El escritor uruguayo Eduardo Galeano presentó este martes en Las Habana su libro Espejos. Una historia casi universal, Premio Honorífico de Narrativa José María Arguedas 2011 de Casa de las Américas, y adelantó pasajes de su próximo volumen Los hijos de los días.
El autor de Las venas abiertas de América Latina agradeció -ante cientos de congregados en la Casa- el laurel concedido a su libro, ante todo, por llevar el nombre de Arguedas, quien «murió de Perú cuando -dijo- ya no pudo soportar la guerra que en sus adentros libraban las dos mitades [la blanca y la indígena] de su país roto».
«No me interesan los ingenieros de palabras», señaló Galeano, quien aseguró, en contraste, haber sido marcado por Los ríos profundos, obra capital del escritor peruano.
«Me enseñó a penetrar en las profundidades de América, en todas sus tragedias y fiestas posibles», afirmó.
Tras dedicarle la lectura de sus textos a «las manos con que escribieron» José María Aguedas y Juan Carlos Onetti -su compatriota, amigo y maestro-, Galeano inició una de esas «fiestas posibles» ante un público de admiradores expectantes.
Leyó doce viñetas -una por cada mes del año- de las 366 que conforman el inusitado calendario de Los hijos de los días, en el que cada jornada revela un misterio de la realidad o denuncia una impostura del devenir americano y mundial.
Inspirado en las «verdades del mundo maya», donde «el tiempo funda el espacio», por este anuario -diseñado, sin embargo, según la convención occidental- transitan y se cruzan personajes de todas las épocas y latitudes.
Desfilan, por ejemplo, Napoleón Bonaparte y los banqueros de Wall Street; los escritores Horacio Quiroga (Uruguay) y Roque Dalton (El Salvador); las víctimas innominadas de las dictaduras latinoamericanas; los próceres Juana Azurduy (Agentina) y Amílcar Cabral (Guinea Bissau); Adán, Eva y todos los hombres y mujeres que vinieron después.
Galeano regaló asimismo las breves imágenes de Espejos. Una historia casi universal (2008), donde los lectores -«hasta los blancos blanquísimos»- podrán redescubrirse como «africanos emigrados», porque «el racismo produce amnesia» y con frecuencia olvidamos de dónde venimos.
La prosa del uruguayo recuerda sin exabruptos la deuda de las vanguardias pictóricas europeas del siglo XX con el arte africano; la expiación del pueblo haitiano por el único pecado de liberarse; la injusticia elemental del patriarcado; y la secular espera de los indígenas bolivianos para ver un hermano (Evo Morales) en la presidencia, entre otros detalles «casi universales».
Los pasos del uruguayo José Artigas, el venezolano Simón Rodríguez y el cubano José Martí hacen camino en estas páginas, por las que también camina el Che Guevara, multiplicado gracias a su «peligrosa costumbre de seguir naciendo».
Eduardo Germán María Hughes Galeano (Montevideo, 1940) conquistó en dos ocasiones el Premio Casa de las Américas, por su novela La canción de nosotros (1975) y su cuaderno de testimonios Días y noches de amor y de guerra (1978).
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.