A sus 92 años conserva el optimismo de quien desafía al tiempo, posee un alma renovadora y joven. Sus pasos han marcado el devenir de su historia. Nacido en el año 1921 en el espirituano municipio de Jatibonico, ha dedicado 73 años de su vida al central Uruguay.
Hace mucho tiempo, un hombre de mediana estatura, pelo ensortijado y piel oscura comenzó, sin siquiera percatarse, a convertir su vida en un hito para el pueblo que lo vio nacer. De hablar gentil, historia humilde y manos ásperas, Francisco de Paula Rabí Avilés, a quien todos conocen por Cundío, ha decidido trascender.
A sus 92 años conserva el optimismo de quien desafía al tiempo, posee un alma renovadora y joven. Sus pasos han marcado el devenir de su historia. Nacido el 2 de abril del año 1921 en el espirituano municipio de Jatibonico, ha dedicado 73 años de su vida al central Uruguay.
El coloso encontró en él a un hombre entregado a todo cuanto hace, su más fiel trabajador y un eterno enamorado de la caña.
De su niñez le queda a Cundío el triste recuerdo de una Cuba oprimida. Su procedencia humilde lo obligó a abandonar sus sueños de infancia para comenzar tempranamente una búsqueda incesante de trabajo. Comenzó así una época donde transitó por disímiles empleos. Con 18 años llegó al Uruguay, donde entonces ganaba muy poco y su color racial sobresalía sobre el mérito de su labor.
En 1959 Cuba emprende el difícil trayecto de llevar a todos una Revolución de los humildes y para los humildes. Todas las industrias pasaron a ser del pueblo. Cundío recuerda cuán maravilloso fue comenzar a trabajar sin siquiera pensar en el tiempo muerto.
“A Fidel le debo todo, soy un cubano revolucionario, agradecido, trabajador. No estudié, pero todo cuanto soy y tengo me lo ha dado esta Revolución”.
Con la sabiduría de quien ha vivido mucho, advierte a los jóvenes que deben darle todo a esta isla.
Cundío es hombre del pueblo, común, sencillo, con marcas de los años sobre el rostro. Su espíritu jovial lo engrandece, su familia lo estimula y ante sus compañeros irrumpe como un cuerpo incansable.
Me hacen pensar hasta dos veces escribir pues es tal la lealtad de francisco de paula a la REVOLUCION que yo veo que este honesto hombre continua su ritmo laboral sin olvidar la espantosa era del tirano batista donde la piel oscura era un pecado la cual iban llenando de sombra el porvenir del cubano pobre y honesto como el de este provinciano y como es posible que los personajes pagados por la SINA no lean este comentario para ver si luego de leer sobre esta realidad pasada de el fracasado gobierno de batista y del imperialismo norteamericano pudieran mantener la cabeza en alto y desafiar a este trabajador de frente a ellos un abrazo para ustedes FRANCISCO DE PAULA. Lazaro