Destacado investigador nos habla de la Crisis de Octubre

Con un libro publicado: Octubre de 1962: la mayor crisis de la era nuclear, Rubén G. Jiménez Gómez es un profundo especialista acerca del tema. Con 68 años cumplidos, de carácter cordial y expresivo, Rubén Gregorio Jiménez Gómez sorprende a cualquier interlocutor por su sapiencia profunda acerca de los temas

Rubén: “Dispuse de más información que otros sobre el tema y la plasmé en ese libro”. Con un libro publicado: Octubre de 1962: la mayor crisis de la era nuclear, Rubén G. Jiménez Gómez es un profundo especialista acerca del tema.

Con 68 años cumplidos, de carácter cordial y expresivo, Rubén Gregorio Jiménez Gómez sorprende a cualquier interlocutor por su sapiencia profunda acerca de los temas militares y geoestratégicos. Su serie de artículos acerca de la “Crisis de los Cohetes” publicados en las páginas de Granma, impresionaron a los lectores por su minuciosidad y amenidad sobresalientes.

Para el autor de varios libros sobre diferentes tópicos no por casualidad su preferido es el titulado: Octubre de 1962: la mayor crisis de la era nuclear, de donde básicamente surgieron los citados materiales.

Nacido en Cumanayagua, Cienfuegos, en noviembre de 1943, y residente en La Habana, Rubén no es ningún improvisado en la materia, y así lo atestiguan sus títulos de Ingeniero en Estación de Conducción de Cohetes Antiaéreos, graduado en la antigua URSS; de Doctor en Ciencias Técnicas y de profesor que fue de la Cátedra de Armamento Coheteril en el Instituto Técnico Militar (ITM).

Durante sus años en las FAR, este teniente coronel ahora en situación de retiro llegó a ser ingeniero principal de una brigada de mísiles antiaéreos y sustituto del Ingeniero Principal de las Tropas Coheteriles Antiaéreas a nivel nacional para, posteriormente, pasar a ser jefe de la Sección de Control y Análisis en el Área de Armamento y Técnica de la DAAFAR. Sobre ese aval brota la primera interrogante.

¿Cómo le surge la idea de escribir un libro sobre la Crisis de Octubre de 1962, tema sobre el cual ya lo habían hecho otros especialistas cubanos y extranjeros?

En 1989 la Organización de Combatientes Internacionalistas de Rusia, y dentro de ella su sección cubana, publicó un libro bastante voluminoso sobre la Crisis de Octubre de 1962, texto que le enviaron tiempo después con una delegación al General de Ejército Raúl Castro, entonces ministro de las FAR.

A mí me pidieron que tradujera ese libro del ruso al español. Me gustó mucho por la cantidad de información que brindaba sobre la Crisis, pero lo que no me satisfacía era la forma en que estaba escrito, de manera incoherente, confusa; además, contenía una serie de entrevistas que no seguían un patrón lógico. De ahí me surgió la idea de escribir una obra sobre ese hecho.

Para entonces ya había en Cuba por lo menos otros cinco textos sobre la Crisis, dos de ellos de Tomás Diez Acosta, uno de Carlos Lechuga, un cuarto del General de División Sergio del Valle Jiménez, y hasta un quinto titulado ¡Alarma de combate!, centrado en el derribo del U-2 espía en la región de Holguín.

Entonces, además de esos libros, me fui a la Biblioteca Nacional, al Centro de Información de las FAR…, y en total encontré 10 o 12 textos rusos sobre esta temática. Como yo domino ese idioma, los utilicé todos. Por último, dispuse también del Tomo 11 del compendio del Departamento de Estado de los Estados Unidos, compuesto por documentos desclasificados sobre la Crisis.

En ese volumen, de una importancia excepcional, aparece una gran cantidad de originales del Pentágono, de la CIA, del Gobierno, etc., sobre la Crisis de Octubre, así como la trascripción completa de todas las intervenciones de participantes en las tensas reuniones sostenidas por Kennedy con los miembros del Comité Ejecutivo

(EXCOM) formado para enfrentar aquella dificilísima coyuntura.

El periódico Granma le publicó una serie de artículos sobre la también llamada Crisis de los Misiles, basada en su obra. ¿Hasta qué punto actualizó usted ese material?

Se trata del texto original con algunas mejoras de redacción hechas por mí y por los compañeros de Granma. Lo que se hizo esencialmente fue una adaptación digital del contenido del libro distribuido por artículos.

Ahora mismo cuento con muchísima información que no tenía cuando escribí el libro y quisiera hacer una nueva versión ampliada y actualizada de ese texto. Te confieso que cuando preparé los artículos que salieron en Granma no tenía tiempo para actualizar todo ese material.

Ciertos autores extranjeros han tergiversado el contenido del mensaje enviado por el Comandante en Jefe Fidel Castro al premier Kruschov acerca de que la URSS no se dejara sorprender por un ataque  traicionero por parte de los EE. UU. y la OTAN. ¿Qué piensa usted acerca de ello?

La tergiversación surge porque en la prensa extranjera lo que se plantea es que Fidel Castro le propuso a Kruschov que diera un primer golpe preventivo; o sea, antes de que los Estados Unidos hubieran hecho nada, y no es así. En la carta que Fidel le envía al líder soviético le alerta de que en cuestión de horas o días son posibles dos variantes: la primera, un ataque aéreo masivo contra las unidades soviéticas, sobre todo para destruir los cohetes y la segunda, la invasión a la isla.

Fidel lo que piensa, e incluso así se lo expresa a Kruschov, es que, en el caso de que se aplique la segunda variante; o sea, la invasión, que no se deje sorprender, porque la invasión directa  llevaría necesariamente a la guerra. Entonces, lo que él le argumenta es que no le diera al enemigo la oportunidad de decidir cuándo iban a lanzar la agresión para que la URSS no fuera sorprendida como la sorprendió Hitler en junio de 1941.

Aunque cae en el terreno de la especulación histórica, ¿qué piensa usted como militar acerca de las perspectivas que habría tenido una invasión yanqui a Cuba en octubre de 1962?

Yo creo que inevitablemente hubiéramos llegado a la guerra mundial termonuclear, a lo que decía Einstein, que no sabía exactamente con cuales armas se libraría una hipotética III guerra mundial, pero que la IV sería con palos y piedras.

Es cierto que los Estados Unidos disponían entonces de gran superioridad en ojivas nucleares y vectores estratégicos para lanzarlas, pero como reconoció Robert McNamara, el entonces secretario de Defensa de ese país, durante una conferencia internacional sobre la Crisis de los Misiles efectuada en La Habana: para que haya paridad nuclear no tiene que haber por fuerza una correlación igual de cargas nucleares y vectores entre las dos partes, basta con que un país disponga de una capacidad suficiente para causar daños a su adversario en una cuantía tal, que a este le resulte imposible aceptar la posibilidad de una guerra. Si en el 62 nos invaden, los EE. UU. hubiesen sido destruidos también.

Kennedy se comprometió a no invadir a Cuba como parte del arreglo de la Crisis, pero fue asesinado en noviembre de 1963. En su opinión, ¿por qué sus sucesores no intentaron la invasión a la isla, incluso después de desaparecida la URSS?

Desde mi punto de vista, ese es un problema un poco también especulativo. ¿Qué pasa? En primer lugar incumplir el acuerdo al que había llegado Kennedy con Kruschov -que fue verbal, porque en realidad no hubo ni siquiera ningún documento firmado en la ONU ni en ninguna otra parte que refrendara aquel convenio- hubiera sido difícil porque todo el mundo lo conocía.

Por tanto, cuando muere Kennedy hubiera sido muy espinoso para su sucesor, Lyndon B. Johnson, violar aquel compromiso, y por eso, en su primera comunicación a la Unión Soviética, le dice que su administración va a respetar todos los acuerdos y obligaciones contraídos por los gobiernos anteriores.

Ahora, ¿qué ocurre después? Al concluir la Crisis de Octubre del 62, los soviéticos se llevan las armas nucleares, pero les entregan a las FAR las lanchas coheteras, la aviación, artillería, tanques, misiles antiaéreos; en fin, todo el resto de su arsenal militar en la isla. Comienza un proceso rápido de modernización y aumento del potencial defensivo de nuestras Fuerzas Armadas, por lo que una invasión a Cuba se hacía prácticamente inviable.

Además, los EE. UU. se iban empantanando en la guerra contra Vietnam, donde llegaron a tener más de medio millón de hombres. Ya a partir de la derrota desastrosa que sufrieron en ese país en 1975, la situación no era la misma. Para agredirnos hubieran necesitado un pretexto creíble, pero nosotros nunca se lo daremos.

Pastor Guzmán

Texto de Pastor Guzmán
Fundador del periódico Escambray. Máster en Estudios Sociales. Especializado en temas históricos e internacionales.

Comentario

  1. hube de leer cosas sobre la crisis de OCTUBRE o de los misiles pero en lo que si coincido a mi manera de pensar pues no soy especialista ni nada por el estilo pero lo uno que me pasa por mi mente es que al que no quiere caldo le dan dos tasas tanto los RUSOS como CUBANOS perdieron la oportunidad de tomar ventanas al menos pues a lo menos se hubiese logrado que los gobernantes gringo pusieran en jaula a los perros asesinos anti-cubanos y a los propios gobernantes norteamericanos de hacer un pacto justo en el cual nadie pudiera poner en riesgo la soberania de CUBA y nada de chantajes tan poco total cedieron a las presiones y hasta hoy el imperialismo norteamericano nos han echo hasta ataques terroristas y mas yo estoy seguro que la guerra no se iba armar eso fue un ataque de arrogancia y prepotencia pues lo que menos deseaban los gringo es una guerra en su territorio porque?por miedo a ser borrados hay quien dice que uno nace una vez y muere una vez no se puede pensar en el futuro si hay que andar con la cabeza bajo de los pies pues eso equivale a estar muerto en vida. Lazaro izquierdo

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