Coco Solo vota por Cuba

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En el contexto de los comicios de este domingo 21 de octubre, dos fomentenses trazan paralelos entre los procesos electorales.

A estas alturas del tiempo, casi nadie sabe a ciencia cierta por qué a Coco Solo, ese barrio nacido en lo periferia de Fomento, lo bautizaron con tal nombre. A inicios de los 90 de la pasada centuria llegué a ese sitio para una cobertura periodístico de ocasión, cuando yo andaba aún en pañales en el reporterismo.

Si la amnesia no me tiende una de sus habituales trampas, el reportaje lo titulé “Coco se va a pique”, una suerte de paralelo en la vida de aquella vecindad que renacía gracias al programa, esencialmente de construcción de viviendas, impulsado por las máximas autoridades políticas y del Gobierno en esta central provincia de Cuba.

Pese a las acciones de mejoramiento social, Coco Solo no ha perdido su aura de barriada, su gente noble y carismática, como la del resto de Fomento, entre quienes se hallan Eustaquio Concepción y Flora Gómez.

Con mirada fotográfica, Eustaquio recuerda que en tiempos de elecciones, antes del triunfo de la Revolución cubana en 1959, Fomento era prácticamente una plaza sitiada por el ejército del tirano Fulgencio Batista, derrotado a la postre por las fuerzas del Comandante en Jefe Fidel Castro.

“A los militares -rememora Concepción- los traían en trenes hasta Santa Clara y luego los mandaban para los pueblos. Los dividían en grupos: unos custodiaban las urnas y otros iban a buscar a la gente a sus casas para obligarlos a votar.

“Ahora los pioneros son los que custodian las urnas y la gente va a votar voluntariamente, sin plan de machete ni maltrato. Nosotros somos los que elegimos libremente a la gente que queremos nos represente”, subraya este anciano.

Con el juicio que otorgan los años, Flora Gómez señala que en la etapa de la seudorrepública, los politiqueros no mostraban escrúpulo alguno.“Una hermana mía que había parido tenía una pulmonía doble y había que llevarla para Topes de Collantes para que recibiera atención médica; la única solución para que una ambulancia la llevara era recoger más de cien cédulas. Mi familia no era tan numerosa como para llegar a esa cifra y al final mi hermana murió; cuando vinieron a recogerla ya era tarde.

“Había un señor que se postulaba que le decían Pedro Antonio y a otro, Agua Lluvia, que prometían arreglar las calles -añade Flora-; se volvían promesas nada más. Yo vivía cuando aquello en un lugar conocido como Coco Solo y allí iban con un camión de rocoso, lo regaban y luego le decían a la gente: ‘Voten por Pedro Antonio’. Hasta ahí llegaba el arreglo.

“Así eran todos los que se postulaban: prometían y no hacían nada. Ahora nadie tiene que prometer, el que vota por un candidato lo hace de corazón, por gente que vale la pena”, sostiene esta mujer, de memoria viva y oportuna.

Este 21 de octubre nadie fue a la casa de Eustaquio ni a la de Flora para preguntarle si iban a votar, en el contexto de las elecciones generales convocadas en Cuba para elegir a los delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular. Es cierto, Coco Solo no ha perdido su nombre; pero tampoco estos dos fomentenses sufren de amnesia.