Ministerio de la Industria Alimenticia y el CITMA”, precisó la subdirectora, quien subrayó que el mayor número de aulas anexas se concentra en la Agricultura y la Construcción, lo cual obedece a que es en esas ramas donde más fuerza de trabajo necesita el territorio. Citó, además, a Comercio y Transporte como organismos incorporados a la experiencia con resultados satisfactorios.
El rescate de la práctica como criterio de la verdad en esa enseñanza, cuyos talleres y áreas han sufrido los embates de las carencias económicas, parece ser un remedio que le viene muy bien al país, urgido de brazos no solo para el campo, sino también para distintas labores de alta demanda popular. Así, pueden hallarse vivencias disímiles, de acuerdo con el municipio o el plantel en cuestión. Lo mismo una carpintería que un vivero de frutales o una empresa agropecuaria son por estos tiempos escenarios propicios para el aprendizaje.
Un total de 7 783 alumnos se preparan actualmente en centros de los cuales egresarán como técnicos de nivel medio, donde se acogen a 32 especialidades; o como obreros calificados en 13 perfiles. Es de presumir que se formen como mejores albañiles, obreros agrícolas, mecánicos de vehículos automotores, contadores, gastronómicos o técnicos pecuarios, según el caso. El reto está en seguir “subiendo la parada” y en no dejar que lo novedoso envejezca, so pena de poner en riesgo un abanico de opciones tan necesario para la nación como la diversidad misma de su palpitar cotidiano.
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