Escambray Periódico de Sancti Spíritus
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) se convirtió en un proyecto de emancipación, de rebelión de los más oprimidos, aseguró este lunes el ministro boliviano de la Presidencia, Juan Ramón Quintana.
Quintana, quien participó en la Embajada de Venezuela en La Paz, en la presentación del número 23 de la revista Correo del ALBA, enfatizó que la referida organización «nos inyecta la pasión por la unidad, después de la noche neoliberal: es la recuperación de algo que el neoliberalismo nos había quitado».
«Todo esto que ocurre en nuestros países, nos ha ayudado a entender que el ALBA es una victoria de la emancipación de los pueblos y eso se siente en las ciudades, en las comunidades…hay un desencadenamiento de ese espíritu, que nos transmiten Fidel (Castro), (Hugo) Chávez y Evo (Morales)», acotó.
Para Quintana, «ese espíritu de rebelión despertará a otros espíritus», en tanto advirtió que el ALBA se construye también con subjetividad, en referencia a la mencionada revista, en cuyo último número aparecen artículos de destacados autores.
«No todo puede ser economía pura, discurso político puro», remarcó y agregó que la unidad es única vía para sobrevivir: «lo que ha permitido el sometimiento de nuestros pueblos y el avasallamiento por siglos, ha sido la falta de unión».
«La lección nos dice que debemos estar más cercas y unidos para ser más dignos y soberanos», destacó Quintana, quien recordó que es hora de ponerle fin «al dominio de unos señores que hablan inglés sobre pueblos que hablamos español».
En la presentación de Correo del ALBA participaron directores de medios de prensa y miembros del cuerpo diplomático acreditado en esta capital, además del escritor cubano Froilán González, autor de uno de los artículos de la publicación.
El texto de González, titulado Vallegrande en tres tiempos, hace referencia a tres momentos en la historia de un pueblo boliviano, muy vinculado al guerrillero argentino-cubano Ernesto Guevara.
Guevara, quien fue asesinado en octubre de 1967 en La Higuera, fue enterrado de manera clandestina en Vallegrande, donde permanecieron sus restos durante tres décadas, antes de ser trasladados a Cuba.
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Escambray / ISSN 9664-1277
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