Vida y milagro de Segundo Rodríguez, primer espirituano en participar en los Campeonatos Mundiales de Béisbol Aficionado en Cuba.
En el interior de una humildísima vivienda, sita en Mirto 80, en la ciudad de Sancti Spíritus, se conserva, viva y perdurable, la historia de Segundo Ernesto Rodríguez, primer espirituano en participar en los Campeonatos Mundiales de Béisbol Aficionado en Cuba.
Entre fotografías, recortes de periódicos, anécdotas, el corazón y la soledad de Herlina Rúbert Ríos, su hija mayor, revive su grandeza.
“El vivió en Santana 16, lo recuerdo de joven que era largo y flaco, siempre jugando pelota, cuando yo tenía cuatro años se casó y se fue para La Habana, allí se desarrolló como pelotero, pero nunca quiso jugar como profesional”.
Las referencias se confirman en el libro Memoria de los Campeonatos Mundiales de Béisbol Aficionado, de Ediciones Deportivas, 1971, que llegó a mis manos por la gentileza del estadístico del béisbol Ignacio “El Chini” Guerra. Según consta en el texto, Rodríguez intervino en la tercera y cuarta edición. Ambas tuvieron por sede a La Habana en los años 1940 y 1941.
Apodado como “El Guajiro”, alcanzó su mayor destaque en el Tercer Campeonato donde Cuba obtuvo el título entre siete países y él se ubicó segundo de los bateadores con 433, detrás del nicaragüense Jonathan Robinson, con 444. En 30 veces al bate conectó 13 hits (entre ellos un triple) anotó cinco carreras, impulsó seis, robó dos bases y recibió tres boletos con dos ponches.
En el cuarto certamen de ese tipo donde participaron nueve naciones (Venezuela, oro; Cuba, plata) Rodríguez compiló 333, con 10 hits en 31 turnos (dos dobles y un triple), cinco anotadas, nueve impulsadas (segundo del torneo), una base robada y cinco boletos.
Rearmando esta historia esculpida a retazos a partir de consultas en el Archivo Provincial de Historia, de la inestimable cooperación del estadístico e historiador deportivo Sergio Pérez y del testimonio de Herlinda, definimos un perfil de este gran bateador espirituano.
La regia memoria que conserva Sergio a sus 82 años nos remite a
Segundo: “Lo vi jugar muchas veces aquí, en Lasalle Park, le decían Chacho, el zurdo. En ese terreno que era abierto, había una palmita por el jardín central y él pasaba la pelota por encima. Lo de Guajiro fue porque a todo el que iba para La Habana le decían así, él era el ídolo de Sancti Spíritus, movía multitudes”.
Su entrada al béisbol “grande” se produce en 1936 en el equipo Fortuna de la Liga Nacional de la Unión Atlética Amateurs, el mejor circuito del país. Allí militó junto a Juan Ealo. En dos ocasiones resultó campeón de bateo y viajó a diferentes países: México, Venezuela, Panamá. Jugaba en el jardín central.
En un artículo del periodista Elio Menéndez se hace referencia a la talla del pelotero de marras, quien hizo la noticia al jugar el primer partido de un equipo de béisbol amateur cubano frente a un conjunto de las Ligas Mayores norteamericanas. Fue el 27 de marzo de 1941 en el estadio La Tropical con la visita del Boston Rex Sox y que cerró con victoria de 2-1 a favor de Cuba. Entonces le tocó impulsar la decisiva en el octavo capítulo cuando con dos outs y hombre en tercera soltó metrallazo al centro.
Pero Segundo se nos devela silvestre en las nostalgias de Herlinda, quien conserva las decenas de cartas que intercambió con su padre y una marca honda que ahora delatan sus ojos tristes de 78 años.
“El no se casó con mi mamá, pero me dio su apellido que es Rúbert, sus padres se separaron y él se quedó solo con el Rodríguez de su madre, incluso al casarse debió hacer un cambio, una vez le reclamé que me había dejado botada y en una carta me dice: ‘no importa el apellido porque cuando me hice pelotero lo logré con el apellido de mi mamá, pero te quiero igual’.
“Era un blanco chino entoletao, era lindo y con una dentadura… era muy orgulloso y presumido, siempre andaba en traje y ¡con las mujeres! óyeme, aquí en Sancti Spíritus a veces tenía dos o tres”.
En 1968 se marcha hacia Estados Unidos a instancias de una de sus hijas. Allí muere el primero de marzo de 1974 a los 66 años.
“La cabeza se le llenó de guisazos, aquí vivía bien, en casa de su mamá era un rey, según él, trabajaba lavando piezas de avión, iba a los refugios a conversar con los amigos, me decía: ‘no vayas a comentar nada, pero me quedé sin trabajo’. A veces el orgullo y la grandeza chivan a las personas.
“Me mandaron una foto ya muerto, ¡cuando vi esa caja!…oye, mi papá tenía doscientas sesenta y pico de libras y cuando se murió pesaba 100…Grité como diablo. Mira, esta es la constancia de la funeraria de allá, la casa se me ha caído 40 veces, pero he conservado todo esto, soy una muerta de hambre pero tengo el orgullo de mi padre y mi madre, Dulce, que cantó en el Coro de Clave; él se enamoró, se fue, no me mandaba gran cosa pero algo me mandaba y nunca me olvidó, me nacía quererlo porque era mi padre”.
bien por ti, Lazaro buen comentario y sobre todo las cosas que suceden en la vida, otros le han ido mucho mejor tanto en Cuba como en el extranjero y es cosa del destino que Dios es el que lo conduce, siempre Elsa tiene la ultima en comentarios para mi y con el mayor respeto que le tengo a mucho periodista en Cuba, Elsa es la mejor y muy pronto estará trabajando en La Capital ver por ver, pero que ahi mantenga su sencillez y su profesionalidad que le caracteriza y sobre todo su forma de decir la verdad
Memorable y triste entrevista hay cosas poco razonables y poco entendidas del comportamiento humano pero existen diferencias seriamente muy marcadas que no hace falta ni escribir pues es muy posible que los lectores y yo hallamos entendido lo cruel que es el destino o la vida misma aunque se crea o no en las cosas sobre naturales pero si queda claro que gracias a esta entrevista se hubo de conocer un pedazo de reliquia muy meritoria que por el azar se conoce lo que con tiempos anticipados alguien tuvo que haber tocado fondo primero pues conocemos otros relatos de grandes como CONRADO MARRERO pero al parecer hay huellas que no fueron valoradas sobre quien fue el GUAJIRO RODRIGUEZ pero el destino muchas veces es cruel muchas veces en esta vida. Lazaro izquierdo