Después de 12 años de separación la esposa de René González espera el fin del castigo.
Cuando Olga Salanueva conoció a René González, ella tenía 22 años y laboraba en un departamento de Contabilidad del entonces Ministerio de Comercio Exterior. “Yo tenía una compañera cuyo esposo era profesor de René -nos confesó-. Nos presentaron porque decían que cuando nos conociéramos funcionaría la química”.
En 1983, al año del noviazgo nacido en la playa, llegó el matrimonio. En diciembre de 1990, René González Sehwerert, uno de los Cinco antiterroristas cubanos, supuestamente secuestró una aeronave y marchó hacia los Estados Unidos con la misión de monitorear organizaciones terroristas radicadas en la Florida.
Es una lástima que no estés conmigo/ cuando miro el reloj y son las seis./ Podrías acercarte de sorpresa/ y decirme “¿Qué tal?” (…), quizás lamentaría también René, como Benedetti; más hoy, 14 de febrero, cuando el amor debe andar a sus anchas entre cuerpos y almas.
Olga, en este tiempo, cuando las parejas se unen y separan con una facilidad sorprendente, ¿a qué táctica o estrategia, como diría el poeta uruguayo, han recurrido ustedes para hacer sobrevivir el amor?
No hay una fórmula; nuestra relación, como la del resto de los Cinco, parte de la base de que han sido uniones por amor. Como se dice, el amor todo lo puede. No hemos permitido que terceras personas y mucho menos un imperio, puedan ejercer todo su poderío con el objetivo de separarnos.
La dignidad no nos permite y nos permitió claudicar, aun en los momentos más difíciles, aun en los momentos en que casi no sabíamos de ellos durante muchos años. No te hablo de este período de prisión; sino de cuando René se fue y estaba allá y yo aquí, apenas teníamos comunicación. Fueron tiempos muy difíciles, muy duros, muy tristes.
Cuando nos volvimos a encontrar (en Miami, 1996) fue como comenzar de nuevo a vivir. Nos dio la sensación de que esos seis años no habían existido, de que René se había ido hacía una semana.
¿Por qué?
Porque encontré al mismo René, y al reencontrarnos nos dimos cuenta que el amor estaba ya no intacto, sino que había crecido; y en esa esperanza estamos ahora. Sé que el día que René venga, que entre por esa puerta, me va a parecer que nunca se fue, y vamos a procurar que pase así. En todo este tiempo un imperio entero se ha ensañado contra nosotros; ha puesto todo su odio, todo su dinero, todos sus medios para destruir no solamente una pareja, para destruir una familia completa. Cuando digo una familia completa la multiplico por cinco. Tenemos una vida por delante, tenemos mucho que trabajar en pos de la felicidad de nuestra familia y de nuestra sociedad para estar pensando en esos rencores.
En sus contactos telefónicos con René, ¿cuál ha sido el último piropo o el halago que ha recibido de él?
El sábado grabamos el programa La luz en lo oscuro, de los muchos que ha hecho Radio Rebelde. Fuimos invitados por Arleen (Rodríguez Derivet) en ocasión del Día del amor. Fuimos todas las esposas y también Mirta, la mamá de Antonio. Ese día tuve la oportunidad de escuchar otra vez la voz de René; también hablaron Antonio, Ramón y Fernando, no posible hablar con Gerardo. Ese día me dijo el último piropo, convertido en una poesía, una poesía que él la guardó hasta el final.
¿Cómo han sido estos primeros meses para ustedes después de la salida de René de la cárcel el 7 de octubre pasado, bajo libertad supervisada?
Han sido difíciles también; los sentimientos a veces son encontrados. Uno se acuesta y se dice: por lo menos René no está en la cárcel, ya no tiene que estar pendiente de que si lo levantan, de que si tiene que desayunar a la hora que ellos quieran, que si no puede salir al patio, de que no lo dejan recibir una foto o no lo dejan recibir una visita allí… Uno piensa todas esas cosas y se dice: bueno, ya René salió de eso; pero inmediatamente te viene otro pensamiento. Ahora está en una situación que no se puede decir que es ni peor ni mejor; sino diferente, pero igual de cruel, igual de injusta. Está solo, René está en un lugar donde corre peligro. Él salió, cumplió con la famosa justicia, que no fue justicia para nada; él cumplió todos los días de su condena y aún tiene que recibir un castigo por el hecho de haber nacido en Estados Unidos.
En septiembre del 2000 René le escribió una carta usted donde le decía: “Yo creo que más temprano que tarde todo se resolverá y final volveremos a estar juntos con nuestras niñas para retomar la vida donde la dejamos con esa capacidad de amarnos que una mitad del mundo, sumado a casi la otra mitad, envidiarían”. ¿Cuánta valía tienen aún esas palabras para Olga Salanueva?
La vida la vamos a retomar; nuestra vida va a volver a tomar su cauce. Estamos empeñados en cuidar nuestra salud física y mental. Vamos a ver crecer nuestros frutos; aunque Ivette, la más chiquita, ya va a cumplir 14 años. A ella y a Irmita sí las veremos crecer como seres humanos; después vendrán nuestros nietos. Ese es el día que espero.
Memorable relato de amor donde a las claras puedo ver la presencia positiva en el pasado presente y futuro de sus relaciones humanas y sentimentales en el cual brilla la candidez y el respeto a la patria y al resto de los cuatro bravos y fieles hermanos de RENE GONZALEZ los cuales se muestra en este dialogo de OLGA SALANUEVA el que son partes del mismo amor que uno y otros mantienen vivos en sus pensamientos e ideales pues los une el amor a la patria que es tan intenso y verdadero como cada uno de ellos CINCO sienten por sus propias familias feliz dia a RENE GERALDO ANTONIO FERNANDO Y RAMON yo en lo particular les admiro por el respeto mantenido a todos los cubanos y cubanas pese a las dificultades por las que continua y injustas penas carcelaria a sus ideales y al ansias de justicia para nuestra patria. Lazaro