Dirijo según lo que tenga en la mano, dice Víctor Mesa en exclusiva con Escambray. Polémico como siempre, el exjugador de Azucareros, Villa Clara, Las Villas y el Cuba se ha convertido en la noticia de la Serie 51 del béisbol nacional.
Jugó con furor y pasión como pocos. Así robó el home ocho veces, un suceso inédito, atrapó los lances más espectaculares, llenó estadios, reventó los termómetros de la popularidad.
Encaja en los calificativos más encontrados: inquieto, controvertido, polémico, loco. Llegó y conquistó a Matanzas e hizo la noticia de la Serie 51. Gracias a él, hacia la Atenas de Cuba se voltean los ojos del país. ¿Podrá clasificar? ¿Vencerá el “cuarto reto”? Las anécdotas sobre su peculiar manera de conducir desbordan las fronteras yumurinas, corren por boca de gran parte Cuba y también por Sancti Spíritus.
Villaclareño por sangre, matancero por adopción, cubano por derecho, Víctor Mesa Martínez sigue siendo el showman de la pelota cubana.
Escambray le abre sus páginas, a quien desde el prefacio de la temporada implantó la polémica: “Voy a clasificar”, dijo, y ganó incrédulos. “Había visto al equipo, sabía que coordinando algunas cosas y un buen entrenamiento se podía hacer el trabajo, buscando un buen cerrador con otro abridor, que aun no he conseguido, podíamos fajarnos por clasificar, aunque no aspirábamos a mantenernos en el lugar que estamos. Ya se venía haciendo un trabajo, el equipo tiene jugadores, no conocidos, pero sí con condiciones que por momentos no sabían utilizar en un terreno de pelota.
“No dudé mucho en tomar la decisión, sí puse algunos requisitos, pedimos mejorar algunas condiciones a los atletas, dije: ‘si ustedes cumplen, yo cumplo’, y hasta ahora todos estamos cumpliendo. Ha sido muy importante el apoyo del Partido, el Gobierno, el INDER.
A los muchachos le exigimos mucho, puedo decirte que demasiado, pero hay un pueblo que tiene ansias de béisbol, y está llenando estadios”.
Llegó y domó a unos cocodrilos dormidos. En el intento ha perdido cinco kilos de peso, algunos jugadores también. “No fue fácil, todavía no es fácil, el trabajo no es solo mío, aglutinamos un cuerpo de dirección muy bueno y otros ayudan en la reserva.
“Desde el inicio inculqué la disciplina, a Garlobo le dimos una segunda oportunidad, se autocriticó por el periódico, somos humanos y cometemos errores, está muy bien, más que el bateo lo mejor que tiene es la disciplina”.
Desoye el llamado “librito”. No hay alineación que repita. No tiene a menos sentar al mismísimo líder de los bateadores o tocar con marcador en contra. El banco semeja otro terreno de pelota.
“Trabajo juego a juego, día a día, la alineación la he cambiado en todos los juegos, siento a un atleta cuando creo que el del banco lo va a hacer mejor, me fijo y digo: este no está sacando bien el bate, no lo veo bien, eso lleva una psicología, conocer cada jugador. El banco tiene que estar activo, tienes que tener un segundo hombre, algunos pueden fallar, enfermarse, pero hay que preparar a todo el mundo para jugar”.
En el “Huelga” algunos toman la instantánea desde sus celulares. Otros disfrutan o cuestionan. Aunque acaba de ganar, Víctor pone a repetir hasta el cansancio el toque en que falló uno de sus jugadores.
“Se hacía cuando jugaba, lo hice en Villa Clara y lo hago en Matanzas, conjunto que el pasado año fue el peor en defensa y ahora es el primero, eso significa que es bueno lo que hacemos, que no se hace por castigo.
“A veces me pongo histérico, pero es por el ansia de victoria, ellos están conscientes y están aprendiendo a conocerme, cuando hacen algo mal, saben que me pongo cabrón, si no hasta los dejo tomar dos cervezas y conversar con alguna muchacha”.
¿No es un extremo quitar a Fonseca vs Sancti Spíritus con solo un bateador enfrentado, o traer frío a Pedro L. García?
“¿Cómo con 14 años en la pelota no sabe tirar una bola franca? Ahí puedes perder el partido, hacemos dos o tres carreras por juego, no puedo dejar que hagan cuatro para después quitarlo. Lo otro, no pongo pitcher frío, solo no quería que lo vieran, le dije: calienta rápido y bien en el bullpem porque según el bateador que venga te pongo a tirar o no, era Bello, le dije: empieza y lo dominó”.
¿Inspiración?
“Estrategia habilidosa, lo he hecho tres veces y me ha salido bien”.
Hasta acá llegó la anécdota de cierto autocastigo. Víctor deja ir el ómnibus y se traslada trotando hasta el hotel…“No fue tanto así, pero si lo tengo que hacer, lo hago con gusto, eso tal vez sea por un día que perdimos porque picó una pelota entre dos, entonces nos fuimos para el Viaducto y los puse a coger fly, la gente llenó aquello, parecía que estaban Los Van Van”.
Suena raro “hablar con los padres” entre hombres “creciditos”.
“Si tienen problemas les digo: dile a tu mamá qué te pasa, si no, que venga, le explicamos, no todos están de acuerdo si es contra su hijo, qué le vamos a hacer, lo mío es quedar bien con el grupo y con el pueblo”.
Dirige como jugó durante 19 años, a puro riesgo, a puro corazón. Extrae un lanzador como tomarse un vaso de agua. Sustituye a un bateador en conteo. En una suerte de “scuateo”, sigue cada noche la subserie que trasmite la televisión: “Sigo viendo el contrario, mis entrenadores también” y vibra con el partido Villa Clara- Industriales.
“Dirijo según lo que tenga en la mano. El equipo no es buen robador, si tengo una estrategia de poder tocar la bola, adelantar, la hago y gano. Siempre les explico que andamos tras la victoria y lo que sea por eso”.
Otro de los retos fue echarte el público en un bolsillo: “Gracias por devolvernos la pasión”, “Víctor = victoria”, rezan los carteles.
“No tanto como en un bolsillo, estamos dedicando todo el esfuerzo y la capacidad para el disfrute del pueblo, no esperaba esa reacción, por ejemplo lo del Juego de las Estrellas fue apoteósico”.
Crítico férreo de los lastres que mancillan el béisbol, cree en la entrega sin límites y su verbo atiza no pocas ronchas cuando se enciende a favor del béisbol.
“La atención a los atletas está floja, es aceptable para quienes somos olímpicos, hay que dar una atención monetaria a los que están en la Serie, el país puede hacer un esfuerzo en moneda nacional”.
Muchos piensan que le haces falta al Cuba…
“Eso no me preocupa, te lo juro por mi madre y mis hijos, ponlo así mismo, me preocupa Matanzas”.
En materia de disciplina no admite concesiones aunque tenga que apelar al “régimen militar” o prescindir de un lanzador de 90 millas.
“Les digo: las derrotas no se disfrutan, cuando se pierde, aunque ganemos cinco seguidos, se perdió, no hay risas, no hay música en la guagua, ahí sí hay castigo hasta para mí, a dormir a las diez de la noche, porque tienen que darse cuenta qué buscamos, qué estamos logrando y qué beneficios pueden obtener”.
Hasta dónde es cierto que dijiste alguna vez: “Si dirijo los Gallos soy campeón todos los años”. ¿No es demasiada pretensión?
“No lo dije, cuando eso estaba Lourdes y lo respeto mucho, jugamos juntos, somos hermanos; ni ahora lo digo tampoco, solo dije que si él no dirigía, yo podía hacerlo, pero ahora ya estoy en Matanzas”.
Sigue siendo el hombre intranquilo que cercena los nervios de cualquier lanzador o la paciencia de un receptor. Tal vez porque aún le revienta aquel retiro forzado que le dejó ganas en el cuerpo, Víctor dispara un cuadrangular con 52 años en un juego de estrellas. Y su moral se agiganta ante sus pupilos. “Saben que el batanga de ellos está bien, practico con ellos, doy mis jonrones, les toco la bola, hago todo”.
¿Has pensado qué sucedería si no cumples el cuarto reto?
“Vamos a clasificar”.
Interesante entrevista, nos permite adentrarnos en la filosofia e interioridades contada por su protagonista, solo un detalle, Victor Mesa es azucarero porque así se le llama a los equipos de Villa Clara, pero inicio su vida deportiva en series nacionales con el equipo Villa Clara, nunca milito en los equipos azucareros, aunque es continuador del juego y tradiciones de ese equipo.
SS, sigue sin convencer
Muy buena entrevista, muy buenas respuestas.Por favor serìa muy bueno que si se publica en el Periòdico, se le haga llegar un ejemplar a cada jugador del equipo de Sancti Spiritus incluido su cuerpo de direcciòn para ver si despiertan.Ahhh y aunque no lo dijo por ètica o modestia quizàs los Gallos fueran campeones hace rato bajo la direcciòn de Vìctor, aunque parece que la palbra campeones la borraron de la filosofìa de juego,de la entrega cotidiana, de los mètodos de direcciòn y hasta de la atenciòn a los atletas por parte de la provincia.
muy bueno el comentario de Jacomino, es hora que llamen a capitulo al equipo de SS, las autoridades de la provincia tdeben reunirce con ellos y que reaccionen y el que no quiera dejar la piel en el terreno, que se vaya para su casa, los estelares tienen que dar el paso al frente y la prensa tiena que ser mas critica y objetiva e ir al fondo del problema y dar la informacion al pueblo, es un bochorno para los espirituanos que su equipo no clasifique,