El enfrentamiento armado a las bandas contrarrevolucionarias en el Escambray según el estudioso Aurelio Gutiérrez.
Ofrece una versión asombrosamente diferente de los bandidos, aunque al final de la disertación deja bien establecida una opinión imparcial. Sus investigaciones conservan la rara virtud de haber nacido cuando aún rondaban por el lomerío los estertores de la muerte. Dolor, miedos, terror. Una guerra de resistencia armada durante casi cinco años cuyas heridas todavía no cicatrizan.
Y en medio de ese trágico vórtice, este hombre enjuto, parco en palabras sobre sí mismo, con la ética siempre a mano, que busca al menos acercarse a la verdad. Aurelio Gutiérrez, investigador, escritor y sobre todo promotor cultural, admite que su tiempo más fecundo transcurrió cuando dirigía el Museo Nacional de la Lucha Contra Bandidos, donde durante unos 12 años indagó sobre el enfrentamiento armado a las bandas contrarrevolucionarias en el Escambray y en todo el país.
Merecedor de la Orden por la Cultura Nacional, entre otras condecoraciones, plasmó en varios escritos los mundos del bandidismo, incluido el conmovedor testimonio novelado La defensa de Polo Viejo, ganador del premio La Rosa Blanca de la UNEAC y con una reciente adaptación cinematográfica. Además, durante años trabajó en otras instituciones culturales e investigó y publicó materiales sobre la historia y cultura trinitarias.
Ya jubilado, prefiere la tranquilidad de un ambiente familiar donde las artes han bordado destinos: la esposa, bibliotecaria e investigadora, y el único hijo, escultor y fotógrafo. Lecturas, películas y la inquietud de alguna investigación en el tintero sellan sus rutinas.
Usted estudió un tema neurálgico en Trinidad, donde aún viven las partes en conflicto, ¿cuáles discrepancias lo han marcado?, ¿cómo sorteó los inconvenientes de dirigir un museo que expone elementos cuestionables para algunos?
Decía Carpentier que los hechos históricos solo se pueden estudiar con el distanciamiento necesario. Pero, en este caso, que estuvieran vivos los protagonistas facilitó las investigaciones, sin dejar de ser complejo porque existen elementos de enfrentamiento.
El museo se convirtió en un factor importante para la promoción y la investigación. Siempre he sido un promotor cultural, no soy un teórico ni un historiador, no tengo formación ni vocación para ello, pero he utilizado la historia para dar a conocer un importante aspecto de la cultura combativa de nuestro pueblo.
Sin embargo, para investigar con la objetividad necesaria uno tiene que desconocer los compromisos. Eso me permitió comprender que muchos de los que se enfrentaron a la Revolución en esta etapa fueron víctimas de circunstancias sociales, geográficas, de clase.
Muy pocos alzados en armas pertenecían a las clases dominantes, casi todos eran campesinos, obreros agrícolas o desclasados, que de hecho luchaban contra sus intereses.
En las entrevistas a colaboradores siempre surgía el tema de la ayuda recibida históricamente de los propietarios de las tierras. Uno me dijo que se pudo casar gracias a cinco pesos que le regaló el dueño de la finca. Y otro argumentó que su hijo vivía gracias a la penicilina que le había dado el terrateniente cuando estuvo enfermo.
Este no era un problema recién empezado. Durante generaciones estos hombres eran los trabajadores de los terratenientes. La dependencia se heredaba junto con la tierra de donde podían ser expulsados en cualquier momento. Imagínate, en una oportunidad detienen a alguien porque estaba alzado, lo traen a Trinidad y cuando de lejos ve el mar aquel campesino esposado en un yipe dice: “¡Coñó, qué clase de malangal!”. Ni siquiera había visto nunca el mar, su universo cultural eran tan primario que cualquiera podía manipularlo.
¿Y mantiene esa misma percepción de víctimas y manipulados también sobre los líderes de las bandas?
Aunque la ambición tuvo, en la mayor parte de los casos, un papel protagónico, las limitaciones culturales no se pueden desconocer. ¿Quiénes eran los jefes de las bandas? Vamos a ponerte un caso significativo, el de Osvaldo Ramírez, un machetero que vivía de chapear, que un día se enteró de que a alguien le pagaron porque se cortó un dedo y decidió sin pensarlo dos veces hacer lo mismo, para dar el primer pago de un camión de tirar madera. Esa era su aspiración más alta.
Se incorporó a la lucha armada contra Batista, pensando que con el triunfo podía vivir de un cargo público y aunque acumuló méritos en su hoja de servicios, sus limitaciones culturales le hicieron cometer un error tras otro. Después de 1959 fue el único oficial del Ejército Rebelde que desalojó campesinos en tierras que habían sido ocupadas durante la guerra. El Che, que era quien había entregado las tierras provisionalmente, al amparo de una orden del Ejército Rebelde, ordenó su destitución. Ciego de resentimiento comenzó a conspirar.
Como jefe de una columna contrarrevolucionaria, en enero de 1961, ordenó el asesinato del maestro voluntario Conrado Benítez y del campesino Erineo, entre otros crímenes. Muere en combate en abril de 1962, cuando trataba de escapar de la persecución de las milicias.
¿Qué fue lo más revelador de todo ese momento histórico, de esta investigación tan interesante?
Además del aporte del pueblo cubano, que ofrendó muchas vidas y sufrió mutilaciones, durante el enfrentamiento armado muchos miles de nuestros combatientes en todos estos años no pudieron estudiar, ni atender a su familia, o cuidar su salud, porque estuvieron resistiendo dondequiera a las bandas. Esa gente dedicó su tiempo, su juventud a la Revolución.
Fueron héroes todos aquellos que vivían con sus familias en los lugares intrincados y que, identificados públicamente con la Revolución, por el día veían llegar a nuestras fuerzas y por la noche eran acosados por las bandas. Todavía no se ha estudiado bien esta época, es algo que les debemos a esos hombres y mujeres del pueblo.
Hace unos años se polemizó sobre la muerte de Alberto Delgado, ¿con cuál versión de los hechos se queda?
Eso fue muy polémico, ahí había dos bandas, la de Cheíto León y la del Cordobés. Yo no tengo elementos concluyentes, después de consultar la documentación, no aparece ninguna información que ponga en duda el guión de la película El hombre de Maisinicú, pues los compañeros del ICAIC, que investigaron mucho antes, pudieron contar con datos más frescos.
¿Qué significado, qué sentimiento especial guarda sobre la historia de Polo Viejo?
Polo Viejo fue muy importante para mí, porque al concluir la investigación comprendí que la defensa de ese caserío montañoso era un ejemplo anticipado de lo que se definió como la guerra de todo el pueblo, era la única solución de enfrentamiento al imperialismo. Si cualquier lugar de nuestro país funcionaba como Polo Viejo, nadie podría ocuparlo. Allí una tropa élite de 40 hombres muy bien armados, con experiencia militar y con el factor sorpresa de su parte, asaltaron un lugar defendido solo por seis hombres, una mujer y un niño, y fueron rechazados. Una cosa increíble.
Sin embargo, dejó de investigar estos temas y se dedicó a los de cultura e historia de Trinidad, fundamentalmente para el turismo, ¿por qué ese giro de 180 grados en la profesión?
Estaba enfermo, me advirtieron que no podía sufrir tensiones, no podía seguir dirigiendo. Artex me ofreció trabajo para editar libros sobre Trinidad, trabajé las artes plásticas, la historia, la religión. Además, había necesidad de un texto en función de informar al turismo. Se hizo primero una monografía sobre la historia, que se sacó en varios idiomas. Después salió una guía turística. Luego empecé con una editorial nacional, que me facilitaba disponer de más tiempo. Era un trabajo agradable, sin tensión laboral. En esto también influyó la presión económica del período especial, necesitaba cubrir económicamente lo más perentorio.
Los jóvenes casi no hablan de las raíces de la nación, ¿considera que echaron a un lado la Historia?
La culpa no es de los jóvenes, es que no hemos sabido trabajar con ellos. El asunto consiste en darles a conocer qué hicieron sus padres, sus abuelos, las generaciones que han venido fundando la nación, de forma tal que eso tenga para ellos un rango de importancia esencial. Estos temas no se les pueden hacer llegar como algo impuesto, o como un teque. El asunto es que aprendan a valorar su propia historia que es increíblemente extraordinaria, gracias sobre todo a la Revolución, pero no solo a la más reciente, sino a la que comenzó en el 68 del siglo XIX. Es una historia tal que gracias a ella nuestros adversarios no han podido someternos.
Un saludo a mi hermano Aurelio Gutierrez Gozalez, desde Tijuana Mexico. Jose Antonio Gutierrez Zamudio
Fue muy interesante platicar personalmente con mi hermano, a quien conoci en mi unico viaje a la Havana, y por supuesto que lei el libro y Dios habla Castellano, ademas de la batalla de Polo viejo.
Felicidades, gente muy interesante y ademas mi hermano.
Agradable testimonio que pena por diversas razones no haber logrado sus objetivos AURELIO GUTIERREZ pues todos vinimos a este mundo a cumplir positiva honradamente y para el bien de nuestros semejantes pero si con cuerdo con legitimidad con sus postulados pues por desgracia el ignorante se hubo de creerse en deuda con los pudientes del otrora BATISTATO que en realidad la incultura les hizo ciegos no de sus ojos de mente ideas y por desgracia peor aun descerebrados pues pensaban que 1+1 era 4 y nunca de hubieron de dar cuentas que fueron manipulados haciendo un papel que a ellos no les hubo de corresponder pues esta claro que la ignorancia matas los pueblos pues le comen lo de bueno que puedan tener recuerdo que el imperialismo es habido y los pobres guagiros de SANCTI SPIRITUS hubieron de caer como incautos. Lazaro izquierdo
Agradable testimonio que pena por diversas razones no haber logrado sus objetivos AURELIO GUTIERREZ pues todos vinimos a este mundo a cumplir positiva honradamente y para el bien de nuestros semejantes pero si con cuerdo con legitimidad con sus postulados pues por desgracia el ignorante se hubo de creerse en deuda con los pudientes del otrora BATISTATO que en realidad la incultura les hizo ciegos no de sus ojos de mente ideas y por desgracia peor aun descerebrados pues pensaban que 1+1 era 4. Lazaro izquierdo