Cuba demandó este jueves la refundación del sistema financiero internacional desde sus cimientos y afirmó que los 193 Estados de la Asamblea General de la ONU son los que deben encontrar la respuesta a la actual crisis.
Resulta un imperativo que Naciones Unidas tome bajo su égida las negociaciones sobre una nueva arquitectura financiera internacional, insistió el representante permanente de Cuba ante la organización mundial, Pedro Núñez Mosquera.
El diplomático intervino en un debate de alto nivel sobre El estado de la economía y las finanzas mundiales, convocado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el presidente de la Asamblea General, Nassir Abdulaziz Al-Nasser.
Dijo que las fallas del sistema financiero no radican solamente en la desregulación, sino que es antidemocrático, y recordó que sus normas y principios fueron establecidos en función de los intereses de unas pocas potencias industrializadas.
Sus reformas han sido cosméticas y su esencia se mantiene invariable, apostilló.
Señaló que durante décadas se afirmó que el mercado sin regulación, la privatización máxima y la retirada del Estado de la actividad económica eran los principios infalibles para alcanzar el desarrollo económico y social.
Y «hoy todos somos testigos de la profunda crisis económica global resultante del estruendoso e irreversible fracaso de una concepción económica y política impuesta al mundo: el neoliberalismo y la globalización neoliberal», expresó.
Núñez Mosquera advirtió que «nuestros pueblos son las principales víctimas de esa crisis, la cual pretende ser presentada por los grandes centros de poder como un episodio cíclico natural».
Con el neoliberalismo se multiplicó la inestabilidad, la especulación, la deuda externa, el intercambio desigual, la frecuencia de las crisis, la pobreza, la desigualdad y el abismo entre el Norte opulento y el Sur desposeído, agregó.
Se trata, aseguró, de una consecuencia directa del actual orden económico internacional, regido hasta el momento por los países más poderosos, principales responsables de esta crisis.
El embajador cubano también alertó sobre el impacto de ese problema en los sectores alimentario, social y energético, así como en la lucha por el desarrollo sostenible y la preservación del medio ambiente.
También llamó a proteger a la naturaleza frente a la despiadada destrucción resultado de la irracional codicia capitalista y de los insostenibles patrones de producción y consumo que le son inherentes.
Núñez Mosquera denunció las recetas aplicadas ante la actual crisis, como la ayuda masiva a la banca con fondos públicos, la congelación de pensiones, la privatización de empresas estatales, y la reducción de salarios de los trabajadores.
Incluyó en esa lista el aumento de impuestos, la disminución severa de las inversiones públicas, el despido de empleados públicos y la reducción de servicios sociales.
Los masivos paquetes de rescate contrastan de manera vergonzosa con la parálisis en los desembolsos para la Ayuda Oficial al Desarrollo, lo cual demuestra que la falta de asistencia obedece a la ausencia de voluntad política y no a la escasez de recursos, precisó.
Como una posible solución, pidió que los países desarrollados se comprometan a abrir sus mercados a las exportaciones de los subdesarrollados, levantando las barreras arancelarias y no arancelarias, «incluidas las medidas unilaterales coercitivas por razones no comerciales».
Afirmó que la salida de la crisis debe tener necesariamente una profunda naturaleza política y que todos los países en desarrollo deben participar en su formulación.
Igualmente, destacó la necesidad de intensificar los esfuerzos para fortalecer la Cooperación Sur-Sur y la integración regional y subregional sobre la base de beneficios recíprocos, la complementariedad y la solidaridad.
En ese sentido, elogió los esquemas vigentes en América Latina y el Caribe como el ALBA, Unasur, el Banco del Sur y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
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