Jesús García dejó de existir a los 85 años de edad. El Kíkaro, para los espirituanos, tejió una historia donde se tuercen las marcas de la sangre y la gloria: unas 120 peleas y 80 victorias en poco más de una década en las filas del profesionalismo.
Ya no volverá al parque que hizo suyo desde que el azar y la necesidad le hicieron aferrarse a los puños en los tiempos del boxeo profesional. Ya no le regalará sus mañanas de jaranas y anécdotas. Jesús García, el Kíkaro, para los espirituanos, dejó de existir a los 85 años de edad.
No pudo esta vez esquivar el último golpe de la vida en medio de enfermedades. No a la manera que encontró siempre de hacerlo entre cuerdas. No como cuando hizo a un lado su cajón de limpiabotas y sus años mozos se trocaron en los horrores de los cuarenta del pasado siglo.
A la vera de un amigo subió al ring más por las urgencias de los quilos, que por las destrezas de los puños. Así enfrentó a Acorazado Martínez: “un hombre temible con 20 libras por encima de mí…, me dio un planazo en la cabeza que caí y ni escuché cuando contaron hasta 10, seguí porque me pagaban y veía cómo tipos más infelices que yo boxeaban también”, recordaba hace algún tiempo.
Así desandó por las migajas del boxeo amateur hasta atraer el olfato de Pincho Gutiérrez, mánager del mítico Kid Chocolate para ya nunca más desprenderse de las cuerdas.
Entre estas tejió una historia donde se tuercen las marcas de la sangre y la gloria. Unas 120 peleas y 80 victorias en poco más de una década en las filas del profesionalismo. Varias de ellas memorables, como con el imponente Azucarado: “Me tiró ocho veces y como el árbitro no paraba, yo mismo le avisé”, o con Kid Fichique, campeón wélter de Cuba.
“Entrenaba cuando podía, me lo propusieron, y dije: ¿cuánto hay, 200? Ni lo pensé, con ese dinero me fajo hasta con Rocky Marciano”.
A fuerza de magullones buscó en la técnica un refugio. También como arma de esquiva ante sus carencias como pegador. Así evitó golpes, granjeó el favor de apostadores, regaló a la prensa los mejores titulares y a los salones, las tarifas más jugosas con la venta de etiquetas: ¡Kíkaro vs. Borbón Oriental, Chocolatito Villaclareño, Kid Bururú, Eladio Vives… “Ese me llevaba un chorro de libras, eran los carnavales de aquí y me pagaban 120 pesos”.
Otros cuadriláteros no conocieron de su carisma. “Nunca me dieron chance a salir de Cuba, pero aquí le gané al campeón de Venezuela, al de Perú, yo no perdí con ningún extranjero”.
A hurtadillas anduvo el Kíkaro en los finales de los 50. En los trajines del clandestinaje sorteó otras “fintas” no menos peligrosas. La cordura y cierto asomo de hastío le hicieron colgar los guantes. “Era el 59, tenía 29 años, y me di cuenta de cómo algunos tipos que antes me tenían miedo, ¡coño!, querían pelear conmigo, me dije: Kíkaro, quítate ya”.
Los bolsillos semejaban su tiempo de limpiabotas y su gloria quedaba en las tajadas de apostadores. Hasta Pinar del Río se fue a un combate no menos difícil: luchar contra bandidos.
Entre estibas de sacos en el frigorífico espirituano se hizo árbitro internacional. Entonces saldó una deuda que le retorcía de cuando en vez: “Siempre paraba la pelea cuando veía muchos golpes y como juez, una vez voté contra mi hijo”.
Kíkaro García toma asiento en su parque de siempre. Anda de blanco y con gorra bolchevique. Regala su sonrisa limpia y, de reojo, lanza su piropo.
“Este parque es mi vida”, diría. “Aquí empecé en el boxeo para ganármela, el día que no vengo aquí es porque pasa algo grande”. Y pasó, lamentablemente.
Soy nacido en S. Spiritus, actualmente vivo en Santa Cruz de Tenerife. Conoci a Jesus Garcias (El Kikaro). Desde muy pequeño practique ese deporte de los puños y las esquivas, en varios combates mios el impartia justicia. A los familiares y amigos mi mas sentido pesame, Que dios lo tenga en la gloria.
mi sentido pesame a la familia del kikaro,mi amigo,pregunte por el en mi visita a sancti spiritus en el mes de febrero,y hoy leo la noticia de su fallecimiento,QUE DIOS LO TENGA EN SU SENO,sin duda muy jocoso y un buen ser humano,saludos a mi sancti spiritus querido,desde la ciudad de atlanta,georgia,usa,
Queda la gloria y honra del REVOLUCIONARIO que fue el KIKARO y el BOXEADOR necesitado el cual sacrifico su juventud en el peligroso y abominable BOXEO profesional trabajo garantizado para los pobres mayoritariamente pues pocos conocieron el exito y fortuna es una lamentable perdida pero uno tiene que encontrar lo positivo de la vida del KIKARO que a mi punto de vista su vida y obras fueron y continuaran siendo positivas pues el fue una escuela llena de buenas ideas y obras REVOLUCIONARIAS las cuales impacta para beneficio sus memorias esta ahí presentes y van perduran pues son claras y valedera para que se tenga una referencia de la vida cruel y desesperada para los pobres y negros en la TIRANIA BATISTIANA. Descanse en paz KIKARO. Lazaro