La Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) no es solo un acuerdo de tipo económico y político de alcance limitadamente regional, sino que cada vez más proyecta su accionar en el contexto continental y hacia otros confines del mundo.Contrario a lo que muchos creen, la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) no es solo un acuerdo de tipo económico y político de alcance limitadamente regional, sino que cada vez más proyecta su accionar en el contexto continental y hacia otros confines del mundo.
En su entorno inmediato, la Alianza ha sido factor muy importante para el surgimiento de la Unión de Naciones del Sur (UNASUR), para lo que colaboró estrechamente con el Mercado Común del Sur, acuerdo económico-comercial que cada vez adquiere mayor concertación política entre los países fundadores: Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.
Luego, todos estos bloques de carácter regional-local dieron su aporte a inicios de diciembre pasado para la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el mayor logro integracionista desde los tiempos de Bolívar.
La influencia creciente del ALBA en el MERCOSUR le viene en gran parte por la estrecha coordinación entre sus jefes de Estado, y en primerísimo lugar, de las relaciones establecidas por el Presidente venezolano, Hugo Chávez, con sus homólogos de Argentina y Brasil: primero Néstor Kirschner y luego con su viuda Cristina Fernández, y Luis Inazio Lula da Silva y su sucesora Dilma Rousseff, respectivamente.
Pero para ser más exactos, no se trata solo de vínculos afectivos de tipo personal, sino que la patria de Bolívar ha resultado providencial para el país gaucho, al que ha ayudado a apuntalar al menos en dos ocasiones, primero cuando empezó a adquirir deuda soberana de Buenos Aires por un monto total que hoy frisa los 6 000 millones de dólares, y luego cuando le suplió el déficit de gas y petróleo, evitándole otra verdadera crisis interna.
Más recientemente Venezuela adquirió de Argentina 200 fábricas diversas que, si bien no responden a los últimos estándares mundiales, si representan una importante fuente de trabajo para los proletarios de ese país, y al mismo tiempo se adaptan a las necesidades actuales de la nación bolivariana, donde también garantizarán ocupación a decenas de miles de obreros.
Los magnos proyectos con Brasil, entre los cuales se encuentran grandes oleoductos, refinerías de petróleo, obras de infraestructura -puentes, carreteras, ferrocarriles- en ambos lados de la frontera común con Venezuela, representan también importantes aportes a la integración y la cooperación económica, lograda sobre una base de íntimas relaciones en el plano político.
Además, Caracas ha prestado su ayuda solidaria en el sector energético a Uruguay y Paraguay, los miembros más pequeños de MERCOSUR, con los cuales desarrolla iniciativas para potenciar el comercio bilateral mutuamente beneficioso.
Pero más allá del entorno continental, la Alianza Bolivariana se ha proyectado como una sola voz en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en foros globales, como la reciente conferencia internacional sobre Medio Ambiente en Durban, África del Sur, donde hizo fuerte resistencia a las naciones industrializadas de Occidente, por su afán de burlar las obligaciones que a ellas, como mayores contaminantes del planeta, les corresponden.
Es, por tanto, un accionar basado en una concepción integral del mundo, que deja bien atrás los marcos estrechos regionalistas y localistas para abrirse al planeta entero, conscientes los miembros del ALBA de que todos los fenómenos de tipo económico y político-social que hoy se dan a nivel planetario están de alguna manera interrelacionados.
Se trata del reconocimiento y la asimilación de la globalización, pero no de la globalización neoliberal, sino de la globalización de la solidaridad proyectada al logro de una integración y cooperación universales para que la sociedad humana lo sea en el sentido pleno, en un mundo sin guerras, donde, como expresó hace años Fidel Castro en la ONU, no exista más la filosofía del despojo
No era de extrañar entonces que el ALBA enviara hace algunas semanas una delegación a Siria para expresar su apoyo al gobierno de Bashar al Assad, y que el Presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, fuera calurosamente recibido en Caracas, Managua, La Habana y Quito, cuatro de las ocho capitales del bloque.
Ha sido esta una expresión de solidaridad con quienes se oponen a la desfachatada práctica belicosa y de dominación de las grandes potencias de Occidente, encabezadas por el gobierno imperialista de los Estados Unidos.
Naciones desarrolladas “y civilizadas” que en estos inicios del siglo XXI han hecho de la agresión y ocupación de países enteros y del apropiamiento de sus riquezas naturales, política oficial de los estados, como vía para salir de la crisis en que sus propios manejos irresponsables de economía de casino, las han sumido.
El ALBA y su proyección mundial
La Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) no es solo un acuerdo de tipo económico y político de alcance limitadamente regional, sino que cada vez más proyecta su accionar en el contexto continental y hacia otros confines del mundo.Contrario a lo que muchos creen, la Alianza Bolivariana
LA creacion del ALBA trajo la liberacion comercial e ideologica de todos sus miembros eliminando los perjudiciales y desventajosos convenios de las oligarguias y neoliberales mediantes monstruosas trasnacionales NORTEAMERICANAS las cuales desangravan las economias LATINOAMERICAS llevando la peor parte los obreros o trabajadores gue debengavan miseros salario los gue se adactaban a propio veneficio de esos monstruos hoy el ALBA ha echado raices veneficiosas gue llegan hasta otros continente los cuales son vistos con recelos y maa fe de los enemigos del progreso y la union integral ya no solo latinaamerica y un poguito mas alla. Lazaro