En Londres está por extinguirse la llama olímpica. Sin cerrarse el medallero, en Cuba el oro “se pesa” desde diferentes visores.
A nadie escapa el altísimo nivel de una cita que muy pocos encumbrados se perdieron. De ahí que hasta el bronce tenga sabor a gloria y el diploma sea como tocar el cielo londinense.
Es una verdad del tamaño del mundo que nuestra delegación compitió en desventaja con parte de los participantes por razones que todos conocen. Mas, tras la fiesta de los cinco aros, cada quien saca sus cuentas y acá tocan las nuestras.
Se impone medir el peso del oro que al final decide la ubicación. Sí, porque el hecho de haber superado en títulos la actuación de Beijing con tres hasta ahora y tener la posibilidad de ampliarla representa una mejoría, así como la posición entre los primeros 20, si resiste el embate de Jamaica, Ucrania, Sudáfrica… Pero esta es, justamente, un arma de doble filo.
No era tan difícil mejorar cuando solo se alcanzaron dos títulos y un lugar 28. Desde mi visor, no ha sido esta la mejor demostración de Cuba y no apelo al anhelo tan romántico como imposible de compararla con Barcelona, Sydney, Atenas. Descontemos el estribillo de la entrega y el coraje, distintivo de la mayoría de los participantes allí. Las 12 medallas, incluidas las que pudieran cambiar de color, son apenas la mitad de las logradas en China y varios deportes quedaron por debajo de expectativas y potencialidades.
Dos de ellas muestran el mayor descenso: el atletismo y el boxeo. El primero asistió con una nómina tan numerosa como poco efectiva. De 47 solo cinco lograron sus marcas personales y apenas cinco se ubicaron del uno al ocho, incluida la martillista Yipsi Moreno, todo un ejemplo de constancia y entrega con sus 31 años, y cuatro Olimpiadas
Fueron dos disciplinas “raras” las dueñas de preseas con representantes crecidos ante adversidades como la pertiguista Yarelis Silva, con una plata ganada contra el viento, la lluvia, su biotipo y la mismísima Isinbayeva y el decatlonista Leonel Suárez, con bronce, repuesto de lesiones y falto de entrenamiento.
Pasemos al boxeo. De ocho púgiles que regresaron de Beijing con medallas, cuatro de ellos de plata, ahora solo lo harán cuatro, con dos optantes al oro: Roniel Iglesias y Robeisy Ramírez.
No fue menos la lucha. Si bien Mijain López aportó un título apostado por el planeta entero, se esperaba mucho más de los gladiadores, víctimas de costosas indefiniciones en pleitos claves.
Llama la atención un hecho. Cuba cedió más de una opción de medallas justo por falta de la esencia de esas disciplinas: el combate.
De otra manera no se entiende cómo un boxeador como Julio César La Cruz, entre lo mejor del pugilismo mundial, caiga sin pelear en eliminatorias, o que Lázaro Álvarez, subcampeón mundial, espere que su condición le garantice los puntos sin fajarse en semifinales. No escapa tampoco el judo que, aún con su segundo lugar entre mujeres, tuvo la más baja colección de sus presencias olímpicas.
Acaso escasearon los atletas como Iván Pedroso, capaz de imponerse a falta de un salto, o Ana Fidelia, medallista aún con el dolor de las quemaduras, el Stevenson que implantaba respeto solo con su presencia, o Driulis, ganadora estival con una minerva en el cuello.
Y no es que rehusemos perder, como también esta vez le ha sucedido a más de un favorito, pero tampoco como Dayron Robles, cuya lesión, a todas luces caída del cielo cuando se sintió rebasado por los norteamericanos, demerita su condición de recordista mundial y campeón de Beijing.
Aun cuando pudieron estar más cubanos en finales del kayac o el remo, el resto de las disciplinas marcharon, desde mi punto de vista, dentro de los cálculos, con la mágica excepción del tirador Leuris Pupo y su oro eléctrico. Por la categoría de sus eventos resultan plausibles los desempeños de las ciclistas Lisandra Guerra, sexta en la velocidad y Marlies Mejías, octavo puesto del ómnium olímpico; el ya citado sétpimo de Hanser Gracía en los 100 libres de la natación, el sexto de la dupla de canoa Serguey-Bulnes o el quinto de los clavadistas.
Londres dio la clarinada otra vez, después que Beijing, desde mi criterio, no fue tomado todo lo en serio que aconsejaron sus resultados. Esta cita mostró que el deporte, el de alta competición al menos, es una inversión, presupuestada en nuestro caso. Se precisan resolver varias ecuaciones. Una es dónde invertir mejor los pocos recursos que se tienen. Algunos atletas se mostraron faltos de esa fortaleza física que a veces decide a la hora del extra.
Dentro de las estrategias del INDER el deporte para todos es una prioridad, mas no se puede descuidar el alto rendimiento. No creo que en momentos en que hasta en los países más pobres se mire el deporte con mayor interés, Cuba renuncie al brillo olímpico o mundial que le ha granjeado tanto respeto.
Para ello hay que revisar de arriba hacia abajo y viceversa. No es un secreto que los dos extremos acusan problemas de atención, falta de implementos, topes, vestuarios y hasta la mejor alimentación. Aun así, los cubanos no han renunciado a sustentar tal sacrificio a cambio de erizarse la piel cuando ve empinarse entre nubes a una morena pinareña o bracear impetuoso a un Hanser sin piscinas de etiqueta.
Llama la atención cómo después de una esplendorosa Escuela Nacional de Gimnasia hayan desaparecido los exponentes de fuerza de la disciplina o que al voli femenino le cueste ganar en el área.
Volvamos al atletismo. Si a la primera figura le cuesta clasificar en un evento, ¿por qué llevar tres como en el triple, la jabalina, la bala, los saltos?¿En qué precompetencias resulta factible intervenir y con cuáles atletas, deportivamente hablando? ¿Por qué exponer a una estrella como Yargelis Savigne al ridículo cuando su rendimiento ha ido en picada en dos años?
Los pronósticos superan deseos, discursos y nombres. Preciso es anclarlos más allá del historial, en el momento en que se encuentra cada deportista y cómo se ubican sus marcas en relación con el mundo, aunque, como excepción, suelan fallar algunos presagios.
Londres se despide con un evento de lujo y una medalla especial a su público, heredero de la caballerosidad de sus lores a punto de aplaudir con delirio a propios y rivales.
Este sábado Cuba amanece con su suerte colgada en los guantes de Roniel Iglesias y Robeisy Ramírez y al ataque de los taekwondocas Robelis Despaigne y Glenys Hernández en busca de ampliar su medallero. Festejar el cuarto título no es pedir demasiado. Querer un quinto sería ideal En medio de la euforia y el abrazo, merecido por estar, midamos con presión aritmética el verdadero peso del oro.
Saludos:
Acabo de leer un comentario en Juventud Rebelde sobre la «lesión»oportuna de Dayron Robles.Sigo sin creerlo,mucha casualidad para ser casual.Corrió eliminatorias y semifinal sin problemas,casualmente,se lesiona en la final y justo en el momento de ser rebasado por los norteamericanos.Dayron fue mordido por su prepotencia no queda otra,lamentablememte lo elevaron tanto que terminó creyéndose Dios y por ende insuperable,alguien como el no se conforma con un bronce.Que diferencia de Usain Bolt,este hombre es,por ahora el mas rápido del mundo y sin embargo,es todo sencillez,les recomiendo lean su entrevista en Cubadebate.
Felicidades Elsa por su comentario,es una pena que todos no podamos acceder a el por ser un periódico provincial,comentarios como este hacen falta al periodismo de Cuba,sin paños tibios ni palabritas de adornos,las cosas como son y punto.
Saludos. Soy venezolano. En Venezuela hay muchos recursos, pero aún falta bastante por recorrer en el ámbito deportivo. En eso andamos, en el marco de la liberación nacional que lidera Chávez. Uds. tienen una gran escuela, que recorre el mundo aportando sus conocimientos(boxeo, por ejemplo). Los éxitos olímpicos son quizá una buena medida de los avances deportivos de un país, aunque no necesariamente. Las olimpíadas se han convertido en otra cosa, y vemos cómo países poderosos nacionalizan atletas de países pobres para cosechar medallas. Lo importante es que esas escuelas se mantengan, y contribuyan a la formación integral y saludable de la población. Si hay pocos recursos, estoy de acuerdo en que deben dirigirse primero al deporte para todos. En la cacareada globalización, los países pequeños salimos perdiendo (estamos en desventaja). Vendrán tiempos en que las olimpíadas sean realmente una justa donde los países participen en igualdad de condiciones. Claro, siempre nos alegramos cuando un Mijaíl López o un Rubén Limardo obtienen medallas de oro. Son victorias de los pequeños contra los gigantes.
MUY BUENO SU COMENTARIO. VOY A SUGERIR EN LA PEÑA DEL TAQUE DE RADIO REBELDE QUE ENTREN AL ESCAMBRAY Y LO LEAN, PERO LOS QUE NO PUDIMOS SEGUIR LA SERIE PROVINCIAL DE BEISBOL POR ESTAR EN MISION NECESITAMOS QUE LAS PUBLIQUEN Y USTED HAGA UN COMENTARIO AL RESPECTO
SALUDOS
Un buen comentario,no abundan los comentarios sinceros y
llenos de sabiduria con el de Elsa.
Tienes razón Cuba necesita hacer un analice total del Deporte en general, tienen que darle las misma posibilidades que los musicos en todo