En un contexto estrictamente regional, el ALBA ha continuado el desarrollo de proyectos en las áreas energéticas, del comercio, industria, infraestructura, salud, educación y ciencias y deportes, entre otras.
Por Pastor Guzmán Castro
El 2011 puede ser considerado un año especialmente positivo para la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), pues, aunque continúa con ocho miembros desde la salida de Honduras en junio del 2009 -a raíz del golpe militar-, su accionar ha derivado hacia la consolidación de los gobiernos y pueblos que la integran, su institucionalización como ente grannacional y la irrupción con voz propia en los escenarios internacionales.
Si se precisara responder a la pregunta de cuál ha sido el logro fundamental del ALBA en los pasados 12 meses, podríamos -sin temor a equivocarnos- aseverar que fue la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), concretada los días 2 y 3 de diciembre en Caracas, Venezuela.
No es esta una afirmación improvisada, pues de los mecanismos de integración existentes en la América nuestra, fue la Alianza la que llevó la voz cantante en los esfuerzos por concretar ese primer escalón de los sueños de Simón Bolívar, y el Presidente venezolano Hugo Chávez, el motor impulsor del magno proyecto. Ello sin desconocer el importante papel desempeñado por el Grupo de Río y la Unión de Naciones del Sur (UNASUR), entre otros.
Por tanto, no es casual que se incluya en este comentario a países no suscriptores del ALBA, debido a la cada vez más estrecha interconexión entre estados miembros de uno u otros organismos integradores en la América al sur del río Bravo. Prueba de ello son las multifacéticas relaciones establecidas por Venezuela con Brasil y Argentina, los dos principales fundadores del MERCOSUR, entidad a la que Venezuela y Ecuador intentan acceder.
También, las relaciones que existen entre Cuba y las islas-estados que forman la Comunidad del Caribe (CARICOM), muy vinculadas a Venezuela a través del acuerdo de integración energética Petrocaribe, que suministra a una y otros, importantes cantidades de crudo bajo condiciones preferenciales.
Como un logro indirecto del ALBA cabe mencionar asimismo el mejoramiento notable de las relaciones entre Venezuela y Colombia, de una parte, y entre Colombia y Ecuador, de otra, lo que significa un aporte notable al clima de colaboración en la zona, factor de valor inestimable para el imprescindible acercamiento entre países hermanos de la CELAC y la consiguiente consolidación del bloque.
En el plano internacional, el ALBA ha actuado concertadamente en los organismos internacionales oponiéndose a la agresión de Estados Unidos y sus cómplices de la OTAN a Libia, en apoyo al ingreso de Palestina en la ONU y en respaldo al pueblo sirio ante la amenaza de Occidente de repetir allí el abominable guión que concluyó el 20 de octubre pasado con la captura y asesinato del líder libio Muammar el Gaddafi.
Entre otros ejemplos de actuación con una sola voz de los estados miembros del ALBA, merecen destacarse además su desempeño ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra y en la reciente Convención de la ONU sobre Cambio Climático en Durban, África del Sur, donde se opuso al intento de algunos países ricos de evadir sus responsabilidades en la contaminación del medio y su intento de echar por tierra el Protocolo de Kyoto.
En un contexto estrictamente regional, el ALBA ha continuado el desarrollo de proyectos en las áreas energéticas, del comercio, industria, infraestructura, salud, educación y ciencias y deportes, entre otras.
En este sentido, la Alianza trabaja para estrechar relaciones con el naciente Banco del Sur (BANCOSUR), institución a la que Venezuela propuso trasladar parte importante de las reservas internacionales propias y de los países que la conforman.
Ya en el primer semestre del 2011 se logró el enlace por cable submarino de Cuba con Venezuela y Jamaica, mientras prosigue el desarrollo de la telefonía rural, acordado en septiembre del 2007 y los esfuerzos por crear una red de medios informativos a lo largo y ancho de la región.
En cuanto a nuestra patria, la XII Comisión Intergubernamental Cuba-Venezuela, reunida en La Habana en diciembre pasado, constató la buena marcha de los planes y proyectos conjuntos de colaboración, que ascienden a 12 000 millones de dólares.
Como fruto de esta reunión, se pueden nombrar 47 nuevos contratos por valor de 1 600 millones de dólares, que abarcan principalmente los sectores energéticos, de salud, industria, educación y agricultura, entre otros.
Como ha expresado el Presidente Raúl Castro, de la materialización de todos estos planes y programas depende en mucho el despegue económico de Cuba.
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