La VI Cumbre de Las Américas, a desarrollarse este 14 y 15 de abril en Cartagena de Indias, Colombia, denota cambios en las posiciones que hasta ahora han distinguido a esas citas.
¡Como cambian los tiempos, compay!, decía un estribillo del antológico y ya desaparecido dúo cubano Los Compadres, hace varias décadas, aludiendo a la trasmutación de situaciones con el paso de los años, y esa es precisamente la misma deducción que puede hacerse al observar la VI Cumbre de Las Américas convocada para la ciudad colombiana de Cartagena de Indias.
Aunque el cambio atañe a todos, sus efectos resultan todavía mayores en lo que toca a Cuba y los Estados Unidos, pues cuando William Clinton auspició la primera de estas citas en la ciudad estadounidense de Miami, en 1994, la ínsula antillana atravesaba los momentos más duros del período especial, el marxismo estaba en su punto más bajo por el fracaso del socialismo europeo y el capitalismo neoliberal parecía ser la solución a todos los problemas.
Pasados 18 años, el socialismo vive su renacer en este lado del Atlántico y Cuba ha sido reconocida como hermana desde el río Bravo hasta la Patagonia, el neoliberalismo se ha hecho sinónimo de crisis, frustración y desengaño, mientras el imperialismo continúa su rumbo agresivo y depredador que apunta hacia el desastre.
En este lapso, tales cumbres se han caracterizado, entre otras particularidades, por la ausencia de Cuba, impensable en la citada urbe floridana, pero mantenida en las subsiguientes, incluida la que hoy está sesionando en Colombia.
Desde la cumbre en Miami las circunstancias fueron evolucionando y 11 años más tarde, en Mar del Plata, Argentina, el proyecto clave de anexión de la América nuestra, el ALCA, llevado allí por George W. Bush como fruto de la política que condujo a estos encuentros, naufragó bajo los embates de líderes como el brasileño Luis Inazio “Lula”da Silva, el argentino Néstor Kirchner y el venezolano Hugo Chávez.
El avance no se ha detenido y la aparición de gobiernos progresistas en un grupo de países de la región impulsó el advenimiento de mecanismos de integración y concertación como la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones del Sur (UNASUR) y, más recientemente, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Por todo ello, muy distinta ha resultado la posición de los presidentes de los Estados Unidos en estas citas continentales, manifestándose las tres últimas como muy “arduas” para los mandatarios yanquis, pues si bien Bush (hijo) tuvo que beber el acíbar de la derrota en Mar del Plata, a Obama no le fue muy bien que digamos en la de Puerto España, Trinidad y Tobago, en el 2009, como tampoco le resulta agradable esta de Cartagena.
A la pequeña isla de habla inglesa, el recién estrenado Obama llegó con una aparente política de apertura y flexibilidad, escuchando con atención las propuestas de señeros líderes progresistas del área. Incluso, llevado por el ambiente propicio, el mandatario venezolano le regaló a su par norteamericano la obra del intelectual uruguayo Eduardo Galeano Las venas abiertas de América Latina, que el inquilino de la Casa Blanca prometió leer.
Con diplomático aplomo el señor Barack Hussein tuvo que escuchar, aparentemente impertérrito, las continuas referencias a la injusta ausencia de Cuba y contra el bloqueo que hace más de medio siglo Washington mantiene contra su vecina a pesar del repudio prácticamente unánime de la comunidad internacional.
Tres años después el propio Obama, pero esta vez en Cartagena de Indias, y sin cumplir sus principales promesas electorales, vuelve a oír desde su asiento el aluvión de críticas a esa prepotente y discriminadora política imperial, que incuso suscita el repudio de reconocidos aliados de la superpotencia.
Tanto es así que el presidente anfitrión, Juan Manuel Santos, ha expresado su desagrado con la ausencia de Cuba y reconocido que las cosas han llegado a un límite en el cual una nueva cumbre sin la presencia de la Mayor de las Antillas no se concibe. Santos aludió a la calurosa carta que le envió el ecuatoriano Rafael Correa, explicando su ausencia de la Cumbre, en protesta por la exclusión de la patria de Martí.
Pero allí están los representantes de países como Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Brasil, Perú, Uruguay y otros, asumiendo estas causas como propias, al igual que la de la devolución de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur a la soberanía de su legítima dueña, la República Argentina.
A la luz de esos importantes temas, la denominación de “VI Cumbre de las Américas, conectando las Américas: socios para la prosperidad” parece un contrasentido por los asuntos de principio aún pendientes de solución.
El imperialismo yangui acostumbra a jugar con candela pues en las pasadas cumbres incluida esta han estado representando a los gusano anti-cubanos y toda esas escorias de batistianos anti-sociales y de desechos putrefactos de la ciudad bananera de miami pero en esta cumbre CUBA es solicitada su inclusion por meritos propios por casi unanimidad y funcionara las palabras del GUERRILLERO HEROICO esta gran humanidad a dicho vasta y a echado andar. Lazaro