El más abominable crimen de terrorismo contra el pueblo cubano renueva con más fuerza su reclamo permanente de justicia, al conmemorarse el 36 aniversario de la voladura de un avión de Cubana en Barbados.
En la aeronave viajaban 73 personas, 11 jóvenes guyaneses, quienes venían a estudiar medicina en la mayor isla del Caribe, cinco funcionarios de la República Popular Democrática de Corea y 57 cubanos, entre ellos 16 esgrimistas del equipo juvenil, con sus entrenadores, técnicos y responsables.
Los deportistas representaban lo mejor de Cuba en sable, espada y florete, y regresan a su país cubiertos de gloria, al ganar todas las medallas de oro en el Campeonato Centroamericano y del Caribe de Caracas, categoría junior.
«Tenemos una explosión a bordo, estamos descendiendo
inmediatamente… Tenemos fuego a bordo», ese constituyó el primer llamado de auxilio del comandante del vuelo CU-455, Wilfredo Pérez, a la torre de control del aeropuerto internacional barbadense.
El piloto hizo todo lo posible por mantener en el aire al DC-8 a pesar de las dos explosiones sufridas a bordo. Su propósito era retornar cuanto antes al lugar de donde había partido, pero el aparato fuera de control empinó bruscamente su nariz y cayó a las profundidades del mar.
El atentado terrorista conmocionó a los barbadenses, convertidos súbitamente en el escenario de uno de los crímenes más atroces en la historia de la aeronáutica civil contra un avión comercial en pleno vuelo, y en especial, a los cubanos, estremecidos por tanta barbarie, odio y vida inocente asesinada.
Pronto el mundo conoció la verdad, los terroristas internacionales Luis Posada Carriles y Orlando Bosch Ávila, ambos de origen cubano, planearon la acción en Venezuela, donde contrataron los servicios de los venezolanos Hernán Ricardo y Freddy Lugo para colocar los dos artefactos en la aeronave.
Una semana después, las autoridades de Venezuela detuvieron a Posada y Bosch en Caracas, donde los cuatro fueron sometidos a un prolongado y tortuoso proceso judicial en el cual Ricardo y Lugo recibieron sentencias de 20 años de prisión, el 8 de agosto de 1985.
Ante las abrumadoras pruebas, Estados Unidos trató de eludir el juicio por temor a que salieran a la luz las relaciones de Washington con los protagonistas de ese horrible acto, cuyas víctimas son una prueba más de una política agresiva del gobierno norteamericano desde el triunfo de la Revolución cubana en 1959.
Posada escapó de una prisión venezolana el 18 de agosto de 1985 con el apoyo de la Fundación Nacional Cubano-Americana antes del veredicto judicial y Bosch fue absuelto y puesto en libertad en 1987 a pesar de las evidencias en su contra.
A partir de ahí continuaron con su larga historia de acciones terroristas, incluida la contratación de mercenarios para la colocación de bombas en instalaciones turísticas cubanas, una de las cuales causó la muerte al turista italiano Fabio Di Celmo, el 4 de septiembre de 1997 en el hotel Copacabana de La Habana.
Con su total insensibilidad, Posada ni siquiera expresa remordimiento, se siente invulnerable y protegido y se jacta de los hechos, mientras camina por las calles de la ciudad de Miami con toda tranquilidad.
Por su parte, Bosh, autorizado por Estados Unidos para permanecer en ese país, a pesar de su abultado expediente de acciones terroristas dentro y fuera del territorio norteamericano, falleció el 27 de abril de 2011 sin pagar por sus crímenes.
Ninguna esfera económica y social de Cuba ha escapado a esos hechos, que tienen como objetivo infundir terror y desestabilizar al país.
La muerte de jóvenes maestros, campesinos y sus familiares, pescadores, de diplomáticos ponen al desnudo la hostilidad permanente hacia el pueblo cubano y su proyecto social.
Cuando las fuerzas progresistas del mundo alzan sus voces contra el crimen de Barbados, cinco cubanos, verdaderos luchadores contra el terrorismo, cumplen largas condenas por monitorear a los grupos extremistas radicados en el sur de La Florida, y Cuba continúa encabezando cada año, la lista de naciones que según el Departamento de Estado alientan estas acciones vandálicas.
Crimen de Barbados: una herida aún abierta
El más abominable crimen de terrorismo contra el pueblo cubano renueva con más fuerza su reclamo permanente de justicia, al conmemorarse el 36 aniversario de la voladura de un avión de Cubana en Barbados. En la aeronave viajaban 73 personas, 11 jóvenes guyaneses, quienes venían a estudiar medicina en la
Como poder olvidar tan atroz asesinato en pleno vuelo sobre BARBADOS y las honrosa vidas de los atletas y todo el personal que viajaba dentro de ese vuelo que venia cargado de dichas alegrias y felicidad pero las manos monstruosa del imperialismo norteamericano con su doble rasero fueron los reales responsables por ordenar preparar y financiar tan atroz atentando terroristas aca en la USA hubo de nacer el des balance social que es el terrorismo invenciones producidas por sus banales vanidades de conquistas e in conformidad el dolor de los cubanos lo produce el odio miserable la envidia de sicarios dirigidos por el imperialismo norteamericano que tienen el mismo cuento agrio de las viejas loba malditas y des generadas por lo cual cada dia 7 de OCTUBRE siempre esta presente en todos los cubanos que fuimos marcados por los terrorista de la ciudad bananera de MIAMI madriguera del deshonor y desprestigio de gusanos. Lazaro izquierdo