Medios de prensa denunciaron este lunes en La Habana los continuos intentos de robo de peloteros cubanos, en una línea que, tolerado y promocionado desde Estados Unidos, favorece hechos delictivos de tráfico de personas.
Un artículo publicado en la edición de este lunes del diario Granma refirió la ocurrencia en República Dominicana, el pasado fin de semana, de un operativo que desmontó un grupo de siete personas dedicadas a establecer contacto con peloteros cubanos.
El propósito era sacar a los deportistas del país, negociarles un contrato en las llamadas Grandes Ligas del béisbol estadounidense y obtener mediante esas acciones jugosas sumas de dinero.
A pesar de los titulares que llamaban la atención sobre el operativo, el despliegue y la puesta en libertad provisional del grupo, el hecho no es nuevo, persiste la idea de flagelar, de atacar al béisbol cubano, señaló el texto.
Lo sucedido solo viene a confirmar, resaltó, que se mantiene el acoso, el robo de talentos y el ataque a nuestra pelota.
Las razones son muy sencillas: es el deporte nacional, reúne al pueblo en torno a su campeonato, desborda emociones, como las que acabamos de vivir en los play off, hace florecer la alegría y el orgullo de cubanos, y eso molesta, apuntó.
Según el material, los siete detenidos por la Dirección Central de Inteligencia Delictiva y la Procuraduría General de República Dominicana son más mercaderes que realizan el tráfico de personas amparados en legislaciones imperiales como la Ley de Ajuste Cubano.
Se trata de una legislación vigente desde el 2 de noviembre de 1966 -cuando fue aprobada por el presidente Lyndon B. Jonson-, con el fin de alentar a ciudadanos cubanos a intentar la emigración mediante procedimientos clandestinos y peligrosos.
El artículo recordó la respuesta del torpedero Luis Ulacia, integrante de la selección nacional que participó en el partido de Cuba frente los Orioles de Baltimore, cuando en conferencia de prensa lo interrogaron sobre el interés de los peloteros de la isla por jugar en Grandes Ligas.
«A nosotros sí nos gustaría, pero son ustedes (Estados Unidos) quienes lo impiden. Por qué para venir a jugar aquí tengo yo que lanzarme al mar en una lancha, dejar a mi familia (…) Por qué tengo que denigrar a mi país y abandonarlo», expresó en aquel momento el deportista.
Los peloteros, entrenadores y autoridades deportivas cubanas tienen, y lo saben, que perfeccionar nuestro béisbol, por lo que representa para el país, y que pasa por la identidad nacional de este pueblo. Sin embargo, por esa misma cubanía no se haría nunca a costa de renunciar a sus principios, enfatizó el texto.
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