La muerte del joven miliciano Ventura Guerra Utrera, caído el 27 de septiembre de 1962 durante un cerco en Pelayo, repercute aún medio siglo después.
La mujer gruesa y trigueña demora en abrir la puerta de su morada y cuando lo hace mira al recién llegado con miedo, como si esperara una mala noticia. Al cabo de medio siglo de aquel septiembre infausto, aún padece el síndrome nervioso que con tantos sinsabores la ha marcado.
Sin embargo, un sentimiento de alivio se percibe en el gesto de Rosalba Guerra Utrera, cuando le expreso que quiero hablar sobre su hermano Ventura, caído durante el cerco contra una banda armada hace ahora 50 años.
Rosalba no tiene que hacer un gran esfuerzo para recordar, porque todos los días evoca a Ventura y a todos los que ya no están. Habla con adoración y nostalgia de sus padres, y la simple remembranza de los dolores terrenales y síquicos de la madre le hace saltar las lágrimas.
“Mis padres, Erasmo Guerra Venegas y Ovelta Utrera Estrada eran campesinos pobres. Él tenía un pedazo de tierra en la zona de Las Burras, detrás de Arroyo Blanco, que no alcanzaba para alimentar a la familia compuesta por 13 hijos. Allí estaba el bohío donde vivíamos.
“Ventura nació el 24 de julio de 1938 y solo pudo alcanzar el tercer grado, pues debió dejar la escuela rural de Yamagual, donde estudiaba, para ayudar a mis padres al sustento de aquellas 15 bocas”, sostiene.
UN CORAZÓN DE ORO
La mujer, casi sexagenaria, habla con devoción del hermano caído: “Ventura era una persona maravillosa, muy humilde y siempre preocupado por el bienestar de mi madre. Si una peseta se ganaba, una peseta era para ella. Cuando ella perdió a los jimaguas a causa de la gastroenteritis, eso la afectó mucho. Eran gemelos idénticos y por entonces los más pequeños de la prole.
“Entonces Ventura no sabía qué hacer para tratar de confortar su ánimo. Encima de la miseria, aquella desgracia… Por esos días en la casa se empezó a hablar de Revolución cada vez más seguido. Mi papá y mis hermanos mayores estaban contra el régimen de Batista, un día Ventura no vino a almorzar ni a comer. Se había alzado en el Frente Norte con las tropas de Camilo”.
EN LAS MILICIAS
Ella era muy pequeña cuando triunfa la Revolución y apenas recuerda al joven combatiente vestido de verde olivo, la alegría de su primera visita a la casa paterna en enero de 1959 y todos esos detalles que sí atesoran sus hermanos mayores.
Después Ventura se desmoviliza y vuelve al trabajo en el campo,
pero no sería por mucho tiempo. Pronto el macizo de Guamuhaya se infesta de bandoleros y comienzan a oírse historias espeluznantes de crímenes cometidos por ellos. Ventura, sus hermanos y su padre no tardan en hacerse milicianos.
“Él se fue para el Escambray y estuvo por allá cerca de dos años movilizado en la lucha contra los bandidos. Al cabo de ese tiempo, durante el cerco a una banda allá por Pelayo le dieron un tiro en la ingle y falleció a causa de la hemorragia causada por la herida.
“Recuerdo que el 27 de septiembre de 1962, el mismo día del cumpleaños de mi hermano mayor, Serafín Guerra, llegó el casillero Benerardo Jiménez a mi casa. Él le dijo a mi mamá que Ventura estaba herido. Entonces trajeron a mi mamá para Arroyo Blanco y de ahí la trasladaron para Jatibonico, que fue donde supo la gravedad de lo ocurrido: Ventura estaba muerto.
“Yo, entonces con nueve años, me afecté mucho. En la escuela no asimilaba las materias debido al trauma nervioso. Tuvimos que luchar muy duro viviendo del campo. Después, paso a paso, fuimos mejorando”.
Hoy Rosalba tiene dos hijas, nietos, sobrinos y aún le quedan cuatro hermanas y tres hermanos, pero se estremece cada vez que tocan a su puerta.
Agradecida y elogiada,por la publicación del artículo con el titulo Corazón de oro.le queda justo a la medida a los valores y sentimientos de Rosalba,mi madre,hoy me encuentro en Venezuela cumpliendo mision internacionalista,con 40 años cumplido, nunca he olvidado toda la tristeza que envolvió la vida de Odelta mi abuela.recuerdo siempre que los colores de la ropa que usaba, siempre fueron entre blanco y negro,la mesa de 6 sillas que tenia en su comedor siempre estaba llena de las cosas de Ventura ,mi tio,una gran y linda foto vestido de militar,acompañado de todos los regalos que cada dia de las madres le hacia el gobierno de Jatibónico.nunca se escuchó música en aquel apartamento,el luto y el dolor de esa madre estaba en sus huesos,dolor que nunca superó ,ni con el venir de los años y el creciminto de la familia.Mi madre muy niña para aquel 27 de septiembre.nunca pudo superar este suceso,Corazón de oro le hace honor bien merecido a esa guajirra de las burras ,a esa mujer que no sabe de odios.a esa mujer que no pasa un dia en que no tenga algo que regalarle a alguien.
Ventura aquel niño valiente,buen hijo ,buen amigo y hermano,que siempre supo que la forma de salir adelante era la lucha .
Esta pena que lleva marcada a ROSALBA de por vida fue producto del culto miserable y criminal que los mas indigno y carentes de ETICA que solamente se les puede comparar con JUDAS ESCAREOTES claro esos son los imperialistas norteamericanos los que son tremendos oportunistas que nunca piensan en la vida de los campesinos de aquel momento armaron asesinos de carreras carentes de virtudes cristianas sociales y mucho menos humana como MARIONETAS han hecho sufrir una familia sencilla de campesinos sin pensar ellos mismo los bandidos alzados del ESCAMBRAY que los gringo no tienen amigos solo perros servil pero la ignorancia indignidad de estos bandidos les tenia cegada las razones de la buena voluntad por las mismas promesa hoy los mercenarios internos son tan asesinos como los bandidos que provocaron la muerte del bravo miliciano VENTURA y causan momentos tristes a otras familias como aun hoy sufre ROSALBA la perdida de su hermano. Lazaro izquierdo