El gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) continuarán este martes debatiendo en La Habana sobre la política de desarrollo agrario integral en ese país, primer punto de una agenda que busca poner fin a más de 50 años de conflicto.
Mientras discuten el futuro de esa nación, desde esta madrugada comenzó un cese unilateral de operaciones militares hasta el 20 de enero próximo por parte de la guerrilla, como ordenó la víspera el Secretariado de las FARC-EP, en un gesto de paz.
En el segundo día de diálogo, ambas delegaciones encabezadas por el exvicepresidente Humberto de la Calle, por el Gobierno, y el comandante Iván Márquez, por las fuerzas insurgentes, seguirán profundizando en el tema de la tierra, uno de los más abarcadores de la agenda.
Como precisaron en septiembre último en el Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, este acápite -determinante para impulsar la integración de las regiones- tocará otros subpuntos, entre estos el acceso y uso de la tierra, y el sistema de seguridad alimentaria.
También hablarán sobre programas de desarrollo con enfoque territorial y de desarrollo social (salud, educación, vivienda, erradicación de la pobreza), y el estímulo a la producción agropecuaria y a la economía solidaria y cooperativa.
El problema del desigual acceso a la tierra es causa histórica de la confrontación de clases en Colombia y la misma que llevó a los iniciadores de las FARC-EP, un pequeño grupo de campesinos, a alzarse en armas en 1964, en Marquetalia, Tolima.
Datos oficiales dan cuenta que el coeficiente Gini en los campos colombianos alcanzan el 0,89 por ciento, mientras las fincas de más de 500 hectáreas corresponden al 0,4 por ciento de los propietarios que controlan el 61,2 por ciento de la superficie agrícola.
En la apertura formal de las conversaciones, el pasado 18 de octubre en Oslo, Noruega, las FARC-EP afirmaron que para ellos hablar de tierra es hablar del territorio como una categoría que entraña relaciones socio-históricas.
De esas comunidades, dijeron, que llevan inmerso el sentimiento de patria, que concibe la tierra como abrigo, y el sentido del buen vivir.
Desde horas tempranas y hasta pasado el mediodía, las dos partes pondrán sus puntos de vistas en la mesa y luego en horario vespertino trabajarán por separados.
El principal representante del gobierno afirmó el domingo último tras partir rumbo a La Habana, que se espera que el primer ciclo de conversaciones se extienda durante 10 días, al término de la cual se fijará la fecha del siguiente ciclo.
Este debe ser un proceso de meses, no de años, reiteró De la Calle, quien ratificó que las deliberaciones serán ininterrumpidas.
Los diálogos, con sede en el capitalino Palacio de Convenciones, al oeste de La Habana, cuentan con Cuba y Noruega como países garantes, y Venezuela y Chile como acompañantes.
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